Veinte discos de música que sorprendieron al mundo

Hay discos que tienen la capacidad de cambiar carreras y de crear leyendas. Muchos son creados al borde del abismo, otros son los primeros pasos en la música de artistas o bandas que luego crearon escuela. En otra categoría están esos álbumes especiales que sorprendieron al mundo por su sonido, sus canciones, su contexto o su relato. Esta semana recopilamos algunos de nuestros programas favoritos dedicados a esos discos que tuvieron la capacidad de pillar al mundo por sorpresa. Desde el álbum de regreso de David Bowie, al retorno de Cohen pasando por el debut de Elvis o el disco blanco de los Beatles. No te pierdas los nuevos episodios de Sofá Sonoro suscribiéndote al programa en Apple, Ivoox , Google o Spofify Tras grabar varias canciones de éxito el gran paso en la carrera de Elvis Presley fue dejar Sun Records y fichar por RCA por un precio que entonces pareció una locura. El rock, a mediados de los años 50, parecía una moda juvenil, algo pasajero que duraría un par de años. Pero Elvis rompió la baraja. Su primer disco vendió un millón de copias y sentó las bases del género y elevó su potencial comercial. Aquella música de los afroamericanos se convirtió en la gallina de los huevos de oro y en la primera gran sorpresa del rock and roll. Cuenta la leyenda que Miles Davis solía presumir de haber cambiado el curso de la música en seis ocasiones. Quizá sea presuntuosa la afirmación, tal vez no vaya desencaminada. En 1959, Miles Davis y un puñado de genios entraron a un estudio de grabación de Nueva York, unos días después salieron de allí con uno de los discos más fascinantes de la historia del jazz. Kind Of Blue es una obra mayúscula que sentó cátedra y creó escuela, la respuesta de la crítica y de los seguidores del jazz fue tan unánime como instantánea. Aquel disco abrió una nueva vía en el jazz, pero cuando otros comenzaron a indagarla Davis ya estaba a otras cosas. En la segunda mitad de los años 50, Billie Holiday había tocado fondo. Sin dinero, presa de las adicciones y mal de salud, a la gran dama del jazz apenas le quedaban unos años de vida y un poco de voz. No necesitó más. El 19 de febrero de 1958, Holiday entró en los estudios de Columbia en Nueva York por penúltima vez. Entró a arrastras, hecha polvo y en apenas dos días registró su testamento musical, el eterno Lady in Satin. El último grito de Billie Holiday fue, a la par, su disco más caro, quizá también el más ambicioso. Un trabajo que dividió a la crítica pero que con el tiempo ha terminado siendo uno de los más queridos de su extensa discografía, un disco que llegó en un 1958 repleto de joyas, pero marcado por el ocaso de Holiday, una ocaso más hermoso que las cimas de muchos otros artistas. What Id Say fue un éxito enorme y el comienzo de una etapa muy interesante en la discografía de Ray Charles con discos cada vez más arriesgados, pero fue con esta joya con la que el pianista asaltó las listas de éxito, un álbum que plasmó una vieja enseñanza de su madre, una mujer que se aseguró de que su hijo ciego fuese independiente y seguro de si mismo. «Que tu música refleje lo que eres», le dijo su madre y ese consejo se trasladó en la carrera de Ray Charles y alcanzó una de sus cimas en esta maravilla de disco que toma el nombre de una canción orgásmica que surgió de la improvisación en una noche en la que se quedó sin repertorio. Que un pianista ciego y negro saltase a las listas de éxito segregadas de la época supuso toda una noticia y el primer gran paso de una carrera legendaria. Cuando parecía que la carrera de los Beach Boys podía atascarse y la banda quedar encasillada en ese surf rock que estaba pasado de moda, el grupo se sacó un as de la manga. En 1965 el mundo de la música popular comenzó a cambiar, se comenzaron a sembrar los frutos que cristalizarían en la segunda mitad de aquella década fascinante. En 1966 vieron la luz algunos de los discos más influyentes del rock y el pop. Uno de ellos fue Pet Sounds, un álbum que retrató a la perfección las nuevas metas de aquellos músicos. “Con Pet Sounds traté de hacer un retrato que representase toda mi vida... y lo conseguí”, explicaba Brian Wilson en una entrevista. La complejidad, la magia y los cientos de recovecos sonoros de esta joya siguen enganchando más de medio siglo después. Eso no lo consigue cualquier disco. El White Album es un trabajo largo, extraño, inconexo y mal ordenado, pero también es uno de los discos más geniales de los Beatles capaz de juntar canciones ñoñas como Ob-La-Di, Ob-La-Da con salvajadas protoheavies como Helter Skelter. También fue su primer disco doble y una sorpresa para un mundo que empezaba a esperar una tras otra de la banda de Liverpool. Media docena de álbumes de los Beatles podrían figurar en este listado, pero nos quedamos con el disco blanco aunque solo sea porque nadie podía esperar que la banda más conocida y reconocida del mundo no sacase sus caras en la portada. Dejamos atrás los maravillosos años 50 y los trepidantes años 60 para adentrarnos en esos setenta salvajes donde