Pablo Morán analiza el gran desafío de Carlos III en Escocia: mantener el apego de los republicanos y convencer a las nuevas generaciones
Edimburgo
Uno de los grandes retos que tendrá Carlos III en su reinado será mantener el apego que Isabel II consiguió de los escoceses. La mitad de este territorio es republicana, pero prácticamente toda la sociedad es Escocia, salvo las generaciones más jóvenes reconocen la figura de la reina. Prueba de ellos es el adiós multitudinario que se prepara en Edimburgo para una monarca que ha estado ligada íntimamente a Escocia.
Muchos la recuerdan con cariño y valoran que eligiera el castillo de Balmoral para pasar sus últimos días de vida. Por eso, miles de escoceses se han concentrado en las calles para acompañar el cortejo fúnebre a su llegada esta tarde al palacio de Holyroodhouse, la residencia oficial escocesa del monarca, tras un recorrido de 175 millas por algunas de las principales ciudades de Escocia. Ahí descansarán los restos mortales de la soberana para permitir que el personal presente sus respetos y dar el último adiós. Los miembros de la realeza de alto rango vigilarán por la noche en la 'Vigilia de los Príncipes'.
El féretro recorrerá este lunes la llamada Milla Real de Escocia, el trayecto que separa ese palacio de la catedral St Giles de Edimburgo donde va a quedar instalada su capilla ardiente durante 24 horas antes de partir hacia Londres en avión. Isabel II conquistó el corazón de los escoceses e incluso la primera ministra Nicola Sturgeon apostó por mantenerla como reina, aunque Escocia alcanzara la independencia en el referéndum. Está por ver si Carlos III mantiene esa fidelidad y consigue convencer a las nuevas generaciones para las que la monarquía es una institución anacrónica.