La estrategia gallego-andaluza puede dejar aislada a Ayuso entre las baronías del PP

La digestión de las elecciones andaluzas del domingo va por partidos, pero la distancia de las horas que han pasado permite sacar algunas conclusiones que van más allá de las que quieran sacar cada uno de los protagonistas, porque de esas conclusiones dependerá cómo encaran lo que queda de legislatura con el obstáculo en medio de las elecciones municipales y de algunas autonómicas. Entre los derrotados, los que hagan lecturas complacientes o los que responsabilicen a elementos externos de sus propios errores, es posible que tengan más dificultades para encarar la recta que empieza ahora. Una de las conclusiones, en la que ayer ya pusimos el acento, pero que creo que es muy importante destacar, es que la ultraderecha no va a participar en el Gobierno de Andalucía. Al PP esto le permite respirar, pero siguen teniendo el problema de tenerlos pegados en Madrid o en Castilla y León, por ejemplo. Aunque lo encapsulen, a nadie se nos olvida que gobiernan con ellos y gracias a ellos. Pero los que respiramos tranquilos somos el resto, los andaluces primero, pero de rebote, todos los demócratas. Que Vox no esté en el Gobierno de Andalucía es una muy buena noticia para la democracia. Y esto me lleva a la segunda conclusión, que ayer nos confirmaba aquí mismo el ganador de los comicios, Juanma Moreno, intentar combatir a la ultraderecha copiando su discurso es un enorme error. El error que cometió Pablo Casado, pero que a Isabel Díaz Ayuso le funciona. Madrid no es Andalucía ni es Galicia, pero es muy posible que Ayuso acabe por quedar aislada entre las baronías del PP si estas asumen la estrategia que podríamos denominar gallego-andaluza. Mañueco se estará dando golpes en la cabeza por haber adelantado sus elecciones en Castilla y León y por haberse dejado arrastrar por la estrategia madrileña. Y una última conclusión. Ayer ya nos detuvimos en el estrepitoso fracaso del PSOE y hoy hablaremos de él con el que fue su candidato, Juan Espadas. Pero a su izquierda el panorama es preocupante. Podemos, cuyas siglas no iban en la coalición «Por Andalucía», señalan a Yolanda Díaz como la persona que tiene que asumir responsabilidades. Ella, de momento, dice que la ciudadanía les está esperando, pero la espera está siendo larga y con tropiezos. Su proyecto se está haciendo de rogar y antes de empezar ya ha vivido el fracaso de Andalucía y la imputación de una de sus acompañantes, Mónica Oltra, que se resiste a dimitir, a pesar del daño que su situación está haciendo al pacto del Botànic en Valencia y a pesar de poder estar comprometiendo un futuro proyecto político. Queda mucha legislatura por delante, van a pasar todavía muchas cosas, sigue la guerra en Ucrania, la situación económica se complica, y ya saben que los tiempos en política no se corresponden, a menudo, con los tiempos normales. Veremos cómo los aprovechan unos y otros.

La estrategia gallego-andaluza puede dejar aislada a Ayuso entre las baronías del PP

Los demócratas respiramos tranquilos al no ver a Vox en el Gobierno de Andalucía, pero es preocupante el panorama a la izquierda del PSOE tras su estrepitoso fracaso, con lecturas complacientes como derrotados y responsabilidades a elementos externos

Àngels Barceló

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