Una llamada conecta a dos personas con una espera en común: “La historia de mi madre es la de tu madre y de un montón de mujeres más”

Madrid

La historia que plasma en imágenes Eneka Fernández en su libro ‘Gran Sol’, seleccionado a mejor libro de fotografía en PhotoEspaña 2022, es la historia de una espera, de una espera activa, la de su madre, Carmen Entenza. Pero también la de muchas otras mujeres de su generación que mientras sus maridos se encontraban en alta mar, ellas se ocupaban de los hijos y la casa, un trabajo invisibilizado: los cuidados.

Jokin Lino se encontraba escuchando la radio cuando se encontró algo inesperado, una historia que él compartía, porque las vivencias de Eneka y Jokin fueron las mismas. Ambos vivían en la calle Gran Sol de Pasaia. “He vivido en la misma calle que ella, soy de la cuadrilla del hermano. Al oírla y ver el libro que ha publicado me han venido muchos recuerdos. Sobre las esperas, sobre estas madres que llevan todo el peso de la familia. Ha sido una emoción muy fuerte”, cuenta en directo.

Lo que les une es la casualidad, es ese pequeño momento de radio, porque no son los únicos. En este barrio de Pasaia “todas las familias son marineros, las madres prácticamente vivían solas con los hijos”. En esas familias la espera ha formado parte de su propia historia, “íbamos a la bocana del puerto en bici para ver venir el barco y acompañarle por carretera hasta donde atracaba”. Incluso para organizar fechas señaladas tenían que fijarse en las mareas para poder coincidir con sus padres. “Cualquier evento era muy difícil encajarlo con la llegada. Era una espera continua”.

Jokin desconocía de la existencia del libro hasta que escuchó a Eneka en Hoy por hoy. “Es muy emocionante oír esto. Yo al principio decía ‘¿A quién le va a importar la historia de mi madre?’ pero la historia de mi madre es la historia de tu madre y de un montón de mujeres más.”, le respondió la editora.

“Siempre hay grandes historias en los cajones, solo hay que ir rescatándolas”

‘Gran Sol’ se compone de las fotografías de los álbumes familiares que Eneka Fernández ha ido rescatando y con frases que su madre, Carmen, solía decir: “Me casé de negro, era la moda de la época” o “Entré en el colegio con 9 años y salí con 12, fíjate lo que voy a saber yo”, recuerda la editora.

Toda una generación de mujeres invisibilizada por desempeñar las tareas de cuidados propios de la esfera privada. “Lo que no se ve no se cuenta”, señala Eneka. De ahí la necesidad de contar esta pequeña gran historia. Aunque reconoce que esa espera que mantenía su madre también hizo ser un sujeto más activo y estar más empoderada.

Entre cartas e icebergs

Aunque en ‘Gran Sol’ se cuenta la historia de su madre, en un libro anterior: ‘Terranova’ se muestra la de José, su padre. Con un elemento que hace las veces de protagonista: el iceberg.

“El iceberg es una metáfora, habla del tiempo, de la espera. También de la relación con mi padre, ya que yo nací cuando mi padre tenía 52 años, por lo que hay toda una parte de su vida que no llegué a conocer”, explica la editora.

Por lo que hablamos de una doble espera. La de Carmen esperando a José y la de José esperando a Carmen. Una prueba de esa espera es la correspondencia que mantenían, cartas que ahora su hija se plantea como su próximo proyecto.

“Mi padre escribía cartas nada más salir del puerto, pero hasta que no llegaba a otro puerto no podía mandarlas, así que se acumulaban y las tenía que numerar para que mi madre las leyera en orden. Tenían mucha paciencia por ese retorno”, cuenta Eneka.