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Militao escribe su carta más personal: "Vas a llorar mucho, Éder"

El jugador del Real Madrid explica en una carta para su 'yo' más joven que estuvo cerca de dejar el fútbol y todos los sentimientos que ha sentido desde que emprendió su carrera como profesional

Éder Militao, durante el duelo contra el Manchester City / PAUL ELLIS

Éder Militao, central titular del Real Madrid, se enfrenta a la cita más importante de su carrera como profesional. El brasileño de 24 años, que jugará la final de la Champions League contra el Liverpool, ha escrito una carta para su 'yo' más niño en 'The Players Tribune' donde ha relatado su camino hasta el partido de este sábado en París. Un texto, titulado 'Carta a Mi Yo Más Joven' en el que el jugador blanco se abre y muestra sus sentimientos. "¿Quién lo diría, eh, Éder? Todavía no sé cuál será el resultado del partido, pero, si me permites otro consejo: juega sin temor a ser feliz, como si estuvieras haciendo volar una cometa en la calle", ha escrito.

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El madridista repasa su infancia donde se reconoce como introvertido y "el niño más callado de toda Sertãozinho", e incluso asegura que cuando era pequeño el fútbol no le iba mucho. "Ni tu proprio padre sabe cómo te manejas con un balón en los pies. Incluso le oyes decir algo que se te quedará grabado para siempre y os hará reír a ambos y a tus amigos: 'No sé si juega bien'", ha reconocido. Una figura paterna a la que va a echar mucho de menos. "Vas a llorar mucho, Éder. No, nadie te va a maltratar, nadie te va a acosar, ni nada por el estilo. En Cotia, en Barra Funda o en el Morumbí, los entrenadores de las canteras van a reconocer tu talento [...] Pero tu corazón no estará en paz. Y esa inestabilidad, esa inseguridad, tiene que ver con cuánto echas de menos a tus padres", ha continuado.

Una situación que le hizo plantearse dejar el fútbol cuando aún no había comenzado su carrera como profesional: "Habrá un día en que pensarás en desistir de todo: ya no querrás ser futbolista profesional; ya no querrás estar lejos de tus amigos y de tu familia. Pero entonces tu madre te hará una pregunta que solo alguien que te conozca muy bien podría hacer: '¿No es eso lo que quieres?'". Pero todo cambiará, de una llamada de la selección de Brasil, ir al Oporto y posteriormente su flamante fichaje por el Real Madrid. "Aquel chaval a quien el fútbol le importaba un pimiento entrará en los planes del Real Madrid, el mayor club del mundo [...] En el momento de la transferencia, estarás casi fichando por otro equipo de primer nivel del fútbol mundial. Pero cuando tu padre te hable de la propuesta del Real Madrid, escucharás otra vez aquel click", ha señalado en su carta.

La carta de Militao, íntegra

¡Oye, Éder!

Sí, hablo contigo.

Tranquilo, que no has hecho nada malo. Solo quería explicarte algunas cosillas que te van a pasar en la vida.

Es verdad. Como te conozco bien, sé que no me vas a creer. Pero tienes que fiarte de mí.

Sé que eres el más introvertido de tu calle, quizá el niño más callado de toda Sertãozinho. Y hay más: a pesar de que tu padre es exfutbolista, sé que jugar al fútbol no te va mucho.

No, no digo que no te guste. Te gusta, vale, pero no te apasiona... todavía no. Prefieres mil veces mirar el cielo azul a la caza de cometas, que derribas con tu hilo cortante. También estoy seguro de que te gustan mucho tus amigos y que, sencillamente, te mueres por tus padres. Sabes que tienes una vida inmejorable, Éder, siempre y cuando se mantenga esta estructura.

Ahora sí me crees, ¿eh?

Bueno, he venido porque tengo una noticia para darte, chaval.

Te explico: te vas a involucrar de tal manera con el fútbol que tu vida cambiará por completo. Y te digo más, Éder: ese deporte será tan importante para ti que por él dejarás la casa de tus padres.

