El hambre se dispara
La guerra en Ucrania amenaza la seguridad alimentaria mundial y afecta especialmente al cuerno de África, donde una persona muere de hambre cada 48 segundos
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Unos 49 millones de personas en 43 países se encuentran en este momento a un paso de la hambruna, según datos de la ONU. Una crisis alimentaria que se agrava como consecuencia de la guerra en Ucrania, que ha detenido prácticamente todas las exportaciones del que era uno de los principales graneros del mundo.
Naciones Unidas recalca el estrecho vínculo que existe entre las guerras y el hambre, recordando que la mayoría de los 140 millones de personas que el año pasado sufrieron hambre viven en sólo diez países: Afganistán, la República Democrática del Congo, Etiopía, Haití, Nigeria, Pakistán, Sudán del Sur, Sudán, Siria y Yemen.
Pero el cambio climático, la crisis arrastrada de la pandemia y los conflictos internos son también culpables del empeoramiento de la situación alimentaria. Según el jefe del Programa Mundial de Alimentos, David Beasley, en los últimos años se ha pasado de 80 millones de personas en peligro de pasar hambre a 276 millones por la pandemia y, ahora, a unos 320 millones por el conflicto ucraniano.
Las medidas proteccionistas de algunos gobiernos y el acaparamiento de alimentos crean una tormenta perfecta que conduce a una crisis alimentaria potencialmente más mortífera que la de 2008, como han alertado UNICEF, Oxfam y Save The Children.
Blanca Carazo, responsable de programas de UNICEF en España, señala que la crisis alimentaria está afectando tanto a niños y niñas desplazados en campos de refugiados en Bangladesh o Somalia como a zonas rurales más desconocidas en Madagascar en las que ni siquiera hay conflictos ni “emergencias visibles”.
La portavoz de Save The Children, Michela Ranieri, especialista en cooperación internacional, pone el foco en Afganistán, donde “la situación es crítica” aunque se le haya retirado la atención mediática.
“El colapso económico del país, unido a esta situación de alza de precios, provoca que las familias no tengan qué poner en la mesa. Hemos hablado con madres que nos han contado que sus hijos están masticando trozos de cartón para engañar al hambre y que tienen que mandar a sus hijos a trabajar a la calle”, explica Ranieri.
El cuerno de África, la zona más sensible al alza de precios
En la región del cuerno de África (Etiopía, Kenia y Somalia), más de 23 millones de personas se están enfrentando a “un hambre extrema”, el doble que en 2021, asegura Pilar Orduña, responsable humanitaria de Oxfam.
Según cálculos de la organización, en esta zona una persona puede estar muriendo de hambre cada 48 segundos y casi medio millón de personas viven en condiciones cercanas a la hambruna.
En Kenia, donde tres millones y medio de personas se encuentran en una situación de hambre extrema, la ONG conoció el caso de un pastor de unos 70 años habituado a la tierra era verde, “había leche, carne”. Ahora su imagen es otra: “rodeado de una tierra árida, absolutamente cuarteada, nos decía: no tengo nada, no tengo agua, no tengo comida. Antes tenía 100 cabras y las que tengo hoy no llegan a 20. Y nos decía que se levantaba todos los días pensando en dónde iba a conseguir 20 litros de agua, los que consumimos de media por cada minuto que pasamos en la ducha”, explica Orduña.
Michela Ranieri añade que son los niños y niñas los más vulnerables ante estas situaciones, quienes malnutrición y “enfermedades a las que están más expuestos por faltarles esa nutrición necesaria. Pueden sufrir infecciones, un retraso en el crecimiento y también en su desarrollo cognitivo”. La portavoz de Save The Children alerta de que unos 350.000 niños y niñas puedan morir si no se actúa ya por esta situación este verano.
Además del precio de los alimentos, también se están encareciendo los tratamientos, agravando el problema de la desnutrición infantil. En Sudán del Sur, por ejemplo, el 95% de los niños que están recibiendo el tratamiento a base de pasta de cacahuete se recuperan, dice Blanca Carazo. El problema es que se estima que el precio suba un 16% y la ayuda internacional destina solo un 0,1% de sus recursos a los tratamientos contra la desnutrición aguda que necesitan diez millones de niños.
Para Níger, Mali, Chad y Burkina Faso, la ONU ha aprobado una partida de otros 30 millones de dólares de su Fondo Central para Emergencias dedicado a alimentación, con lo que suma ya una ayuda de 95 millones en lo que va de año.
Las organizaciones humanitarias señalan que a día de hoy sólo se ha financiado un 3% del llamamiento que hizo la ONU para Etiopía, Somalia y Kenia, de 4.400 millones de dólares y exigen una inyección de fondos inmediata para prevenir hambrunas catastróficas como la de 2011.