Un homínido podría haber caminado erguido como nosotros hace siete millones de años
Nuevas pruebas encontradas en fósiles de tres de sus huesos, entre ellos un fémur, indican que el “Sahelanthropus”, el antepasado más antiguo de la humanidad, era bípedo, pero se han encontrado aún pocos restos óseos de esta especie para poder demostrarlo con mayor seguridad
Al menos esta es la conclusión de una nueva investigación realizada por científicos franceses y que publica la revista Nature.
Sin embargo, el número de huesos encontrados es todavía demasiado pequeño para poder demostrar al cien por cien que los homínidos eran ya capaces de andar erguidos como nosotros hace siete millones de años.
La adquisición del bipedalismo se considera un paso decisivo en la evolución humana. Pero todavía no hay consenso científico sobre sus modalidades y edad, sobre todo, por la falta de restos fósiles.
Pero hay nuevas pruebas. Un equipo de investigación, en el que participan científicos del CNRS (el Centro Nacional de Investigación de Francia) y la Universidad de Poitiers examinó tres huesos de las extremidades del representante humano más antiguo identificado actualmente, el “Sahelanthropus tchadensis”.
Publicado en Nature, este estudio refuerza la idea de que el bipedismo se adquirió muy temprano en nuestra historia,, en un momento todavía asociado con la capacidad de moverse en cuatro extremidades en los árboles.
Pruebas
Con 7 millones de años, “Sahelanthropus tchadensis” es considerada la especie representativa más antigua de la humanidad. Su descripción se remonta a 2001 cuando la Misión Paleoantropológica Franco-Chadiana (MPFT) descubrió los restos de varios individuos en Toros-Menalla en el desierto de Djurab (Chad), incluido un cráneo muy bien conservado. Este cráneo, y en particular la orientación y posición anterior del agujero occipital donde se inserta la columna vertebral, indica un modo de locomoción sobre dos piernas, lo que sugiere que era capaz de bipedalismo .
Además del cráneo, apodado Toumaï, y fragmentos de mandíbulas y dientes que ya han sido publicados, la localidad de Toros-Menalla 266 arrojó dos cúbitos (hueso del antebrazo) y un fémur (hueso del muslo). Estos huesos también se atribuyeron a Sahelanthropus porque no se encontró ningún otro primate grande en el sitio; sin embargo, es imposible saber si pertenecen al mismo individuo que el cráneo.
El fémur y el cúbito se sometieron a una batería de medidas y análisis, tanto de su morfología externa, como de sus estructuras internas mediante microtomografía: medidas biométricas, morfométricas geométricas, indicadores biomecánicos, etc. Estos datos se compararon con los de una muestra relativamente grande de simios existentes y fósiles: chimpancés, gorilas, orangutanes, simios del Mioceno y miembros del grupo humano ( Orrorin , Ardipithecus , australopitecinos, Homo antiguo , Homo sapiens ).
Nueva investigación
La estructura del fémur indica que Sahelanthropus solía ser bípedo en el suelo, pero probablemente también en los árboles. Según los resultados de los cúbitos, este bipedalismo coexistía en ambientes arbóreos con una forma de cuadrupedalismo, es decir, la trepa arbórea facilitada por agarres firmes de las manos, claramente diferente a la de los gorilas y chimpancés que se apoyan en la parte posterior de sus falanges.
Las conclusiones de este estudio, incluida la identificación del bipedalismo habitual, se basan en la observación y comparación de más de una veintena de características del fémur y el cúbito.
Todos estos datos refuerzan el concepto de una locomoción bípeda muy temprana en la historia humana, aunque en esta etapa también se practicaban otros modos de locomoción.
Javier Gregori
Periodista especializado en ciencia y medio ambiente....