¡Así es! Pero no te preocupes. Todos estos cambios te harán muy feliz, y también a tu familia y amigos. Y todo esto pasará más pronto de lo que te imaginas.

Bueno, ahora que tengo tu atención, te voy a revelar todos los detalles de cómo será.

Un día, sin que de antemano se entere tu padre —y, de hecho, para su sorpresa—, te presentarás para jugar en la escuela de fútbol en la que trabaja como entrenador.

Pues, así es, ni tu proprio padre sabe cómo te manejas con un balón en los pies. Incluso le oyes decir algo que se te quedará grabado para siempre y os hará reír a ambos y a tus amigos.

“No sé si juega bien.”

Casualidad o no, eres el último en ser elegido para los equipos.

Tranquilo, Éder, que eso no será motivo de humillación. Aguanta, que esta es solo la primera de muchas sorpresas que el fútbol te reserva. Con el balón en los pies, te vas a transformar. En ese partido, sales regateando a medio mundo y marcas un montón de goles.

De la defensa al ataque, nadie te podrá detener.

La gente va a flipar, jaja.

De repente, todo el mundo va a admirar tu talento. Y luego se te disputarán para que formes parte de sus equipos en la escuela. Y entonces pasará algo aún más sorprendente.

Es que tú, Éder, no darás demasiado valor a todo eso. Vale, el fútbol te parece chulo, pero no es ni de lejos lo más importante que hay.

Es como si jugar fuera algo natural para ti. No afecta a tu manera de ser, no cambia cómo ves la vida.

En realidad, las cosas tienen una escala de valores, y, para ti, estar entre amigos y con tu familia tiene un peso enorme. Ellos son muy especiales.

No te condeno, Éder. No estás equivocado por pensar así. Lo que a muchos les puede parecer una señal de debilidad será, de hecho, tu mayor fortaleza.

Así que no te asustes si Helião es riguroso cuando te enseña a chutar el balón. Y no te preocupes cuando te lleven a una prueba en el São Paulo F.C.

Spoiler #1: este será solo el primero de los grandes clubs con los que jugarás en tu carrera.

Pero también debo contarte una cosa un pelín chunga que te pasará.

¿Preparado? Ahí va.

Vas a llorar mucho, Éder. No, nadie te va a maltratar, nadie te va a acosar, ni nada por el estilo. En Cotia, en Barra Funda o en el Morumbí, los entrenadores de las canteras van a reconocer tu talento.

Pero tu corazón no estará en paz. Y esa inestabilidad, esa inseguridad, tiene que ver con cuánte echas de menos a tus padres.

No será nada fácil, chaval, no te voy a engañar.

Y, sí, habrá un día en que pensarás en desistir de todo: ya no querrás ser futbolista profesional; ya no querrás estar lejos de tus amigos y de tu familia.

Pero entonces tu madre te hará una pregunta que solo alguien que te conozca muy bien podría hacer:

“¿No es eso lo que quieres?”

Ah, Éder, debo de decirte que, si sabes escuchar, lo que te dirá tu madre te abrirá los ojos.

De repente, empezarás a ver con otros ojos lo que ocurre a tu alrededor.

Pasarás a valorar los comentarios cada vez más positivos que escuchas sobre tu fútbol.

Lo que quiero decirte es: lo que te parece tan natural, tu talento, no es algo tan sencillo para los demás.

No, Éder, tú no eres cualquiera.

Y las palabras de tu madre tendrán aún más sentido cuando te convoquen por primera vez para la Selección Brasileña en las categorías inferiores.

Será el click que te faltaba, aquel chasquido de los dedos que lo cambia todo.

No, que estés en la convocatoria no te llevará a cambiar tu manera de ser. Tu esencia se quedará intacta, créeme.

Lo que te traerá la selección es la confirmación de un sentimiento que ya había empezado a brotar en ti.

