El amor que duele: cuando una persona no puede disfrutar sanamente de su relación y siente ansiedad por temor a perderla
La psicóloga y sexóloga Anna Gil Wittke acompañada del especialista en dependencia emocional Jorge Castelló Blasco, nos hablan del peligro de vivir una relación desde la necesidad y no desde el amor

Anna Gil Wittke: dependencia emocional, el amor que duele
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Murcia
El psicólogo clínico Jorge Castelló Blasco, especialista en trastornos de la personalidad y dependencia emocional, ha sido esta semana el invitado del espacio Hablando Claro, que junto a Anna Gil Wittke, escuchamos cada jueves en el programa Hoy por hoy Murcia.
En este caso, Castelló Blasco ha participado en este espacio donde ha vuelto a poner el foco en una de las problemáticas afectivas más comunes y menos comprendidas: la dependencia emocional.
El psicólogo especialista en trastorno de la personalidad y dependencia emocional, autor de obras como 'Dependencia emocional: características y tratamiento” y “Amor y poder: una teoría completa sobre la afectividad humana”, entre otros, propone una visión clínica e integradora de este fenómeno, que define como un trastorno de la personalidad con entidad propia.
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Según Castelló, la dependencia emocional es "una necesidad excesiva de tipo amoroso que una persona siente hacia otra, generalmente en el contexto de una relación de pareja, y la tendencia a establecer este tipo de comportamiento de forma repetida".
En muchas relaciones marcadas por la dependencia emocional, se repite un patrón que genera un profundo malestar psicológico: la persona idealiza a su pareja mientras se desvaloriza a sí misma, lo que la lleva a temer intensamente una posible ruptura, incluso cuando la relación es claramente dañina. Esta inseguridad constante se traduce en una necesidad compulsiva de contacto y validación, que puede manifestarse en llamadas, mensajes o gestos de afecto reiterados. A medida que la relación se convierte en el centro exclusivo de su vida, la persona dependiente tiende a aislarse progresivamente de amistades, familia y otras redes de apoyo. Todo esto se ve agravado por una vivencia angustiosa de la soledad, que no solo se evita, sino que se teme profundamente, alimentando así un círculo vicioso del que resulta difícil salir sin ayuda profesional.
En relación con la ansiedad en las relaciones de pareja, Castelló advierte que muchas personas no logran disfrutar de su vínculo afectivo debido a un miedo persistente a la pérdida. "La relación no se vive desde el amor, sino desde la necesidad", afirma. Esta ansiedad anticipatoria, alimentada por carencias emocionales no resueltas, impide vivir el presente y genera sufrimiento constante.
"La persona no ama a su pareja por lo que es, sino porque la necesita para sentirse valiosa o segura”, explica el psicólogo. Esta dinámica, lejos de fortalecer el vínculo, lo convierte en una fuente de angustia y dependencia, muchas veces enmarcada en relaciones asimétricas o incluso abusivas.
Con su enfoque, Jorge Castelló invita a repensar el concepto de amor desde una perspectiva más sana, consciente y libre de ataduras emocionales destructivas.
Por su parte, la psicóloga y sexóloga Anna Gil Wittke ha explicado con claridad uno de los mecanismos más comunes —y dolorosos— que viven muchas personas dentro de relaciones afectivas marcadas por la inseguridad: el círculo vicioso de la dependencia emocional.
Según Gil Wittke, este patrón comienza cuando una persona se siente insegura porque percibe que su pareja no toma la iniciativa o no muestra el mismo nivel de implicación emocional. En lugar de expresar lo que siente o tomar distancia para observar el equilibrio de la relación, la persona dependiente reacciona intensificando su entrega: pide más muestras de cariño, se esfuerza por demostrar aún más amor, y se culpa por si el problema es suyo.
Este comportamiento, lejos de resolver la inseguridad, alimenta la ansiedad. La persona empieza a necesitar constantes pruebas de afecto, a controlar los movimientos de su pareja, a preguntar con frecuencia si todo está bien, si aún la quieren, si hay algo que no está funcionando. Y cuanto más necesita comprobar que su pareja sigue pendiente, menos puede disfrutar de la relación.
"En el fondo, la persona piensa que si no está pendiente, su pareja no lo estará tampoco. Y así, adopta un rol de control que le impide disfrutar de su propia relación”, explica la también responsable del Instituto de la Pareja.
Este tipo de dinámica, aunque parte del deseo de mantener el vínculo, termina por desgastarlo. La relación se convierte en una fuente constante de angustia, y el amor se vive más como una lucha por no perder que como un espacio de bienestar compartido.

Paco Sánchez García
Procedente de la emisora de su pueblo (Bullas), desde 2004 forma parte de la SER, siendo su primer destino...