El micromentario de Pepe Belmonte: 'El capitán Trueno de la política'

Murcia

Se llama Luis Pérez Fernández, nació en Sevilla en 1990, y es conocido como Alvise Pérez, líder de la agrupación electoral Se Acabó la Fiesta, que, sorprendentemente, en las últimas elecciones al parlamento europeo de 2024, obtuvo tres diputados y ochocientos mil votos, de personas que veían en él poco menos que a una especie de Moisés capaz de conducir a su pueblo a la Tierra Prometida.

Su currículum se limita a ser un tipo conocido por los bulos que difunde a través de las Redes Sociales, hasta el punto de que, en una de ellas, la más conocida y popular, X, ha sido suspendido indefinidamente por su actitud dañina y torticera.

Alvise es uno de esos políticos de nuevo cuño que ha venido a comerse el mundo, a poner orden en nuestras vidas, a acabar, de un plumazo, con la corrupción, a darle un nuevo aire de honestidad y honradez a la política española.

Hace unos días hemos sabido, que este capitán Trueno de la política, ha admitido que aceptó cobrar la bonita cifra de cien mil euros, en efectivo y sin factura, para no dejar rastro de su fechoría, de parte de un empresario, en concepto de “honorarios privados”, con el noble fin de “poder tener más ahorros”.

Al mismo tiempo, en un vídeo que ha sido publicado en un medio de comunicación, el mismo Alvise, el don Quijote español que ha venido a salvar a las damas de los temibles dragones, se ha declarado culpable por ser, cito, un “autónomo que ha cobrado en efectivo un trabajo”. Y lo ha hecho, alegando, en su propia defensa, que actuaba contra “el terrorismo fiscal del Estado”.

Para este muchacho, al que tan tempranamente, sin esperar al año de su condición de político, se le ha visto el plumero, y ¡menudo plumero!, los trabajadores de este país, que no es su caso, viven esclavizados a impuestos, por lo que, cito de nuevo, “cobrar una actividad ilegal de quienes no hacen factura es muchas veces, la única salida que queda”.

Tipos así, verdaderamente despreciables, son los que contribuyen a que los políticos “normales”, ni buenos ni malos del todo, como el

presidente Pedro Sánchez, al que el Partido Popular ha puesto precio a su cabeza, parezcan poco menos que Winston Churchill, quien, a su vez, dejó dicho que “el problema de nuestra época consiste en que los hombres no quieren ser útiles, sino importantes”.