¿Cómo se recupera un terreno tras la extinción de un incendio forestal?
"Al año, la naturaleza responde", señala una experta
¿Qué sucede tras la extinción de un incendio forestal? ¿Cómo se gestionan los terrenos afectados? ¿Se ayuda a su regeneración? La jefa de la sección territorial de Montes del Servicio de Albacete, María Elena Gómez Sánchez, explica las actuaciones a corto, medio y largo plazo.
A corto plazo
Lo primero que se hace es perimetrar la zona quemada, elaborar un inventario de lo que ha ardido e identificar los daños y características del terreno para así priorizar las actuaciones, tanto por disponibilidad económica como por urgencia, y se hace asimismo una valoración de los riesgos asociados.
Más información
Para la conservación del suelo se realizan diques de contención con el fin de evitar la erosión, ya que hay que tener en cuenta que, en las primeras lluvias tras un fuego hay un "arrastre brutal" de cenizas y materiales, y se busca impedir que lleguen aguas abajo a embalses, pueblos o cultivos.
Se realizan sacas de madera, aunque en terrenos con fuertes pendientes es preferible no entrar con maquinaria para no dañar el suelo.
Si existen problemas de plagas o de caída de madera, se puede declarar obligatoria la saca, para evitar que se convierta en combustible o afecte a masas colindantes. En este aspecto, Gómez explica que hay división de opiniones, ya que hay quienes rechazan esta actuación al considerar que con ello se eliminan nutrientes del suelo.
Se intenta recuperar el suelo y fijarlo porque, si se pierde la base, la vegetación va a tardar en recuperarse. Con la madera quemada se hacen fajinas, pequeñas estructuras que retienen el suelo.
Por lo general, se suele restringir el paso de animales a las zonas dañadas, ya que el ganado se come la vegetación que se va regenerando.
A medio plazo
Tras dejar un tiempo para que la masa afectada se recupere por sí sola, se evalúa si hace falta o no reforestar. En general, el monte mediterráneo, si no ocurre nada raro, se va a recuperar porque las especies autóctonas están adaptadas al fuego y se regeneran solas.
Una vez transcurridos unos dos lustros, el técnico evalúa si se han regenerado todas las especies previstas y, si no es así, se daría el paso de la reintroducción y repoblación.
A largo plazo
Se trata de seguir ayudando a las masas forestales conforme a los objetivos establecidos tras el incendio. Si las condiciones son normales, el monte se irá regenerando y, donde se pueda, se actuará en la medida de lo posible.
Hay que conocer las especies que había y decidir qué actuación se hace teniendo en cuenta también las necesidades de la población de la zona.
A partir de los diez años de ocurrido el incendio, se valora la regeneración y se decide si es preciso o no hacer un clareo según la masa forestal que se ha desarrollado.
El clareo se realiza dependiendo de las especies, entre el medio y el largo plazo. Como ejemplo, en el incendio de Hellín (Albacete) de 2012 se va a empezar ahora a hacer el clareo.
Una vez se ha replantado, pasados unos años se tienen que seleccionar los mejores ejemplares porque si salen adelante muchos el crecimiento es demasiado lento. "Tenemos montes quemados en los que no se ha hecho nada y tengo un montón de pinos que han pasado 20 o 30 años y no sobrepasan el metro de altura".
"Es necesario clarear porque si no tenemos una masa estancada", refiere quien añade que cada especie tiene su estrategia de respuesta al fuego.
María Elena Gómez Sánchez concluye que hay que procurar primero que los pueblos o los bienes de las personas no se quemen, porque la seguridad es prioritaria. "Al año, la naturaleza responde. Las personas y las casas es lo que hay que proteger".