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Historia del Archivo Lafuente: cuando la mozzarella y el queso sándwich se transformaron en arte

Cómo un fabricante de queso conformó el gran legado para entender las vanguardias

Historia del Archivo Lafuente: cuando la mozzarella y el queso sándwich se transformaron en arte

Historia del Archivo Lafuente: cuando la mozzarella y el queso sándwich se transformaron en arte

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José María Lafuente es un empresario quesero de Cantabria que a lo largo de décadas ha ido creando uno de los archivos de arte del siglo XX más importantes del mundo: el Archivo Lafuente. El Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, a través del Ministerio de Cultura, va a adquirir el Archivo Lafuente. En marzo, Miquel Iceta dijo que la compra estaba hecha. Estamos a finales de junio y hemos preguntado al propietario.

“No, no está hecha. Está en vías de hacerse, pero no está hecha. Claro, yo entiendo que un fondo de 140.000 elementos que haya que tenerlo todo bien atado antes de finalizar la operación. Y ahí estamos. ¿Se hará finalmente? Quiero pensar que sí”.

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A la espera de que la operación se confirme por las dos partes, es probable que muy pronto, este reportaje cuenta de dónde sale este industrial quesero, José María Lafuente, que transformaba las ventas de mozzarella en documentos de la vanguardia rusa de 1917 o en dibujos de Cessepe.

El archivo se encuentra físicamente en una de las fábricas de Quesería Lafuente ubicada en un polígono industrial a orillas de la ría de San Salvador, cerca de Santander.

¿Qué es el Archivo Lafuente?

Ocho personas tienen el cometido de investigar, catalogar y cuidar obras y documentos. La zona de conservación es una sala que se alarga en una sucesión de estanterías, cajoneras y corredores que se pierden en lo profundo. Nada más entrar, sobre uno de los estantes, reposa una pieza de Marcel Duchamp. Dos pasos más y entramos en el mundo del fotógrafo Alberto García Alix y la revista “El canto de la Tripulación”. Se abre una cajonera, y aparece el fondo de la vanguardia rusa. En el archivo Lafuente se guardan los documentos primigenios del dadaísmo, la obra original de los grandes autores del comic underground español, el archivo del pintor Eduardo Arroyo...En estas estanterías se puede seguir el rastro del fundador del surrealismo André Breton, de la pintora de la generación del 27, Maruja Mallo, pintora de la generación del 27, los pasos de la Bahuhaus, el arte conceptual y minimalista de Sol Lewitt, la producción artística de Mathias Goeritz, padre de la arquitectura emocional... “Claro, es que son 140.000 elementos, de los cuales 20.000 son obras originales".

Cabaret Voltaire: recueil litté raire et artistique, Zúrich: Hugo Ball, 1916; Walter Gropius y Lyonel Feininger: Programa de la Bauhaus en Weimar, abril de 1919; Vladimir Mayakovsky y Aleksandr Rodchenko: Pro eto, Moscú: Gosudarstvennoe izdatel’stvo, 1923. Archivo Lafuente

Cabaret Voltaire: recueil litté raire et artistique, Zúrich: Hugo Ball, 1916; Walter Gropius y Lyonel Feininger: Programa de la Bauhaus en Weimar, abril de 1919; Vladimir Mayakovsky y Aleksandr Rodchenko: Pro eto, Moscú: Gosudarstvennoe izdatel’stvo, 1923. Archivo Lafuente

Cabaret Voltaire: recueil litté raire et artistique, Zúrich: Hugo Ball, 1916; Walter Gropius y Lyonel Feininger: Programa de la Bauhaus en Weimar, abril de 1919; Vladimir Mayakovsky y Aleksandr Rodchenko: Pro eto, Moscú: Gosudarstvennoe izdatel’stvo, 1923. Archivo Lafuente

Cabaret Voltaire: recueil litté raire et artistique, Zúrich: Hugo Ball, 1916; Walter Gropius y Lyonel Feininger: Programa de la Bauhaus en Weimar, abril de 1919; Vladimir Mayakovsky y Aleksandr Rodchenko: Pro eto, Moscú: Gosudarstvennoe izdatel’stvo, 1923. Archivo Lafuente

¿Quién es José María Lafuente?

¿De dónde sale este empresario quesero, José María Lafuente Llano, que ha invertido tiempo y dinero para reunir obras y joyas documentales que explican el arte del siglo XX? Su padre se llamaba Agustín Lafuente. Había nacido en la cuenca asturiana en el año 1913, el padre era maquinista. Huérfano de madre y con escasa formación, dejó Asturias y se instaló en la ciudad de Madrid durante los años finales del reinado de Alfonso XIII y la república. Trabaja como meritorio en la editorial Cenit, vinculada a los movimientos y pensadores revolucionarios y muy crítica con el estalinismo. Su filiación al POUM, Partido Obrero de Unificación Marxista, condicionaría parte de su vida. Acabada la guerra civil, intenta llegar a pie hasta Francia con un compañero, su futuro cuñado. Agustín sufría una enfermedad pulmonar crónica. Ya durante su estancia en Madrid, había enfermado gravemente y estuvo ingresado en el Hospital San Carlos, hoy Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, institución que a través del Ministerio de Cultura va a comprar el archivo de su hijo José María.

