Barcelona

Esta semana se ha aprobado la Ley de Garantías de la libertad sexual, y uno de los aspectos que contempla es el de la educación afectivo sexual e igualdad en la enseñanza pública. También contempla dar respuesta penal a la violencia digital, que puede tener forma de extorsión sexual en redes o pornografía no consentida.

Uno de los videos con más visualizaciones en una de las webs de porno gratuito, es el de una violación grupal. El consumo de pornografía es, a veces, la única información sexual que tienen los adolescentes. Según un informe de Save The Children 7 de cada 10 menores consumen porno de forma habitual. Y el 52% reconoce que resuelven sus dudas sobre sexualidad en internet.

No sabes lo que estás mirando. Normalizas conductas que sabes que no están bien

No quiere decirnos su nombre, tiene 32 años, pero recuerda que empezó a consumir pornografía entre los 10 y los 12 años. No se dio cuenta que se había convertido en una obsesión, y que además acaba viendo videos sin ser consciente de lo que estaba mirando. No se cuestionaba si la chica que veía era menor, “podía ser una amiga, o mi hermana...” pero no te lo cuestionas. Lo normalizas e incluso se convierte en un comentario con los amigos, recomendando videos duros con una risa. Aceptar patrones habituales del porno, como que al principio la chica se niegue a tener relaciones, pero ante la insistencia y persistencia del hombre, acabe cediendo y disfrutando. Ese “parece que no quiere, que no le guste, pero le acabará gustando”, no lo cuestionaba. Ha pedido ayuda y no sabe si está curado o no. Pero, por lo menos, ahora es consciente.

“Un poco de porno ya es mucho, la pornografía es potencialmente adictiva e insana”

Hablar y alertar sobre los efectos de la pornografía puede generar rechazo y acusaciones de moralismo. Pero desde asociaciones como Dale Una Vuelta quieren llamar la atención de los efectos que puede tener el consumo excesivo de porno, y que sea el único referente sexual y afectivo de los más jóvenes. "Un poco de porno ya es mucho. La pornografía es potencialmente adictiva e insana. Es una adicción que no avisa, que va muy poco a poco y luego no sabes cómo salir o a quién acudir" alerta Jorge Gutiérrez Berlinches, periodista fundador de esta Asociación y autor del libro “La trampa del sexo digital”. La pornografía cumple la regla de las A, que algunos expertos definen los comportamientos susceptibles de crear adicción: adictiva, asequible, anónima. Hay una oferta infinita y acaba permeando muchos aspectos de la vida cotidiana. Entre los miles de usuarios que han pedido ayuda a Dale Una Vuelta, hay un patrón común. Varón, ha bajado la media de edad que está entre los 20-25 años pero también hay de más de 50. Que ven como el consumo de porno les impide llevar una vida sana. Les provoca ansiedad, problemas de relación con su pareja, imposibilidad de establecer relaciones afectivo emocionales satisfactorias y disfunciones sexuales.