Los penaltis dan al Eintracht la Europa League
Santos Borré marca el 1-1 y el penalti decisivo (5-4) que da a los alemanes su segundo título europeo ante el Rangers en el Sánchez Pizjuán
El Eintracht usa los penaltis para derrotar al Rangers y levantar su segunda Europa League. Lo ha conseguido en un rebosante Ramón Sánchez Pizjuán ante la atenta mirada de escoceses y germanos, que enterraron el hacha de guerra con la que se enfrentaron en las inmediaciones del estadio. Después de imponerse al Real Betis en octavos, en los cuartos al FC Barcelona y en las semifinales al West Ham, el equipo de Oliver Glasner pone el broche de oro a su recorrido europeo con el título naranja en territorio español. España y el Frankfurt han estado de la mano, desde las 'invasiones' hasta las victorias, para romper con la sequía que arrastraba el conjunto alemán desde 1980, cuando levantó su primera Copa de la UEFA. El fallo de Ramsey, la parada de Trapp y el penalti decisivo de Santos Borré ponen el nombre del Eintracht de nuevo en el mapa europeo.
Más información
Una final con olor a prórroga
La efervescencia de las aficiones y el color que ha invadido Sevilla, no fue tal en el campo. La intensidad y verticalidad que prometían los dos equipos fue acaparada por el Eintracht, que podía correr y dominar el juego exterior e interior. Kostic, Knauff, Kamada y Lindstrom acaparaban las inmediaciones del área escocesa, aunque las intenciones alemanas morían ahí, en simples intenciones. El respeto que suscitaba la derrota mantuvo el marcador a cero al descanso, con un Rangers maniatado y un Eintracht desmelanado pero desacertado. Sin embargo, fue el Rangers quien encontró primero el gol.
La comunicación se cortocircuitó en un intento de salida germano. Sow peinó, Tuta cayó y Aribo la recogió frente a Trapp para hacer saltar la sorpresa. El 0-1 lo levantó Kostic, el elemento más electrizante del partido desde el arranque. El carrilero serbio nutrió de balones la portería escocesa hasta que Santos Borré olió uno de sus centros. El delantero colombiano entró como un tren de mercancías anticipándose a la zaga para puntear el balón al fondo de la portería. El empate tumbó las aspiraciones de uno y otro, enviando el partido a una prórroga desierta de emociones hasta la segunda mitad. Las fuerzas afloraron, especialmente en el Rangers, que a pesar de empujar como nunca y de encontrarse con las mejores ocasiones, no evitó una prórroga que se veía venir desde los primeros 90 minutos.
Juan Antonio Requena
Estudiante de periodismo. Antes en Diario AS. Ahora aprendiendo en SER Deportes