El director africano que retrata el aborto en Chad: ''El patriarcado no muere nunca, es una mala hierba"
Mahamat-Saleh Haroun presenta 'Lingui', un drama luminoso, con sello de Cannes, sobre la lucha de las mujeres en su país para romper el silencio sobre el aborto frente a la tradición y la religión
Madrid
La prohibición del aborto en varios estados de Estados Unidos ha puesto sobre la mesa la facilidad con que muchas cuestiones que afectan a las mujeres retroceden. Hace justo un año, se presentaba en Cannes, Lingui, una película africana que contaba la realidad de las mujeres que querían abortar en Chad, condenadas por la justicia, pero también por la religión. Justo un año después en Estados Unidos las mujeres han perdido un derecho y en Chad todo sigue como siempre, dice el director Mahamat-Saleh Haroun, de origen chadiano y afincado en Francia que cuenta en la SER lo que ha sido estrenar en su país Lingui, película que llega a los cines españoles este viernes.
El realizador africano, de los pocos que ha logrado estar en la elitista sección oficial de Cannes, retrata la lucha de las mujeres de su país con un tono tranquilo y cotidiano. En Chad, la interrupción del embarazo sigue siendo un tema tabú. Se estudió un proyecto de ley para progresar en derechos para las mujeres pero nunca salió adelante por las resistencia religiosa. Las mujeres no solo afrontan en silencio y soledad un tema prohibido y penado sino que sufren la estigmatización social. El director da protagonismo a heroínas normales y corrientes como las mujeres de su familia.
Lingui puede traducirse como "lazos", pero es un concepto que tiene un significado mayor en la cultura de su país, de Chad, ¿qué significa para usted?
Es un concepto cultural tradicional, que significa vivir juntos. Cómo vivir juntos con cohesión, en paz y lingui habla de esa solidaridad que tenemos hacia los otros, de cuidarnos en comunidad, es más que lazos. Es una idea de solidaridad y, en efecto, cuando hay una ruptura de este precepto es cuando surge el conflicto. En nuestro país, lingui, nos recuerda eso. En la película es el personaje de Ibrahim quien rompe eso. Hay otra cosa también, que este vecino de las mujeres protagonista, la madre y la hija, es muy significativo. En nuestra costumbre se dice que cuando alguien muere y llega al cielo la primera pregunta que le hacen allí es cómo se ha llevado con sus vecinos. La figura del vecino y su relación es para nosotros una cuestión capital. Y eso está en Lingui.
¿Cómo nace esta historia sobre un tema que sigue siendo complicado abordar?
El proyecto nació de los sucesos. Leyendo el periódico en Chad veo que aparecen muy menudo noticias de niños estrangulados en las letrinas, en la basura, en un pozo… Eso me recordó a algo que me traumatizó en mi infancia, cuando yo tenía siete años. Un recién nacido encontrado en mi ciudad y recuerdo a las mujeres hablar de ello intentando que yo no me enterara. Años después me di cuenta de que esta tragedia seguía ocurriendo y quería mostrarlo en una película.
Es la primera película suya protagonizada íntegramente por mujeres, ¿es el momento de estar con el feminismo?
Quería hablar de esas heroínas cotidianas. Estas mujeres que luchan y que tratan de cambiar su vida diaria. En la topografía de las casas de Chad tenemos un primer patio que pertenece a los hombres, y otro más al fondo, que es el de las mujeres. Yo hasta ahora había estado en ese primer patio contando historias de los hombres. Ahora me he adentrado en el de las mujeres y voy a empezar a contar sus historias. Creo que son muy poderosas, muy fuertes y es importante contar lo que les ocurre, porque las mujeres llevan mucho más que la casa. Es un homenaje a todas ellas, también a las que me cuidaron, mi madre, mi abuela. Mi abuela se divorció en 1941, cogió a su hijo y lo subió a un caballo para irse. La persiguieron y le arrancaron al niño. Ella nunca volvió a casarse, pero luchó toda su vida. Son mujeres como ella que existen y que luchan porque las cosas cambian y es un homenaje a esas figuras a través de esta película.
Es curioso que la película se estrene pidiendo avances sociales en materia del aborto en Chad, cuando en Estados Unidos, supuestamente el país más avanzado en libertades individuales, lo ilegalice en muchos estados, ¿estamos yendo para atrás?
Cuando se trata de los derechos de las mujeres, la lucha nunca se acaba, siempre hay una tendencia a la regresión, a ir para atrás. Siempre va a haber alguien que quite un derecho adquirido. El patriarcado no muere nunca, es como una mala hierba, que la arrancas y vuelve a crecer. Continua ocupando espacio y siempre va a ir contra los más débiles. Desgraciadamente si cogemos el ejemplo del aborto y lo que ha pasado en Estados Unidos, vemos que las mujeres no han ganado la batalla. La dominación del patriarcado y de la religión quieren controlar el cuerpo de las mujeres y disfrutar de ese cuerpo y evitar que las mujeres tengan derecho sobre él y puedan decidir lo que quieren hacer con él. Esa es la tragedia. Es una especie de colonización del cuerpo de las mujeres, que no pueden tener su propia autonomía sobre sí mismas. Eso es una constante en la historia, desde la noche de los tiempos. Por eso debemos ser todos feministas, porque el feminismo es una especie de humanismo y ese debería ser el valor primordial en esta tierra.
¿Ha podido estrenar la película en Chad? ¿Cómo ha sido el recibimiento?
Sí, la película se mostró en Chad, justo hace una semana tuvimos una proyección, porque ha habido una asociación que ha mostrado por todo el país la película, organizando debates con mujeres. Ha tenido gran éxito. Las mujeres que lo han visto me dicen que he sido valiente por hablar de sus problemas y que ellas no pueden hacerlo público, pero a través de una historia sí. La acogida ha sido formidable, grupos de mujeres se han constituido y han formado una asamblea para pedir la posibilidad de abortar. Ese grupo de mujeres vinieron a la película y conocieron a la actriz, a la que consideran ya un icono, a la que le han pedido ser la portavoz de la asociación por la fuerza que desprendía en esta película. Parece que ha aceptado.
¿Y los islamistas radicales?
Si me preguntas por los islamistas, pues te diré que no han dicho nada porque no la han visto. La película no ha pasado por la televisión y ellos no van al cine, así que no han visto la película y no se han metido con nosotros.
Pepa Blanes
Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada en Periodismo por la UCM y Máster en Análisis Sociocultural...