Mo Farah y la explotación infantil
Hay más de 600.000 menores en una situación de trata y esclavitud similar a la historia que ha relatado el atleta olímpico
Mo Farah y la explotación infantil
Con solo nueve años, llegó ilegalmente a Reino Unido desde Somalia. Le prometieron que estaría con unos familiares, pero todo era mentira. Fue esclavizado como un sirviente doméstico en una casa en la periferia de Londres. Un caso de trata y esclavitud infantil que ha conmocionado al mundo porque no se trata de cualquier niño. Es la historia del campeón olímpico Mohammed Farah, aunque ese es el nombre que recibió a su llegada a Londres, su nombre real es Hussein Abdi Kahin.
“Tenía que cocinar, limpiar y más de la mitad de las veces recibía un trato abusivo. Era muy duro. Miraba alrededor, era un niño, no tenía a nadie, a mis padres o a gente que me cuidara. En ese momento supe que nadie me iba a ayudar”, ha relatado el atleta en un documental de la BBC y Red Bull Studios.
En estado lamentable, sin apenas hablar inglés, una profesora lo ayudó logrando que lo mandaran al colegio y los servicios sociales le consiguieron una familia de acogida. A los 14 años descubrió que podía correr más rápido que nadie y nació el verdadero Mo Farah. Ahora cuenta que correr le salvó la vida. Consiguió la ciudadanía británica, pudo viajar y competir, formar una familia y volver a Somalia a ver a su madre.
Oro olímpico, condecorado por la Reina con el título de Sir, Mo Farah es una figura muy querida por los británicos. Ha querido contar la historia de su pasado para cambiar la percepción que se tiene del tráfico de seres humanos y de la esclavitud porque, como Mo, sigue habiendo muchos niños en situación de explotación, muchos de ellos en casos de trata con fines de explotación sexual o laboral, asegura Victoria Rico, que trabaja en calidad del Servicio de Protección de la Infancia en Save The Children. Uno de cada tres del cerca de dos millones de personas que tienen identificadas como víctimas de trata y explotación son niños, la mayoría niñas, con fines de explotación sexual.
La clandestinidad en la que operan las redes de trata de menores hace que sea difícil precisar cuántos niños hay realmente en la situación que sufrió Mo Farah. Hay una “invisibilidad de los datos”, lamenta Rico, especialmente sobre menores, que están más expuestos a violaciones de sus derechos y “les cuesta mucho poder identificar que son víctimas”.
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La experta explica que las condiciones de pobreza son el contexto clave en el que se produce la trata, pero también señala como alicientes las situaciones de violencia familiar, el no acceso a la escuela y la falta de políticas sociales fuertes que puedan identificar y dar protección a los menores en situaciones de extrema vulnerabilidad.
Los contextos de guerra o emergencia y las rutas migratorias ponen también en riesgo a los niños y niñas, más expuestos a la explotación porque “los sistemas de protección están totalmente desarticulados” y muchos menores se encuentran solos y caen con facilidad en redes de trata “con promesas de protección o de una asistencia básica”.
Muchos de ellos, como Mo Farah, siguen llegando a países occidentales, aunque la detección en Europa es más eficaz, asegura Victoria Rico. Pero han encontrado en España casos de explotación laboral para la mendicidad y pequeños hurtos. En Asia es más habitual la explotación laboral de menores en industrias como la textil o la agricultura, además de la explotación sexual para fines de turismo.