Rusia pierde gas
Compartir es el principio de mancomunar, mutualizar, federar. A veces no es un camino de rosas. Pero es lo digno, lo útil, lo civilizado. Lo que tiene futuro
Rusia pierde gas
Barcelona
Tres en uno. Por un lado, Putin corta el gas a Polonia y Bulgaria porque estas quieren cumplir sus contratos firmados en euros y se niegan a pagarlos en rublos. Por otro lado, la Unión Europea ya va reduciendo sus compras de gas a Rusia, y sustituyendo su aprovisionamiento con otros proveedores, porque no quiere financiar con esas compras la guerra de Putin. Y ahora, finalmente, caramba si ha tardado, la guerra hace su particular estrago: Ucrania ha tenido que interrumpir por seguridad el flujo hacia Europa del gas que le propulsa desde un gasoducto ruso, que le proporciona una cuarta parte de su suministro.
Son tres razones distintas, pero emparentadas y complementarias. Y un solo resultado: el envío de gas natural ruso a los 27 está en declive, se reduce, terminará desapareciendo por esas razones y por decisión de la Unión, aunque de momento Hungría lo boicotee todo.
Mientras sucede todo eso, y mientras se habilitan soluciones alternativas que necesitan tiempo -pues un gasoducto o una planta regasificadora para el gas licuado no se construyen en un fin de semana-, los europeos tendremos que hacer esfuerzos a los que no estamos acostumbrados. Todavía más sacrificios. Con una mano, ahorrar carburante, reduciendo el consumo en aire acondicionado y en calefacción. Con la otra, prepararnos para compartir el gas que recibimos de otros países. Compartir es el principio de mancomunar, mutualizar, federar. A veces no es un camino de rosas. Pero es lo digno, lo útil, lo civilizado. Lo que tiene futuro.
Xavier Vidal-Folch
Periodista de 'EL PAÍS' donde firma columnas...