la creatividad de la década anterior se mantuvo y se disparó en nuevas direcciones. No vamos a incidir mucho en estos años porque hace unos meses ya recopilamos nuestros programas favoritos de álbumes editados en los setenta. Puedes leer la noticia en este enlace y seguir todos los episodios de Sofá Sonoro suscribiéndote en las distintas plataformas. Apple, Ivoox o Spofify. Tras hacerse una carrera como compositora de canciones de éxito, Carole King decidió hacer un movimiento a la primera línea: cantar sus propias canciones. A pesar de los miedos y las inseguridades la cantante sorprendió a todo el mundo vendiendo más de 10 millones de copias de Tapestry. Si alguien dudo en alguna ocasión del talento de King este disco demostró que estaba equivocado. En este álbum se resumen todos los dones de King y sigue teniendo una fuerza y una capacidad hipnótica que no ha perdido nada con el paso de los años. Con esta delicia de disco King se cargó el techo de cristal de la época con una patada. En 1978 llegó a las tiendas un disco que iba a poner la música latina patas arriba. Un álbum de salsa que era mucho más, como también era mucho más su creador, un Rubén Blades que fue abogado, político, actor y uno de los grandes referentes de la música latina. Salsa intelectual llamaron a aquella música que a los ritmos tradicionales incorporó un retrato de la sociedad latina de los barrios estadounidenses creando una idea identitaria y de comunidad, con sus valores y sus denuncias. Un álbum que llegó con la etiqueta del sello Fania, y que transformó el rumbo de la salsa con canciones largas con historias sencillas pero llenas de mensaje. Siembra consiguió que EEUU prestase atención por primera vez a la música latina. Los grandes discos de la historia han hablado de amor, de rebeldía, de sexo, de rupturas. Ninguno hizo jamás una elegía tan acertada y poderosa de los perdedores como el London Calling de The Clash. La banda inglesa editó su obra maestra en 1979 con los últimos estertores del punk. El grupo liderado por Joe Strummer quiso mirar más allá del género, recuperar las raíces y crear algo diferente. El resultado de aquel viaje provocó una revolución en la música encumbrando a The Clash como una banda única, como “la única banda que importa”, tal y como se la conoció entonces. Este álbum, cuando nadie esperaba nada de aquellos grupos salidos del punk demostró que aquellos chavales tenían un discurso y un talento más allá del ruido y el enfado. No profundizamos más en los 70 para hacer hueco a la siguiente década, unos años 80 marcados por la primera gran crisis del rock y por la curiosidad que llevó a indagar en nuevas direcciones sonoras que dieron lugar al nacimiento de nuevos géneros. A pesar de ser años marcados por el pop que representaban gigantes como Michael Jackson o Madonna, la década también dejó curiosas sorpresas. Sigue Sofá Sonoro suscribiéndote en las distintas plataformas. Apple, Ivoox o Spofify. Bruce Springsteen se encontraba en un gran momento profesional a principios de los años 80. Acababa de editar The River y Born in the USA se estaba cociendo a fuego lento. Entre ambos discos, Springsteen vivió su primera gran depresión. Alejado de todo y de todos, el músico se encerró en su cuarto y dio forma a unas canciones diferentes. Esas canciones acabarían siendo Nebraska, su primer disco sin la E Street Band. Bruce vio en aquellas canciones algo especial y decidió hacer algo inusual: grabarlas en una maqueta. Esa maqueta de sonido casero fue uno de los discos más queridos de los seguidores de Springsteen y algo tan inesperado que descolocó a la crítica que tuvo que reconocer el valor de Bruce para hacer algo tan inesperado y diferente. Muchos seguimos esperando otro disco como Nebraska. Tras unos años increíbles junto a Ike Turner, Tina huyó en mitad de una noche cansada de los abusos y las palizas. Se fue sin nada y partió de cero. También en la música. Con más de 40 años, Tina Turner editó Private Dancer, un disco en el que nadie confiaba. Con ese disco arrasó, vendió millones de copias y llenó estadios. Tina Turner se convirtió en una súper estrella del rock en una industria donde reinaban las mujeres jóvenes. Nadie ha sido capaz de protagonizar un regreso así. Tampoco bailar y gritar el rock con esa energía. U2 editó The Joshua Tree en marzo de 1987 y aquel disco cambió su carrera, fue el punto de no retorno hacia el estrellato. Sus once canciones son el retrato de América de un chico irlandés de 27 años con mucho mundo a sus espaldas. Un disco que fue número 1 en más de veinte países, que se llevó el Grammy al álbum del año despachando 25 millones de copias y que fue, sobre todo, la banda sonora de finales de los ochenta para miles de jóvenes. A pesar de ir creciendo disco a disco pocos podían esperar que con este álbum la banda de Bono comenzase su conquista mundial. En 1988 llegó a las tiendas el primer disco de los Traveling Wilburys, una aventura musical que juntó un talento descomunal que dejó aparcados sus egos, incluso inventándose sus nombres, para trabajar juntos en