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La magia de los amigos

Un artículo publicado en El País da con las claves para forjar una amistad

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150 conexiones

Quizás sea la cifra más conocida. La llaman número Dunbar y es, según los cálculos del psicólogo y antropólogo de la Universidad de Oxford Robin Dunbar, la cantidad de relaciones “estables y significativas” que podemos mantener al mismo tiempo: 150 conexiones que incluyen a la familia y a los amigos.

El círculo de amigos cercanos se limita a cinco (seis como mucho), y el de íntimos a entre una y dos personas. Esta última cifra incluye a la pareja.

Los pilares de la amistad

Un estudio del año 2016 fija en seis o más los amigos necesarios para que nuestra vida sea un poco mejor. Otro de 2020 desarrollado por Suzanne Degges-White, profesora de la Northern Illinois University, asegura que las mujeres de mediana edad solo necesitan tener tres o más amigos para elevar sus niveles de satisfacción general.

Robin Dunbar fija en su libro Friends: Understanding the Power of Our Most Important Relationships los siete los pilares de la amistad.

1. Que la persona elegida se parezca mucho a uno.

2. Con un sentido del humor similar que les permita reírse de las mismas cosas.

3. Hablar la misma lengua o dialecto.

4. Crecer en el mismo lugar.

5. Tener una trayectoria educativa similar.

6. Tener los mismos hobbies e intereses.

7. Compartir la misma visión de la moral, religión o política, y tener gustos musicales parecidos.

El efecto dominó de Dunbar

Para Dunbar, cuando te enamoras se pierden dos amigos. Pone ese precio al cambio de intereses y de círculo social que genera el ensimismamiento en una sola persona y el deseo de compartir todo tu tiempo con ella. Dunbar lo llama efecto dominó y lo explica así en su libro:

Cuando conoces a alguien, te enamoras y te casas estás invirtiendo mucho tiempo y energía mental en una relación, y según nuestros datos, lo haces a costa de sacrificar a dos personas. Con el nuevo favorito ya serían seis en el círculo de los amigos íntimos y uno tendría que salir. Pero como esta nueva relación consume el equivalente de la energía dedicada a dos amigos, son dos las personas que salen expulsadas al siguiente círculo concéntrico de las relaciones

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La importancia del tiempo

Por un lado, para hacerte amigo de una persona desconocida hay que invertir 200 horas. Un estudio del genetista y cronobiólogo Jeffrey Hall considera crucial para la amistad el tiempo que las personas pasan juntas. Por otro, el hecho de no tener amigos tiene un impacto sobre la salud equivalente al de fumar quince cigarrillos al día. Este resultado está extraído de un conocido y muy citado metanálisis de 2010 dirigido por la profesora Julianne Holt-Lunstad, de la Brigham Young University en Utah.

La amistad en la vida adulta

Los autores de este estudio encontraron 40 razones para explicar por qué cuesta tanto hacer amigos en la edad adulta. Las razones se dividieron en tres grupos que los autores llamaron: desconfianza, falta de tiempo, e introversión. Se encontraron diferencias significativas por sexo, pues las mujeres se mostraron más desconfiadas que los hombres a la hora de hacer nuevos amigos. Estas razones parecen explicar que a veces la vida social se intente reconstruir intentando recuperar relaciones de otras épocas: lo que se llama tirar de agenda.

Perder o ganar amigos depende de circunstancias vitales como las mudanzas, los cambios de colegio, o la emigración a otro país. Dunbar cree que el número de amigos se estabiliza en torno a los 30 años, cuando vuelve a caer si llegan los hijos que son, según el antropólogo, los killers de la vida social.

Una amistad de película

Una amistad que surgió en la gran pantalla es la de Paul Newman y Robert Redford durante el rodaje de Butch Cassidy and The Sundance Kid (Dos hombres y un destino, 1969).

Redford siempre admitía que le debía gran parte de su carrera a Newman. Por eso, en 1981 Redford fundó el Festival de Cine de Sundance. Su nombre fue un reconocimiento a esa lejana película de dos ladronzuelos convertidos en héroes y amigos.

Los dos sabían que eran de las personas más bellas del mundo y en vez de usar ese don para competir y fagocitarse, lo usaron para reírse y disfrutar. Se convirtieron en parientes sin ser parientes. Los hijos de Paul llamaban tío a Redford y ambos fantaseaban con que alguno de ellos se enamorara para ser consuegros. Compraron una casa de verano en Connecticut, separadas apenas por kilómetro y medio, para verse con cotidianeidad y filmaron otra película tan entrañable como la primera, El golpe (1973).

 
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