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Del cordón sanitario al blanqueamiento: la ultraderecha en Europa irrumpe en los Gobiernos de la mano de la derecha tradicional

Las formaciones de extrema derecha en el Viejo Continente atraviesan su mejor momento, sumando cada vez más apoyos en las urnas. Hermanos de Italia, la formación de Giorgia Meloni, es la mejor posicionada para liderar el país y así encabezar un frente ultra en Bruselas

Viktor Orbán, Santiago Abascal, Giorgia Meloni, Marine Le Pen y Jimmie Akeson / Mariola Sarrió

Madrid

Hace más de 70 años, miles de personas celebraban al ritmo de Bella Ciao la derrota del fascismo y la muerte de su máximo exponente en Italia, Benito Mussolini. Sin embargo, salvo sorpresa de última hora, la ultraderechista Giorgia Meloni se proclamará este domingo primera ministra del país. Muchos la consideran la 'heredera política' del dictador, en gran parte debido a que desde los 15 años militó en el Movimiento Social Italiano, un partido político de ideología neofascista fundado en 1946 por seguidores de Mussolini.

A ello se le debe sumar que, en un intento de blanquear su imagen de cara a los comicios, se ha visto obligada a expulsar a dos miembros de su partido que defiendieron a Hitler en sus perfiles de redes sociales hace unos años. Así, una de las principales economías de la UE va a estar gobernada por el partido de extrema derecha que lidera Meloni, 'Hermanos de Italia', con todo lo que eso puede conllevar. Sin embargo, no es un hecho casual ni mucho menos exclusivamente italiano, tal y como explica a la Cadena SER Steven Forti, autor del libro 'Extrema derecha 2.0': "Este movimiento en Europa está en su mejor estado de salud. Está normalizado y asentado en el Viejo Continente. Prueba de ello es que estos partidos han crecido en apoyos en todos los países en las últimas elecciones, e incluso han entrado en varios gobiernos".

Tras la crisis económica de 2008, las políticas de austeridad con las que Bruselas decidió responder a la crisis financiera fueron el detonante que provocó la aparición -y en algunos países reaparición- de las formaciones de extrema derecha. Como es habitual en tiempos de empobrecimiento de la población, caló el discurso que señala al migrante y a la clase política tradicional como culpables, al mismo nivel, de los problemas del día a día de los ciudadanos. Fue entonces cuando, ante el temor de que partidos con ideologías neofascistas entrasen en las instituciones, una gran mayoría de países europeos decidió instaurar el llamado 'cordón sanitario', que se define como un aislamiento político total, de forma que los gobiernos no pactan ni reciben apoyos de estos partidos, ignorando su representación parlamentaria.

En este sentido, Forti, que es también profesor de Historia Contemporánea en la Universidad Autónoma de Barcelona, puntualiza varios aspectos clave sobre la extrema derecha y su aislamiento parlamentario: "Por un lado, los cordones sanitarios solo funcionan si todas las formaciones que se consideran democráticas, desde la izquierda hasta la derecha, aceptan participar en él. Si alguien se queda fuera, ya no se llama cordón sanitario y deja de ser útil".

Además, el experto enfatiza: "No son la solución al auge de la extrema derecha, son un paliativo. La solución es abordar las cuestiones que lo explican, que giran entorno a cuatro ejes: el económico, con el aumento progresivo de las desigualdades o el achicamiento de las clases medias. El segundo es el llamado 'Cultural Backlash', es decir, la reacción cultural a la globalización neoliberal, que implica un rechazo a la sociedad multicultural y los avances en derechos de ciertas minorías. Otro de los ejes es la crisis que viven las democracias liberales, que se traduce en un aumento de la desconfianza de la ciudadanía europea en las instituciones, hasta alcanzar el 70%, según los sondeos. El cuarto y último es el miedo. La creciente sensación de incertidumbre y desprotección se ha acentuado con la pandemia y la guerra de Ucrania, y la ultraderecha ofrece soluciones simples a estos complejos problemas".

Este concepto político de aislar determinadas ideologías no llegó a España, principalmente por la negativa del PP a excluir a Vox, pero se produjo en un numeroso grupo de países de la Unión Europea. Francia, Alemania, Irlanda, Bélgica, Grecia, Portugal o Luxemburgo son ejemplos de estados cuyos partidos decidieron entonces arrinconar a las formaciones de extrema derecha, pero en la actualidad solo mantienen este estricto cordón sanitario Berlín, Dublín y Luxemburgo. En París perdió fuerza en los últimos comicios y en Lisboa la extrema derecha, a pesar de ser tercera fuerza, no ha tenido nunca la opción de sumar para formar gobierno, por lo que el cordón sanitario lo sostienen las urnas. Suecia, donde estaba vigente, ha sido el último en romper este cerco, ya que los resultados electorales de hace apenas dos semanas han impulsado hasta la segunda posición al partido más extremista, que gobernará previsiblemente con la derecha convencional.

