"Sabíamos que iba a suceder, pero no de una manera tan trágica": los pastores afectados por los incendios denuncian el abandono institucional
Para Santiago, vecino de San Martín de Tábara (Zamora), el fuego se hubiera evitado si la labor de los "jardineros del campo" estuviera "pagada y dignificada"
Los pastores denuncian el abandono institucional y su papel clave en la prevención de incendios: "Sabíamos que iba a suceder, pero no de una manera tan trágica"
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Madrid
Más de una treintena de incendios. Es el dramático balance que deja la última ola de calor en España. Las llamas, avivadas por las altas temperaturas y el viento, han arrasado alrededor de 25.000 hectáreas y se ha cobrado dos vidas. Siguen preocupando los fuegos de Castilla y León, Cataluña y Galicia, mientras que en Extremadura, una de las comunidades más afectadas por la ola de calor, la situación ha mejorado notablemente. En todas ellas, la misma denuncia: abandono institucional.
Santiago es vecino de San Martín de Tábara, un pueblo de Zamora. En la provincia castellanoleonesa, más concretamente en Ferreruela, ha aparecido el cuerpo de la segunda víctima. Se trata de un pastor al que se buscaba desde este domingo. "Los pastores estamos en el olvido", lamenta Santiago, que también ejerce el pastoreo. “Veo las mismas caras en las juntas desde hace 30 años, quienes lo han generado ahora quieren ser solución.
"En los pueblos no se hacen las gestiones de limpieza de manantiales, lagunas o charcas, el pastor ya se las arreglará solo", denuncia el vecino sobre el abandono institucional. Y es que, para Santiago, nadie se libra: "Desde el alcalde, la administración periférica, autonómica y central, pero el primero que lo tendría que haber denunciado era el alcalde, que iba viendo como su pueblo iba muriendo e iban creciendo los arbustos", asegura.
Desde su punto de vista, “la labor del pastor no está dignificada ni bien pagada” pese a ser "el jardinero del campo y creador de la biodiversidad". "Hablar de España vaciada es una metáfora publicitaria muy buena, pero hay que hablar del olvido, con actividades como el pastoreo tradicional y no concediendo macrogranjas", apunta.
"Veo tragedia, desolación e impotencia, ha habido pérdidas, pero lo primero que hay que alimentar son las vidas humanas que se ha llevado por delante, las pérdidas materiales tienen solución, las vidas no", comenta Santiago entre tristeza. El incendio era premonitorio, apunta: "Sabíamos que iba a suceder pero no de una manera tan trágica". Por último, Santiago, cuestionado por el futuro de la zona, explica que "mientras la especie humana no vuelva al territorio es imposible la gestión".
Galicia y Cataluña
En O Barco de Valdeorras, en Galicia, vive Ainhoa. Desde su ventana también ve "tristeza y miedo, sobre todo, en los que están en un entorno más rural". "Lo peor es que estamos acostumbrados y esto no debería ser así, hay un problema grande y aquí habría que cambiar muchas cosas", comenta no sin cierta indignación. Sobre el abandono institucional apunta que empieza por las "vías de comunicación": "Si estamos aislados estamos olvidados en muchos otros aspectos", matiza.
Por su parte, Josep ha sido desalojado de su vivienda en Sant Fruitós de Bages, en Cataluña. "La situación general de todo el vecindario es una incógnita, lo más probable es que no haya afectación directa, pero hay muchas parcelas con vegetación”, explica al ser cuestionado por la información que manejan los vecinos. Pese a la incertidumbre, lo tiene claro: "De cara a un futuro habrá que invertir más y aplicar políticas de mayor prevención", culmina.