Agustín regresa a Asturias, se casa con María Llano y entre 1940-41 viven en un éxodo continuo por varios pueblos intentando pasar de incognito. Hasta que llegan a Pola de Gordón (León) donde el tío Vicente tenía una incipiente mantequería “ Ahí es donde aprende el oficio y se puede decir que el Grupo Lafuente nace de ahí”.

Nazario: Original para la cubierta de Rock comix, n.º 4, 1976. Técnica mixta sobre papel, 35.5 x 48 cm. Archivo Lafuente.

Nazario: Original para la cubierta de Rock comix, n.º 4, 1976. Técnica mixta sobre papel, 35.5 x 48 cm. Archivo Lafuente.

Nazario: Original para la cubierta de Rock comix, n.º 4, 1976. Técnica mixta sobre papel, 35.5 x 48 cm. Archivo Lafuente.

Nazario: Original para la cubierta de Rock comix, n.º 4, 1976. Técnica mixta sobre papel, 35.5 x 48 cm. Archivo Lafuente.

Agustí Lafuente y María Llano tienen allí sus dos primeros hijos. Y después de algunos años de aprendizaje y trabajo, abren una quesería en los bajos de un edificio fuera de la zona amurallada de la ciudad de Lugo. “Ahí es donde yo nazco. Mi madre está haciendo una cuba de queso con la leche que se recibía a las siete de la tarde y a las nueve nací yo, en casa”.

Es 1957. Un año después, la familia se traslada a Cantabria y su padre va dando forma a una fábrica, primero en Solórzano y luego en Heras, muy cerca de donde está el Archivo Lafuente.

Viven en un piso de 70 metros cuadrados donde abundan libros de pensamiento político y donde siempre hay hueco para cobijar durante días a quienes lo necesitaran. “Mi padre siempre ayudó a mucha gente. Yo de chiquito iba con mis padres al sur de Francia. Y mi madre y yo estábamos en una terraza y a mi padre le veía en el espigón del muelle hablando con unos señores que bajaban de París”.

En casa el tema de conversación omnipresente era la fábrica de queso. Y ahí, siempre fue clave el papel de la madre, María. “ Era una enorme trabajadora. Es más, era un matriarcado absoluto. Yo nunca diré que las grandes decisiones fueron de mi padre, qué va... Como poco, compartidas".

Los padres ya mayores, venden la fábrica de queso, pero con el compromiso de que la empresa compradora (Danone) les permitiera seguir en una pequeña instalación donde la familia trabajaría por su cuenta. “Era una pequeña fábrica donde mi cuñado Roberto y mi hermano iban trabajando. En mí nadie pensó. Yo era un buen estudiante y siempre creyeron que yo haría una carrera y tendría otra ocupación".

Entró en la Escuela de Caminos, luego probó con la ingeniería técnica industrial, pero por varios motivos y carambolas de la vida, acabó trabajando en la fábrica de manera provisional mientras se resolvía el traslado de su expediente académico a Madrid. Aquel periodo de interinidad se fue alargando. “Mi madre, con lo que había trabajado y bregado en la fábrica, no quería ni oír hablar de que estuviese en la fábrica, pero mi padre miraba de reojo y eso le satisfacía".

La fábrica era pequeña y casi exclusivamente familiar. Trabajaban seis personas. Hacían queso para sandwiches. Hoy, el grupo Lafuente tiene dos plantas en Cantabria, una en Asturias y otra en Murcia. “Cuando yo entré se hacía en torno a 20.000 kilos de queso al año. Este año (2022) igual son 55 millones de kilos y se seis personas (hemos pasado) a novecientos, casi mil”.

La compañía se centra en dos líneas de producción diferenciadas: Una centrada en supermercados. “Trabajamos para Mercadona bajo la marca Hacendado. Tenemos cuarenta referencias que abarca todo un mundo de mozarela, perlas de mozarela, mascarpone, quesos frescos, quesos de cabra...” La otra línea, en hostelería: ”Es probable que muchas de los sándwiches o pizzas o ensaladas que tú te puedas tomar en una cafetería o en un bar, una pizzería o un restaurante, hayan salido de alguna de nuestras fábricas”.

