Madrid

La música triste tiene algo especial, algo que nos engancha. A veces nos eleva y sirve de analgésico en los días oscuros, otros simplemente nos mece y nos acompaña en nuestras angustias. Por algún extraño motivo la música triste tiene algo que nos atrapa.

Una crítica de prensa del primer disco de Leonard Cohen sugirió que el álbum debía ir acompañado de una cuchilla de afeitar. Aquellas frase marcó al músico canadiense y mientras algunos rieron la gracia otros abrazaron la tristeza y la melancolía del poeta de las canciones.

En Sofá Sonoro disfrutamos mucho con ese tipo de discos que invitan a la escucha sosegada y solitaria, esos discos que como el buen licor rascan al entrar antes de calentar el alma. Por ello hemos decidido recopilar algunos de nuestros programas favoritos dedicados a discos tristes, discos tristes para gente feliz. Esta es nuestra selección.

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Van Morrison | Moondance

Un disco con un tema tan redondo como Crazy Love tiene que abrir esta lista con ese verso de "Take away my trouble, take away my grief / Take away my heartache, in the night like a thief" (Llévate mi problema, llévate mi dolor / Llévate mi angustia, en la noche como un ladrón). Quizá sea más melancólico y oscuro Astral Weeks, el disco anterior de Van Morrison, pero hay pocas cosas más hermosas que Moondance, un disco que no se puede compartir, que es de escucha nocturna y solitaria.

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Radiohead | Pablo Honey

Radiohead acabó odiando su disco de debut, detestó el sonido, la producción y el éxito de Creep, que recibió comentarios parecidos al debut de Cohen. Un tema triste, muy de aquellos años noventa, pero una canción eterna, algo de lo que no pueden presumir muchos grupos. Thinking about you es otra de esas canciones que nos conectan con nuestro yo adolescente, con sus angustias, con sus temores salpicados de música arrebatadora. Puede que Radiohead deteste este álbum, pero a nosotros nos encanta.

Ben Harper | Childhood Home

Este disco que Ben Harper grabó junto a su madre es un viaje a la infancia, la de ellos y la nuestra. Un disco hermoso, pausado, melancólico, una colección de canciones que te conectan con esos días de niño en el que jugabas hasta tarde en los días de verano con tu madre llamándote a cenar por la ventana. Childhood Home no es un disco triste, pero tiene ese sonido que remite a las fotografías gastadas en blanco y negro en la que tu madre ya era más joven de lo que tu lo eres ahora.

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Nick Cave | Ghosteen

Ghosteen sí que es un disco triste, triste del carajo. Triste porque es el disco que Nick Cave grabó tras la muerte accidental de su hijo adolescente, un golpe tan duro que nadie debería experimentar en la vida. De este tipo de situaciones han salido, sin embargo, canciones maravillosas. El cantante australiano convirtió todo aquel terrible dolor en una colección de canciones preciosas y que sobrecogen. Pocas experiencias más descarnadas que tumbarse a oscuras con este disco y escuchar Waiting for you. Un viaje duro, pero que también sirve para expulsar nuestros propios demonios y temores.

Chavela Vargas | At Carnegie

Ya decía Joaquín Sabina aquello de que nadie canta las penas como Chavela Vargas. En este directo en el gran templo neoyorquino Chavela está inmensa. Su manera de arrastrar la voz, de rasgar las palabras, de cantar con el alma al rojo vivo resultan tremendamente arrebatadoras.

Sam Cooke | Night Beat

La primera canción de este disco ya te pone en perspectiva. "Nadie sabe los problemas que he visto, nadie sabe mi pena", canta Sam Cooke en los primeros versos del tema que abre esta joya, diferente en el sonido y en el enfoque del resto de la obra del cantante. Editado tras la muerte de su hijo, Cooke volvió al estudio para sacar la cabeza de su dolor y en este disco se muestra a pecho descubierto, con poca instrumentación, poniendo su voz en un primer plano delicioso como en I lost everthing. Un obra mayúscula de un artista eterno.

Otis Redding | Otis Blue

La forma de cantar de Otis Redding era única, especial. El músico de Georgia tenía la capacidad de atravesarte el alma con sus baladas y de ponerte a bailar dos minutos después. Redding vivió demasiado poco pero hizo cosas enormes. Una de ellas fue Otis Blue, su cima de 1965, un álbum que resume toda la magia de este soulman inigualable. I´ve Loving You To Long es quizá la mejor canción de amor que se ha escrito y la de Redding la mejor interpretación. Una canción que Otis "robó" a Aretha mientras ella tramaba quitarle Respect. Muy buen cambio.

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Bebo Valdés | Lágrimas Negras

No se han editado muchos discos en este país tan hermosos como Lágrimas Negras, un disco que resucitó a Bebo Valdés que llevaba demasiados años olvidado. La conjunción entre Bebo y Diego El Cigala resulta maravillosa y hay pocas cosas más conmovedoras que escucharlos revivir Vete de mí. Un disco perfecto que se mueve entre la ternura y el dolor pero con elegancia, como ese perdedor que se aleja de la escena con una sonrisa ladeada y la sensación de que pudo ser peor.

Billie Holiday | Lady In Satin

Billie Holiday cantó a la tristeza con todo el alma, con el corazón en la mano y con más honradez que nadie. Si había que hablar de fracaso, dolor o desengaño nadie sabía más que ella del tema. Su Lady in Satin, grabado tras salir de la cárcel, es su obra culmen. Con poco dinero, muchas dudas y algo de voz, Holiday entró al estudio al borde de la muerte y grabó un testamento vital que pone los pelos de punta.

Abbey Lincoln | Abbey Sings Abbey

Esta joya de la eterna Abbey Lincoln es otro testamento musical, un disco elegante, sabio y nocturno como el contrabajo tenebroso que abre Should've been. Esa visión de todo lo que pudo haber sido, de lo que debería haber sido resulta emotiva y sobrecogedora. La voz rota de la ya veterana cantante, que asomaba al borde de la muerte, hacen de este disco algo especial y digno de disfrutar en bucle.

The Cure | Disintegration

Puede que para muchos Disintegration no sea un disco triste, pero tiene una atmosfera donde ese sentimiento se puede expandir hasta desvanecerse, que no es poco. El sonido de Plainsong, la desesperación de Pictures of You o el lamento de Lovesong resultan evocadores y mágicos, Robert Smith es plena explosión creativa capaz de adentrarse en tu alma para darte un abrazo.

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Etta James | At Last

Pocas cosas tan desgarradoras en la vida como el lamento de la enorme Etta James cantando At Last, un canción única que celebra con un lamento una victoria. "Mis días solitarios han quedado atrás", canta James como si la vida le fuese en ello, como si las cicatrices todavía doliesen tras el final de la guerra. La belleza de Trust in Me o la delicadeza de Stormy Weather son tan dolorosos como reconfortantes.

Tom Waits | Closing Time

El debut de Tom Waits es un disco tan hermoso que duele, un álbum repleto de escenas en blanco y negro de gente perdida buscando un camino, una respuesta, gente suplicante, llena de anhelos y algunas esperanzas. Un disco que comienza con Ol'55 y que tiene canciones como I Hope I Dont Fall In Love With You, Martha o Lonely debería estar en un museo. Waits ha mostrado muchas caras a lo largo de su carrera, pocas de tanta fragilidad y desesperación.

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