A partir de ahora, sabes que quieres ser futbolista. Y tener esa certeza va a cambiar para siempre la manera como afrontas ese deporte.

Pasarás a dedicarte con más seriedad y compromiso. Y si en los entrenamientos ya actuabas con firmeza y seguridad, también fuera del campo la entrega será total: preparación física, alimentación adecuada, tiempo de descanso.

Por la carrera como deportista profesional abandonarás viejos hábitos, así como la compañía de los amigos que tanto te gustan. Pero esta vez no será doloroso. Claro que echarás de menos todo eso. Eres humano. Sin embargo, ahora tu corazón habrá encontrado el propósito. Eso marca toda la diferencia.

Y todo eso pasará tan rápido, Éder, que apenas podrás registrar el momento en que subiste al equipo principal del São Paulo.

Para ser honesto, con tu memoria un tanto torpe, solo recordarás ese instante porque algún tiempo después... bueno, algún tiempo después volverás a la cantera.

Tendrás que comenzar de cero en Cotia.

Te dije al principio que sería muy sincero, ¿no? Te lo digo sin rodeos. Te cabrearás muchísimo con todo eso.

Pero, fíjate: esa rabia no te desmotivará ni desviará tu concentración, ni mucho menos te hará desistir.

No, Éder.

Futuramente, vas a recordar ese momento como una oportunidad más, un aprendizaje. Ya lo sé, nunca fuiste bueno en la escuela, pero algunas experiencias te marcarán bastante.

A fin de cuentas, ¿cuántos jugadores, incluso más talentosos y tan dedicados como tú, por diversos motivos se quedaron por el camino? ¿Y cuántos más no lo darían todo para estar donde estás hoy?

Por eso estarás siempre agradecido y llamarás la atención de todos a tu alrededor por tu sencillez y tu postura dentro y fuera del campo.

Así, cuando Rogério Ceni te promueva al equipo principal, en 2017, vas a descubrir que los cohetes no tienen marcha atrás, chaval. Él, un icono del club, te va a respaldar y decir que a la cantera no vuelves más. A partir de entonces, todo serán cosas grandes que todavía no sabes que estarán en tu camino.

Es todo muy rápido, pero te acordarás de tu transferencia al F.C. Oporto. No te lo había contado, pero resulta que, poco tiempo después de decidir que el fútbol sería tu destino, también te marcaste otro objetivo: jugar la Champions League.

El paso al fútbol internacional es la garantía de que eso puede ocurrir antes de lo que te imaginabas.

Y te aseguro que tu sorpresa será aún mayor cuando marques un gol en tu partido de estreno en la Champions, contra el Schalke 04.

Será un momento tan especial, Éder, que serás capaz, muchos y muchos partidos después, de recordar cada instante de aquella jugada. Oliver Torres corriendo hasta la línea de fondo, el cruce, tú posicionándote para el cabezazo, el balón entrando en la portería por la esquina.

La sensación de marcar aquel gol es indescriptible. Y la única cosa que te puedo anticipar de aquel momento es la escena de la celebración. En el momento del salto mortal, algo sale mal, y el resultado es algo bastante aleatorio… ¡En serio, jajaja!

Además de ese momento, hay otro episodio que no saldrá de tu cabeza. ¿Puedes imaginarlo? Claro que te lo voy a contar: fue tu primera convocatoria para el equipo principal de Brasil.

Pocos años antes, solo podías jugar con eses tíos a la PlayStation, y hoy sin embargo son tus compañeros de equipo.

Daniel Alves.

Thiago Silva.

Casemiro.

Neymar.

No podrás ni creértelo cuando realices ese sueño. Y, pese a toda tu ilusión, no darás mucho espacio. Contestarás solo a lo que te pregunten, y, desde luego, tendrás que someterte a la novatada, presentándote delante de todos en la cena de la Seleção. ¡Prepárate para sufrir ese bochorno! Pero cuando se mueva el balón jugarás firme, por más admiración que tengas por los futbolistas de Brasil.

