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"La retirada de Argelia del tratado es un gesto simbólico, no le interesa la ruptura total de las relaciones bilaterales"

Juanjo Álvarez, catedrático de derecho internacional de la Universidad del País Vasco, ha analizado la decisión de Argelia de retirarse del Tratado de Amistad, Cooperación y Buena Vecindad que tenía con España desde 2002

"La retirada de Argelia del tratado es un gesto simbólico, no le interesa la ruptura total de las relaciones bilaterales"

Juanjo Álvarez, catedrático de derecho internacional de la Universidad del País Vasco, ha sido entrevistado por Aimar Bretos en 'Hora 25' para analizar la reciente ruptura de Argelia del Tratado de Amistad y Cooperación que mantenía con España desde hace 20 años.

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Se trata de otra consecuencia de la decisión tomada por el Gobierno de España de posicionarse a favor del plan de Marruecos para el Sahara Occidental, en un giro claro de la postura histórica del país en relación al conflicto. Álvarez ha explicado que suspender el Tratado consiste en "dejarlo inaplicable durante un tiempo que no ha sido precisado por Argelia, pero deja más claro lo que no implica. No implica la denuncia que hubiera supuesto retirarse definitivamente de ese tratado, a pesar de que habría seis meses de prórrroga".

Por tanto, el experto señala que "es un acto simbólico, diplomático, en el que deja sin efecto un convenio que es programático, es decir, es un convenio de buena voluntad con palabras grandilocuentes, propias de la diplomacia, pero sin una efectividad directa".

Además, Álvarez considera que con este movimiento se busca mandar un mensaje: "Argelia no se retira definitivamente -que tecnicamente se denomina denunciar-, sino que simplemente suspende el tratado y lo deja ahí en una especie de limbo, como gesto manifiesto de discordancia con la decisión adoptada por España. Si realmente hubiera pretendido una retorsión económica directa, tendría otras vías, pero no le interesan a Argelia. Podría denunciar el acuerdo recíproco de inversiones o acudir a otras vías económicas, pero no le conviene".

"En realidad, este acuerdo que se firmó en 2002 es muy similar al que se llegó unos años antes con Marruecos. Es un tipo de acuerdo diplomático con bonitas palabras a partir del cual luego se desarrollan acuerdos específicos. Por ello, creo que se queda en ese elemento simbólico y no debería tener efectos directos en las relaciones bilaterales entre las empresas argelinas y españolas".

Con relación a un presunto corte del gas, Álvarez señala: "Yo creo que no va a suceder, porque lo que se juega Argelia es la inseguridad que podría generar como estado destinatario de inversiones, ya no solo con España sino también con la Unión Europea. Ahí hay un cálculo de oportunidad y cada país debe medir hasta dónde llegas en el reto que formulas al otro Gobierno y considero que no van a dar ese paso, porque perderían también mucho. Además, la propia UE podría presentar sanciones importantes. A ninguna de las dos partes le vendría bien una ruptura de las relaciones".