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¿Por qué la escasez de leche de fórmula en EEUU ha llevado a una situación límite a muchas familias?

El divulgador experto en Ciencia y Tecnología de Alimentos Miguel A. Lurueña explica en Twitter qué está ocurriendo y por qué "los más perjudicados son, como siempre, los desfavorecidos"

Las estanterías prácticamente vacías de un supermercado de Annapolis, Maryland, a donde apenas llega leche de fórmula / JIM WATSON

Madrid

Abbott, el principal fabricante de leche de formula para lactantes en EEUU, anunció este lunes que reabrirá pronto su planta de Sturgis (Michigan), que había parado su producción después de que al menos cinco bebés sufrieran una infección bacteriana y dos de ellos fallecieran tras el consumo de ese preparado lácteo.

El cierre de esa planta donde se producía leche bajo las marcas Similac, Alimentum y EleCare abocó al país a la escasez del producto, algo especialmente grave en EEUU donde no existe la baja por maternidad y "las madres se ven obligadas en muchos casos a optar por la leche de fórmula", tal y como señala en Twitter el experto en Ciencia y Tecnología de Alimentos Miguel A. Lurueña, que analiza en profundidad lo que está ocurriendo allí.

"En ese país, el 60% de las madres se ve obligada a abandonar la lactancia antes de lo que tenía pensado, solo 1 de cada 4 bebés es alimentado exclusivamente con lactancia materna hasta los 6 meses y menos de la mitad hasta los 3 meses", detalla antes de explicar los motivos que han provocado el desabastecimiento. "Una de las causas seguro que os resulta familiar: la pandemia provocó interrupciones en la producción (transporte, materias primas, etc), una situación que se vio agravada por el acaparamiento que realizaron algunas personas por el temor al desabastecimiento", recuerda, pero señala que "cuando de verdad se complicó la cosa fue en febrero", cuando se originó el brote causado por el consumo de leche de fórmula contaminada con la bacteria Cronobacter.

El cierre de la planta de Abbott en Sturgis a raíz de esos casos, supuso un desabastecimiento en torno al 43% en todo el país (con grandes diferencias entre estados), un aumento significativo de precios y obligó a limitar la venta a varias unidades por cliente.

¿Cómo puede haber esa escasez si solo se cerró una planta?

El cierre de una sola planta de producción ha supuesto un desabastecimiento tan llamativo por varios motivos que concreta Lurueña. Por un lado, "el 98% de la leche de fórmula que se consume en EEUU se produce en EEUU. Los fuertes aranceles dificultan el acceso de productos extranjeros, así que solo se importa el 2%, concretamente de México, Irlanda, Chile y Países Bajos". Y por otro, "el 90% de la leche de fórmula que se fabrica en EEUU es producida por tan solo cuatro empresas: Gerber, Mead Johnson, Perrigo Nutritionals y Abbott".

Pero lo que hace más cruda la situación es que "muchas familias de rentas bajas dependen de cupones de ayuda para poder comprar estos productos" a través de un programa de asistencia llamado WIC: "Y cuando digo muchas, son muchas: se estima que la mitad de la fórmula infantil que se vende es comprada por beneficiarios del WIC", explica este experto que especifica que "sólo tres de las cuatro empresas productoras: Abbott, Gerber y Mead Johnson tienen contratos para vender leche a los beneficiarios del WIC" y "además estos beneficiarios solo pueden comprar a la empresa contratada con su Estado". Y pone un ejemplo: "Si eres un beneficiario del WIC residente en Arizona, solo puedes comprar productos Gerber. Así que si resides en un Estado donde solo puedes comprar Abbott, lo tienes chungo".

Para tratar de paliar el desabastecimiento, el Gobierno de EEUU ha tomado medidas como la flexibilización de las marcas incluidas en el WIC de cada estado, se prevé bajar los aranceles, se ha propuesto un solo tamaño de envase y está investigando el aumento desorbitado de precios. "Mientras tanto, los más perjudicados son, como siempre, los desfavorecidos. Y como siempre, algunos tratan de enfrentarlos contra otros aún más desfavorecidos", lamenta este experto en la industria alimentaria.

Desde el momento en que Abbot reanude la producción en Sturgis, le llevaría "entre seis y ocho semanas" abastecer con el producto para bebés las estanterías de los supermercados. El fabricante ha dicho que está dispuesto a trabajar con la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) para reabrir la planta y asegura que trabajará duro para recuperar la confianza de sus clientes.

Leche de fórmula, segura pero no estéril

En un momento de su hilo de Twitter, Miguel A. Lurueña hace un inciso para aclarar que "por lo general la leche de fórmula es segura, pero no es estéril": "Se puede contaminar en la planta de procesado (si las cosas no se hacen bien) o en casa (si no la manipulamos adecuadamente). Por eso se recomienda preparar el biberón según las instrucciones del envase", señala y adjunta una imagen con indicaciones.

El máximo ejecutivo de Abbott, Robert Ford, ha lamentado la situación: "Sabemos que millones de padres y cuidadores dependen de nosotros y nos disculpamos profundamente de que nuestra retirada voluntaria empeorara la escasez nacional de fórmula". Mientras se materializa ese acuerdo, la compañía señaló que continuará importando a EE.UU. el producto desde su planta en Cootehill (Irlanda). Asimismo, se hizo eco de las conclusiones de la investigación de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC, en inglés) de EEUU, que no han hallado pruebas concluyentes de que su fórmula esté relacionada con las afecciones de los bebés.

 
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