Le Corbusier: Le Poème de l’Angle Droit, 1955. Collage sobre papel, 42.4 x 32 cm; Ceesepe: Original para Estrellita va a Nueva York, 1981. Técnica mixta sobre cartón, 64.5 x 46.5 cm c/u [selección]. Archivo Lafuente

Le Corbusier: Le Poème de l’Angle Droit, 1955. Collage sobre papel, 42.4 x 32 cm; Ceesepe: Original para Estrellita va a Nueva York, 1981. Técnica mixta sobre cartón, 64.5 x 46.5 cm c/u [selección]. Archivo Lafuente

Le Corbusier: Le Poème de l’Angle Droit, 1955. Collage sobre papel, 42.4 x 32 cm; Ceesepe: Original para Estrellita va a Nueva York, 1981. Técnica mixta sobre cartón, 64.5 x 46.5 cm c/u [selección]. Archivo Lafuente

Le Corbusier: Le Poème de l’Angle Droit, 1955. Collage sobre papel, 42.4 x 32 cm; Ceesepe: Original para Estrellita va a Nueva York, 1981. Técnica mixta sobre cartón, 64.5 x 46.5 cm c/u [selección]. Archivo Lafuente

¿Cómo brotó en José María Lafuente el interés por al arte?

En las paredes de aquel piso familiar de Santander de los años 60 colgaban dos reproducciones de Picasso: un boceto del Quijote y Sancho y el Guernica. En la memoria de Lafuente también reclaman relevancia una asignatura de historia del arte en bachillerato, una colección de libros de clásicos de arte de Rizzoli y los viajes en un autobús de La Continental hasta Madrid. Se alojaba en la pensión que su tía Oliva tenía al lado de La Gran Vía. “En la calle Valverde, 6, lo que fue el Hostal Lafuente. Yo iba en ese autobús y hasta que regresaba el domingo a la noche, me dedicaba a ver cine y sobre todo, a ir al Prado. Pero mirar, mirar...en los años 1973, 74, 75..., yo el arte contemporáneo no sabía ni lo que era”

La mirada fue evolucionando y un día fue a una exposición de una galería de Santander. E hizo su primera compra : una serigrafía del pintor Eduardo Arroyo. “De un primer sueldo de 50.000 pesetas, yo me gasto en un cuadro 35.000. Claro, vivía todavía con mis padres. Pero yo me gasto eso porque de alguna manera lo siento. Me digo - Qué bonita es esta obra, voy a comprarlo-” Aquella serigrafía de Eduardo Arroyo sigue colgada en una de las paredes de la que fuera casa de sus padres. Una de las ultimas grandes adquisiciones del Archivo Lafuente, ha sido el archivo completo de Eduardo Arroyo. José María Lafuente trabaja en un despacho rodeado de los libros del pintor.

Avanzada la década de los 70 y 80, Lafuente siguió adquiriendo obras de manera ocasional, frecuentó galerías y la compañía de artistas de Santander, pero nunca con la idea de hacer una colección. En 1989-1999 entabla relación en Madrid con la Galería Moriarty, “ Era la galería de lo que se llamó luego la Movida Madrileña”. Fue un paso más...

Entre 2001 y 2002 conoce a dos personas que darán un giro a su relación con el arte. “Pablo Beltrán de Heredia y Miguel Logroño".

Pablo Beltrán de Heredia había sido gerente de los Encuentros de Altamira que se realizaron en Santillana del Mar, en 1949-50 y que fue uno de los hitos de la historia cultural de España. Beltrán de Heredia guardaba los documentos que permitían entender y explicar aquellos encuentros.

Y Miguel Logroño, periodista y crítico de arte, organizador del Salón de los16, enseñó a José María a mirar lo efímero del arte y a dar valor a folletos, catálogos, dibujos, carteles, documentos, ediciones que completaban la trayectoria de los autores y las obras. “Si me dices - ¿qué persona (quisieras que) pudiese ver hoy el Archivo? - Miguel Logroño. No sé lo que hubiera dado por ver lo que a partir de su colección, ha sido lo que es el archivo”.

José María Lafuente ha dudado si vender o no vender un archivo que atesora piezas y documentos que ni siquiera tienen los mejores museos del mundo, -“Claro que sí, hombre es muy duro”-, ero está convencido de que ha llegado el momento. “Vender no me va a cambiar la vida, pero lo que pienso es que es tal la dimensión actual del Archivo Lafuente que a mí me sobrepasa, que nos puede llegar a sobrepasar el conjunto que es el Archivo. Entonces, creo que esto no debe estar en manos privadas. No es que no deba estar, puede estar perfectamente, de hecho, aquí está, hay gente trabajando y lo estamos manteniendo, pero yo creo que es tal la dimensión que tiene que ir más allá de que yo lo quiera atesorar. Y lo que yo creo que hace el estado, en este caso a través del Ministerio de Cultura y el (museo) Reina Sofía , es decir. - esto es claramente una operación de Estado”.

Severino Donate

Severino Donate

Llegó a la SER en 1989. Ahora hace reportajes.

 
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