Cuando hablamos de alimentación, de cocina, de llevar una vida sana, saludable, siempre acabamos haciéndonos cientos de preguntas: ¿Pasa algo si me como un yogur caducado? ¿Puedo descongelar una pechuga sobre la encimera? ¿Existe la dieta sana por excelencia? ¿Existe la hora perfecta para comer? Preguntas difíciles de responder por muchos de los consumidores ante la falta de conocimiento sobre las pautas de alimentación y la seguridad alimentaria. Para conocer la respuesta correcta, hablamos en Hora 25 con Beatriz Robles, la nutricionista, tecnóloga de alimentos y divulgadora de seguridad alimentaria. La fecha de caducidad nos dice hasta qué día es seguro consumir el alimento. A partir de ahí, no se garantiza su seguridad. El consumo preferente nos avisa hasta cuándo el alimento mantiene su calidad, su color, su sabor o su textura. Sí que te lo puedes comer, pero igual lo notas diferente. En todos los alimentos crudos de origen animal, como carnes, pescados, huevos o lácteos. También todos los platos listos para consumo, como la típica ensaladilla que compras en la zona de refrigerados. Sí, porque normalmente no nos dicen el riesgo que tenemos con determinados platos. Vemos muchas recetas en internet, influencers que hablan de tartar, sushi con pescado crudo y no nos dicen la otra cara, que todo alimento crudo de origen animal es un alimento de riesgo y mucho más en determinados grupos de población, como por ejemplo en embarazadas, en niños pequeños o en personas mayores inmunodeprimidas. Si se transmite la existencia de ese riesgo, no hay problema en consumirlos, pero no se está haciendo. Con algunos como el huevo que se relaciona con un gran número de intoxicaciones alimentarias, fundamentalmente con la salmonella. Hay que tener cuidado con la tortilla poco cuajada o la mayonesa con huevo crudo que hacemos en casa y que dejamos un par de horas encima de la mesa después de comer. También con la fruta cortada que se vende en supermercados y no está en la zona de refrigerados. Si están a temperatura ambiente, ahí sí que hay riesgo porque los microorganismos de la superficie de esa fruta, de las manos de los manipuladores, de los utensilios con los que se han cortado, han podido contaminar la pulpa y al dejarlo a temperatura ambiente crecen hasta alcanzar un número importante que puede producirnos una intoxicación. No, eso son mitos. No hay un alimento imprescindible, salvo la leche materna en el caso de los bebés. Es cierto que hay nutrientes imprescindibles que están en una gama muy amplia de alimentos. Puedes nutrirte perfectamente con una variedad de alimentos inmensa. Por eso decimos también que no hay una dieta saludable. Hay muchas dietas saludables y son, por definición, las que mantienen tu salud, previenen enfermedades crónicas y además te permiten seguirlas durante toda tu vida. Sí. Podemos volvernos intolerantes porque es un proceso adaptativo. La lactasa, la enzima que se produce al tomar lactosa, no se produce y, al final, acabas provocándote tú mismo la intolerancia. Pues me temo que las temperaturas, porque es algo que todos lo hacemos mal, el cocinar un alimento y dejarlo en la encimera un par de horas o incluso utilizar el horno a modo de armario y meter allí las sobras para sacarlas por la noche. Dejar los alimentos a temperatura ambiente es un riesgo. En los meses de calor o en las zonas cálidas de nuestro país, deberíamos dejarlos como mucho una hora a temperatura ambiente. Si hablamos de sobras, deben ir directamente al frigorífico siempre que podamos. Lo ideal sería hacerlo en el frigorífico, en la parte más fría, porque la descongelación lenta es la que mantiene mejor la calidad y las propiedades del producto. No hay que hacerlo nunca en la encimera, ni ponerlo al sol, ni encima de la calefacción, ni tampoco bajo el grifo del agua caliente. Las nueve de la noche es buena hora teniendo en cuenta el país en el que estamos, donde somos de comidas y cenas muy tardías. No hay mucha evidencia, pero todo apunta a que una comida temprana y una cena temprana se relacionan con una mejor salud a largo plazo. No es algo para todo el mundo. Hay personas a las que el cambio de pauta alimentaria le puede motivar y le puede venir bien, le puede animar para seguir. Hay otras personas a las que le resulta extremadamente difícil porque no están acostumbrados a comer en una ventana de horas determinadas, a pasar tanto tiempo sin comer o les impide llevar una vida social y familiar porque no comen con la familia o no pueden cenar con la familia y a lo mejor era un momento importante en su vida. Un apunte importante es que puede haber cierto riesgo en las personas que tienen predisposición a desarrollar trastornos de la conducta alimentaria por esa pauta de ayuno, de libertad para comer distintos tipos de alimentos que deberían ser saludables, pero que tampoco se pautan. Puede ser problemático, teniendo en cuenta, además, que no sabemos si cada uno de nosotros tenemos esta predisposición a desarrollar un trastorno de la conducta alimentaria.