"Mientras eso siga así, podemos hacernos todas las trampas al solitario que queramos, gobierne quien gobierne, en España y en Europa, pero si no hay cambios en el diseño, en la filosofía, si no empezamos a hablar de personas, en abstracto, y no de migrantes como si fueran una plaga, si todo eso no cambia, desastres como el de Melilla volverán a ocurrir", la opinión de Carles Francino