La derecha tradicional, pieza imprescindible

Así, a pesar de que las principales economías de la UE mantienen a las formaciones ultras lejos de las instituciones, hay varios estados en los que gobiernan en coalición o en solitario. Los ejemplos más sonados son Polonia y Hungría, cada vez más incómodos para Bruselas, pero también están presentes en el ejecutivo de Austria, el de la propia Italia con Salvini, así como en la mayoría de los países nórdicos. Sin embargo, hay un factor común en casi todos, y es que han accedido a las instituciones de la mano de los partidos de la derecha tradicional.

Héctor Sánchez Margalef, investigador del CIDOB especializado en movimientos políticos, considera que los cordones tienen fecha de caducidad y pone el foco en el papel de Manfred Weber, líder del Partido Popular Europeo (PPE): "Weber fue a Roma personalmente y bendijo el pacto entre Forza Italia, el partido de Berlusconi que se integra dentro del PPE, con las formaciones de Salvini y Meloni, de extrema derecha. Esto obedece a un sistema de partidos cada vez más fragmentado, en el que la derecha tradicional ha asumido que, o se abre a la posibilidad de pactar con la derecha radical, o cada vez tendrá más difícil gobernar".

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En este sentido, Margalef considera que es esta histórica derecha democristiana la responsable de la normalización de los extremistas: "Son los culpables y facilitadores de la entrada de estos partidos en puestos de responsabilidad. Son incapaces de ofrecer un relato alternativo al que tiene la ultraderecha en materias clave como la inmigración o la identidad nacional y, por miedo a perder votos, muchas veces copian el discurso y aceptan su marco ideológico. Si uno asume posiciones que no son propias por abarcar más electorado, al final estás blanqueando posturas que antes no eran aceptables. Y el votante siempre preferirá al original que a la copia".

En adición, el sociólogo Iago Moreno, advierte que "estamos en un tiempo de reordenamiento político de las derechas en su conjunto". Considera que, incluso a los partidos de ultraderecha con más recorrido histórico, como pueden ser las formaciones de Salvini y Le Pen, les han salido "nuevos competidores a su derecha, que pueden llegar a gobernar el país por primera vez". Para Moreno, esto refleja una "gran capacidad de resiliencia y adaptación a un escenario de crisis, más aún cuando las izquierdas alternativas no lo han sabido hacer con tanta agilidad, salvo la excepción de Francia con la Francia Insumisa de Melenchòn.

El efecto dominó que puede traer el triunfo de Meloni

Ante este escenario, en el que la ideología extremista y neofascista va ganando terreno, la principal incógnita es hasta qué punto la victoria de Meloni va a contagiar al resto de países europeos. Italia es la tercera economía más importante de la UE y país miembro del G7, pero desde el CIDOB señalan que no es tan simple: "Que se traspase el efecto político de un contexto nacional a otro es complicado y, desde luego, no es automático. Hay muchos factores a tener en cuenta. Además, Meloni tiene las manos bastante atadas. Italia es el país que más se ha beneficiado y se tiene que beneficiar de los fondos europeos. Las reformas ya están pactadas y si no se cumplen no se entrega el dinero. Y estamos hablando de una cantidad que representa cerca de un 12% del PIB del país".

Por su parte, Steven Forti muestra sus dudas sobre un posible efecto dominó: "La extrema derecha ya es un actor político consolidado. Provocará algunas tensiones en Bruselas, alineado con el eje Budapest-Varsovia, pero habrá que ver como combina la aplicación de su ideología de extrema derecha con una coyuntura política muy difícil, marcada por la guerra, por la crisis energética y por las tensiones internacionales. Es complicado calcular cuánto durará el empuje de Meloni".

De esta forma, ambos coinciden en que se producirá un retroceso en materia de derechos sociales y políticos en un país muy inestable políticamente, por lo que la propia Meloni no tiene garantizado su cargo como primera ministra durante demasiado tiempo, como no lo tuvo su predecesor, Mario Draghi. Así, para el caso español "la pelota está en el tejado del PP", añade Forti, por lo que los comicios municipales y autonómicos de primavera arrojarán muchas pistas sobre los pactos a los que llegará la formación de Feijóo con Vox de cara a las elecciones generales. Por el momento, le hizo falta en Castilla y León y no le tembló el pulso en nombrar a García Gallardo como vicepresidente, sentando un importante precedente.

En Europa, la lista de países cuyos gobiernos están apoyados por formaciones de extrema derecha continúa ampliándose, de la mano siempre de los partidos de derechas conservadores tradicionales. Ante este contexto, las izquierdas alternativas deben acertar de pleno en las políticas que propogan para mejorar la vida de los ciudadanos, construyendo relatos que combatan los propuestos por los sectores más derechistas. De lo contrario, teniendo en cuenta la tendencia actual, el discurso contra los derechos de las minorías y los migrantes, entre otros muchos aspectos, terminará por introducirse más en las instituciones.

Carlos de Barrón

Carlos de Barrón

Escribo sobre actualidad en Cadena Ser.com, con especial interés en la información internacional. Empecé...

 
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