Javier Ojeda o el secreto de la eterna juventud
El artista malagueño, vocalista de Danza Invisible, protagoniza un concierto memorable en el Fuerte de Navidad de Cartagena

Javier Ojeda / Cadena SER

Cartagena
La segunda y última de las noches del festival Los Conciertos del Fuerte nos dejó uno de los mejores de cuantos se han celebrado a lo largo de sus doce ediciones.
Javier Ojeda, tras más de cuatro décadas en primera línea de actividad musical, se encuentra pletórico, cantando y sonando como siempre (decir como nunca sería desmerecer su siempre altísimo nivel) y, sobre todo, disfrutando y haciendo disfrutar.
Sus seguidores son fieles y cuentan por decenas las veces en las que han acudido a un concierto suyo (o de su banda, Danza Invisible, que dijo adiós el año pasado en una gira de doce conciertos) para situarse en primera fila y certificar que nos encontramos ante un fenómeno con un nivel difícil de alcanzar.
Arrancó su concierto, de poco más de hora y media que pasaron volando, pidiendo a la organización que dejara acercarse al público hasta el escenario, eliminando la barrera que les separaba. Y a partir de ahí hubo una comunión total artista-público, con un diálogo sincero sobre muchas cuestiones, y la interpretación siempre emotiva y enérgica de su repertorio.

Concierto de Javier Ojeda / María Sánchez Luengo

Concierto de Javier Ojeda / María Sánchez Luengo
Habló de humanidad, a propósito de la ola de xenofobia que asola el mundo, para presentar su canción “Negros de cualquier color”, de lo preciosa que está Cartagena y cómo de una a otra visita la ciudad gana en belleza, de la emoción de haber conocido en Málaga (el día en que se conmemoraba un aniversario del fallecimiento de Pablo Milanés) a uno de los más cercanos colaboradores del artista cubano, autor de “Yolanda”, uno de los emblemas del repertorio de Ojeda, y de que un productor inglés le dijo que “para cantar en tonos altos hay que enseñar la sonrisa”. “¿No veis esos coros de señoras negras siempre sonrientes?, afirmó. Su forma de cantar es natural, y sobre todo visceral, y de ahí viene su animadversión por los profesores de canto, que también argumentó en una divertida reflexión.
En cuanto al repertorio, alternó canciones de sus cuarenta años con Danza Invisible con otras que forman parte de su carrera en solitario, que ha desarrollado en los últimos años en paralelo al grupo que, en el tiempo en que ha estado en activo, muchos han calificado, año tras año, como “el de mejor directo de España”.
Las canciones
El concierto arrancó a los acordes de la canción que dice "…no sé dónde ir…”. Enlazaron con "A este lado de la carretera", incluida en A tu alcance (1988), una potente versión del clásico de Van Morrison.
Canciones como "Libro abierto" (Por ahora, 1991) y "10 razones para vivir" (Efectos personales, 1996) ofrecieron momentos emocinantes, mientras que "Negros de cualquier color", recordó el compromiso social del grupo con una letra que sigue siendo tristemente actual. El ritmo se aceleró con "Deprisa", una pieza de los primeros años del grupo, del EP “Maratón” de 1985, y "El joven nostálgico", otra de las canciones que no ha sido habitual escuchar en los directos de la banda.
Uno de los momentos más celebrados fue "El brillo de una canción", del álbum “Un lujo a tu alcance”, una declaración de amor a la música, seguida de la poética "Naturaleza muerta", que nos alerta del estado de la vida en la tierra, antes de desatar la fiesta con "Reina del Caribe", un clásico con ritmo tropical que hace alusión a un juego que nos reta y nos pone a bailar.

Concierto de Javier Ojeda / María Sánchez Luengo

Concierto de Javier Ojeda / María Sánchez Luengo
En un interludio instrumental, la banda sorprendió con acordes de "Sin aliento", su gran éxito de 1986, que sirvió como guiño a los fans sin llegar a interpretarse por completo. A continuación, sonaron "Catalina" y "Yolanda", la balada compuesta por Pablo Milanés, dos temas cargados de ternura y nostalgia, antes de dar paso a "Al amanecer", de su primer álbum, y el primer éxito masivo, allá por 1983, de Danza Invisible.
El tramo final del concierto incluyó "Lo que dicen por ahí", una canción irónica sobre los rumores y las apariencias, y el infaltable "Sabor de amor", que desató la euforia colectiva con su estribillo lleno de referencias erótico-gastronómicas. Como broche de oro, "Ángel caído" y "El fin del verano" cerraron la noche, dejando al público con la sensación de haber vivido algo más que un concierto: un reencuentro con la memoria emocional de varias décadas de música.
Lo que permite la actual gira de Javier Ojeda, acompañado de una fantástica banda de cinco músicos, es disfrutar de un repertorio distinto en cada lugar, y de hecho en Cartagena pudimos degustar canciones para muy fans, pero que es una maravilla revisitar en directo, mientras quedaron fuera de la lista otras más evidentes como “Por ahí se va el amor”, “El club del alcohol”, “Agua sin sueño” o “Sin aliento”. En todo caso, una fiesta total para un público encantadísimo de haber vivido una noche grande.
La organización
El festival, organizado por la entidad Cartagena Puerto de Culturas (dependiente del Ayuntamiento) tuvo que resolver el traslado de los asistentes desde el puerto hasta el Fuerte de Navidad, inicialmente previsto en el barco turístico, pero la mala mar hizo necesario el traslado en autobuses de la organización. Todo perfectamente coordinado y sin contratiempos. Los espectadores serán
compensados con un bono para disfrutar del barco turístico en las próximas semanas, según se anunció.