Aún no lo sabes, pero eso será muy importante para el paso siguiente de tu carrera.

Aquel chaval a quien el futbol le importaba un pimiento entrará en los planes del Real Madrid, el mayor club del mundo.

En el momento de la transferencia, estarás casi fichando por otro equipo de primer nivel del fútbol mundial. Pero cuando tu padre te hable de la propuesta del Real Madrid, escucharás otra vez aquel click.

El momento correcto es siempre ahora.

Tranquilízate, Éder, porque vas a actuar con la misma calma de siempre. En realidad, ese comportamiento forma parte de tu naturaleza, ayuda a explicar quién eres.

En el vestuario, cuando tengas a Sergio Ramos, Varane, Marcelo y Carvajal a tu lado, vas a sonreír, como si fuera un día cualquier.

No, Éder, tu timidez no te va a abandonar. Pero sabrás dejarla de lado al entrar en el campo. No te encogerás cuando haga falta gritar para alertar o motivar a tus compañeros, porque hablas mucho más en el terreno de juego que fuera de él. Es como si giraras una llave y te volvieras otra persona. Ahí no tienes amigos. Puede que sean tu padre o tu madre al otro lado… ¡Los pegas! Y te CRECES ante los delanteros. Todos sabrán entonces que Militão juega duro, pero con lealtad, sin dejarse amedrentar.

Tío, estarás al lado de los mejores futbolistas, en una de las principales ligas del planeta, pero nada te quitará la seguridad que sientes.

Porque sabes que no se trata solo de talento. Tiene que ver con tus compañeros de equipo, de todos los equipos donde has jugado. Tiene que ver con tus amigos, todos los que han pasado por tu vida. Tiene que ver con tus padres, que siempre han estado a tu lado.

Y tu padre, Éder, te va a decir que, ahora que has llegado al principal club del mundo, tienes que mantenerte ahí. Y eso te exigirá mucho. Todos los días. En el fondo, estás seguro. Tienes la confianza de quien sabe lo que toca hacer.

¿Quién lo diría, eh, Éder? Jugarás una final de la Champions League con el Real Madrid. Todavía no sé cuál será el resultado del partido, pero, si me permites otro consejo: juega sin temor a ser feliz, como si estuvieras haciendo volar una cometa en la calle.

No quiero alargarme, Éder, porque, si bien me acuerdo, tienes varios partidos que jugar este fin de semana y, además, tienes que apañártelas para estar con tus amigos. No pasa nada. También yo tengo que ir al entreno.

Sé que todavía eres un niño. Pero quiero que sepas que, si aún tienes alguna duda sobre tu vocación, estate tranquilo.

No será una elección fácil, incluso porque nada está garantizado en la vida, y la única certeza que tienes, con tu corta edad, es que tus padres no miden esfuerzos para que tú y tu hermano tengáis buenas condiciones, pese a las dificultades que atravesáis ahí en Sertãozinho.

Spoiler #2: ni puedes imaginártelo, claro, pero dentro de algunos años tendrás una hermanita!

Así que no tengas miedo de seguir lo que te mande el corazón.

No tengas miedo de cambiar.

No tengas miedo de presentarte a jugar en la escuela donde tu padre es el entrenador, aunque la gente dude de tu capacidad con el balón.

Soy la prueba de que no te arrepentirás.

Ah, y antes que te preocupes… Tranquilo, que nunca dejarás de hacer volar cometas, aunque te dediques seriamente al fútbol.

Durante las vacaciones, en las temporadas con el Real Madrid, todavía encontrarás tiempo para acercarte a la calle, soltar el hilo y alzar la cometa al cielo, afrontando el viento fuerte con la misma tranquilidad con que sales con el balón dominado por la defensa.

Sin chutar a lo loco.

Demasiado calmado, alguien dirá.

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