En el nombre de hoy, con José Miguel Rojo: 'La vieja Europa'
Columna de opinión del politólogo y profesor de Ciencia Política y Opinión Pública de la UMU

En el nombre de hoy: 'La vieja Europa'
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Murcia
En el nombre de hoy, 12 de mayo, hablamos de Europa.
Los europeos nos pasamos el día juzgándonos con dureza. Está bien ser crítico, pero convendría recordar que fuera de Europa hace mucho frío.
Europa es sinónimo de sanidad pública, Estado de derecho, bienestar social, y libertades civiles. Europa es sinónimo de ciudades habitables, tradición ilustrada, patrimonio histórico y belleza. Europa es la cuna del conocimiento y de la civilización. Un remanso de paz al que nos ha costado llegar, pero que por fin hemos podido construir. Sabemos, sin embargo, que Europa hoy no es sinónimo de poder militar, ni de innovación tecnológica, ni de dinamismo demográfico. Tampoco es el corazón financiero del mundo. Sus remilgadas formas democráticas, sus altos niveles de desarrollo y su respeto por los derechos laborales la convierten, curiosamente, en un fantástico oasis decadente, asediado por la voracidad de las autocracias.
Todo el mundo sueña con tener lo que tiene Europa, aunque no lo reconozcan. Todo el mundo quiere venir a Europa, pero en Europa todos tenemos la sensación de que nos hemos convertido en un fósil estéticamente supremo, pero inservible, una especie de museo que concita charlas esnob, mientras el mundo de verdad sucede afuera. Europa sigue teniendo hoy el liderazgo moral y estético en todo el mundo, singularmente tras la histérica deriva de los Estados Unidos. Pero esto parece no importarnos demasiado.
Europa ha dejado de reivindicarse y comienza a creer que no es superior a los demás. Se equivoca. Una superioridad que no deriva, como algunos quieren hacer ver, de un elemento étnico, sino de un proyecto político pluralista, democrático y radicalmente social. Sin el liderazgo europeo en el mundo, el terror y la crueldad se expandirán. Por eso, no deberíamos hacernos el flaco favor de fascinarnos con otras realidades y cuestionar lo que todavía hoy resiste como una verdad objetiva: en Europa la vida es mejor.
José Miguel Rojo