unas canciones divertidas que nacieron de forma conjunta. Los Traveling Wilburys eran amigos que querían pasárselo bien y eso se transmite en estas canciones. Lejos de ser pretencioso este álbum retrata una manera distinta de entender la música. La sorpresa de ver juntos a Bob Dylan, George Harrison, Tom Petty, Roy Orbison y Jeff Lynne fue tremenda en su día y leer esos nombres juntos siguen impactando. Los noventa fueron años de grandísima música. Desde el inicio de década con el hard rock al britpop pasando por el grounge o el triphop. En aquellos años llegaron buenos discos, grandes bandas y algunos álbumes que nos conquistaron a todos. Estos son algunos de ellos. Pocos discos de debut han resultado tan explosivos, sorprendentes e influyentes como Dummy, la carta de presentación de Portishead. Dummy es un disco misterioso, tan oscuro como bonito. Un disco que siguió la senda del debut de Massive Attack y que situó a la ciudad de Bristol como una alternativa sonora en aquella Inglaterra del britpop, un álbum que llegó en 1994, en plena explosión de Oasis y Blur y que abrió una nueva vía musical para sorpresa de la prensa inglesa que tuvo que poner un ojo lejos de Londres. En 1995 una chica canadiense de 21 años asaltó las listas de música de medio mundo con la edición de su tercer disco, el primero que se editaba fuera de Canadá. El debut internacional de Alanis Morissette fue una de las grandes sorpresas musicales de aquella década de los noventa, un disco que colocó a Alanis entre las grandes mujeres del pop y del rock, una compositora con una visión fresca, un sonido contundente de guitarras poderosas que consiguió vender más de 30 millones de copias de un álbum repleto de sencillos que pasaron a formar parte de la banda sonora de quienes se criaron en aquella época. Tras comerse el mundo con Mano Negra, la banda que Manu Chao formó junto a su hermano, el cantante se encontró a los 37 años sin grupo y con muchas cosas que decir. En esa coyuntura decidió viajar, escuchar, aprender, abrir su mundo y sus horizontes. El cantante estaba sin rumbo, pero con ganas de seguir haciendo cosas y en 1998 llegó su debut en solitario, ese Clandestino que marcó una pequeña revolución y que elevó a Chao a una nueva dimensión. Nadie contaba a finales de los noventa con que la siguiente gran sorpresa musical llegase de Cuba y de la mano de una panda de octogenarios. El disco de Buenavista Social Club tuvo un impacto enorme. Producido e impulsado por Ry Cooder, el álbum fue un éxito total y una forma de pasar las viejas canciones cubanas a una nueva generación. A la par, el álbum convirtió en estrellas a aquellos ancianos que llevaban décadas alejados de la música y que de pronto tuvieron que hacer las maletas para presentar esas canciones en EEUU, Europa y Asia. La calidad, la emoción y el impacto desde estas canciones se mantiene intacto tantos años después y la historia de sus artistas sigue siendo de lo más fascinante de la música. A principios de los años noventa, Johnny Cash estaba acabado, fuera de la industria. Cash estaba sin sello, tocando en locales de segunda y viviendo más del pasado que del presente tras pasar años sin grabar nada interesante. En ese contexto apareció el productor Rick Rubin, que a sus treinta años se había hecho un nombre como productor de hip hop. Rubin buscaba una leyenda acabada para que grabase en su sello y Cash cumplía todos los requisitos. En 1994 llegó a las tiendas American Recording, la primera entrega de una exitosa serie de seis discos que devolvieron a Johnny Cash a la primera línea de la música con una colección de canciones que tuvo un impacto tremendo. Otro de los grandes regresos a la primera línea lo protagonizó Leonard Cohen en 2012 con Old Ideas, su primer disco en ocho años. El poeta había regresado a los escenarios en 2008 tras descubrir que su agente y amiga de confianza le había robado el dinero que guardaba para la jubilación. La idea de volver vino motivada por el dinero, pero derivó en una racha tremenda del canadiense que se plasmó el giras memorables y varios discos a la altura de lo mejor de su discografía. Old Ideas es una obra maravillosa que tuvo ese punto de disco inesperado. Durante dos años, un retirado David Bowie entró en un estudio de grabación de Nueva York junto a su amigo Tony Visconti sin que nadie en el mundo se enterase. Durante esos dos años dio forma a la que sin duda ha sido la gran sorpresa musical de este siglo. El regreso sin previo aviso de David Bowie en 2013, el 8 de enero, el día que cumplía 66 años. No sabíamos entonces que el músico moriría apenas tres años después ni que esta joya tendría continuidad con el disco final del inglés. El impacto de la noticia del disco de Bowie fue tremendo y escuchar sus canciones nuevas tantos años después fue una enorme alegría para todos sus seguidores. NOTA: Estos programas se han hecho con la colaboración de Fernando Navarro, Yahvé de la Cavada, Toni Castarnado, Manuel Recio, David Moreu, Arturo Lezcano, Mario Tornero, Fernando Neira, Sheila Blanco, Javier Márquez y Lucía Taboada.