La segunda campaña de excavaciones arqueológicas en el yacimiento de San Marcial de Rubicón, en Yaiza (Lanzarote), ha identificado las que podrían ser las monedas más antiguas en el contexto arqueológico de esa isla, con «ocho o nueve monedas» atribuidas a las acuñaciones de Enrique II o Enrique III, denominadas como “dineros coronados” o “cornados”. Según informa la Dirección General de Patrimonio Cultural del Gobierno canario, dentro de las piezas que se han exhumado destaca asimismo la gran cantidad de cerámica tanto aborigen como colonial, ya que permite fechar ciertas zonas del yacimiento. «Pero, sin duda, el descubrimiento más excepcional de esta última campaña ha sido el conjunto de monedas hallado en dos de las áreas excavadas, las denominadas zona fabril y zona de hábitat europeo», apunta la nota, que destaca que todas las monedas llevasen una contramarca que representa una letra B gótica, lo que convierte este hallazgo en un descubrimiento singular, apunta. «Es de sobra conocido, así aparece en la crónica Le Canarien y lo ratifica la documentación administrativa, que el rey otorgó a Jean de Bethencourt la facultad de acuñar monedas y también que la ausencia de metales en las islas impidió al primer conquistador y señor de Canarias hacer realidad esta prerrogativa, reservada siempre a la realeza», han destacado los investigadores. En las monedas halladas, además de esa «B» gótica, se representan el busto coronado del rey de perfil y mirando a la izquierda, aunque el estudio numismático todavía se encuentra en fase de discusión. «Aun así, se trata del hallazgo inédito al tratarse de los elementos monetarios más antiguos descubiertos en un contexto arqueológico en la isla», ha explicado María del Cristo González, codirectora junto a Esther Chávez del proyecto de investigación. El equipo conformado por las dos universidades públicas canarias se plantea si no será este sello la prueba de que Jean de Bethencourt logró hacer realidad esa regalía, haciendo imprimir la inicial de su apellido en las monedas en curso. Según explica González, «estamos ante un hallazgo monetario que, a día de hoy, es único y relevante, no solo para las islas, sino también para la numismática peninsular, en donde no parece haber ejemplos tan antiguos de esta práctica», todo ello si se llegase a confirmar esta teoría. En resumen, apuntan las investigadoras, se han podido localizar las monedas «más antiguas del archipiélago dentro de un contexto arqueológico, a excepción del dinero de vellón de Jaime II exhumado en la Cueva Pintada de Gáldar». La directora general de Patrimonio Cultural, Nona Perera, ha anunciado en la rueda de prensa que «se está tramitando un nuevo convenio que, con una vigencia de dos años, garantizará la continuidad de las investigaciones en San Marcial de Rubicón». Las piezas rescatadas en los meses de septiembre y octubre de 2021 han sido estudiadas por personal investigador y alumnado en el Laboratorio de Arqueología y Prehistoria de la ULL. En el caso de las monedas, debido a su frágil estado de conservación, tuvieron que ser limpiadas y consolidadas por una restauradora especializada antes de su estudio, Patricia Prieto, restauradora de la Cueva Pintada de Gáldar, fue la encargada de realizar estas intervenciones. El trabajo de campo también permitió documentar los vestigios de recintos domésticos asociados a las personas que formaron parte de las huestes comandadas por los conquistadores franco-normandos, Gadifer de la Salle y Jean de Bethancourt, así como por algunas mujeres que los acompañaron. En este sentido, la actividad arqueológica constató el uso del tapial, una técnica consistente en el levantamiento de muros mediante el uso de un encofrado de madera dentro del cual se vertía tierra arcillosa húmeda que era compactada a golpes con un pisón. «Esta técnica, usada con profusión según la documentación administrativa durante el período de transición colonial y de conquista definitiva de las islas Canarias, no había sido registrada arqueológicamente hasta el momento», ha afirmado la arqueóloga Esther Chávez. El interior de estos muros albergaba esa convivencia de cerámicas indígenas y coloniales, estas últimas datadas en la segunda mitad del siglo XIV y primera mitad del siglo XV en la península. «Estos hallazgos ayudan a definir espacios, ya que hay algunas zonas donde la presencia de cerámicas de procedencia aborigen es del 95% mientras que en otras, es mayoritario el porcentaje de cerámica colonial, lo que quiere decir que hay zonas donde vive la sociedad aborigen y otras donde vive la sociedad europea de manera casi independiente», concluye Chávez.