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Putin traslada el conflicto a una nueva fase: anexiona las zonas ocupadas y Ucrania responde pidiendo la "adhesión acelerada" a la OTAN

El líder ruso aleja aún más un hipotético acuerdo de paz con Ucrania, mientras trata de tapar el descontento de su población por la movilización de tropas con una celebración por todo lo alto, conciertos incluidos, de la incorporación de las 4 regiones ocupadas en el país vecino

El presidente ruso, Vladimir Putin, durante su discurso en la celebración de la anexión de los territorios ocupados / ALEXANDER NEMENOV

La invasión rusa de Ucrania entra en una nueva fase. Tras más de siete meses de ofensiva, el presidente ruso, Vladimir Putin, ha pretendido darle la vuelta a la difícil situación por la que estaba pasando con un golpe de efecto, que se traduce en la anexión de las cuatro regiones ocupadas en el país vecino: Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia. La adhesión supone incorporar el 15% del territorio ucraniano a Rusia, con un tamaño equivalente a la extensión de Portugal, y ha sido presentada con un gran acto en la plaza roja de Moscú, en la que, además del discurso de Putin, se han celebrado conciertos y han estado presentes los líderes de las cuatro regiones ocupadas.

La legitimidad en la que se basa el Kremlin para hacer suyas estas zonas son los referéndums celebrados -sin ninguna garantía democrática- la semana pasada. El resultado no sorprendió a nadie y cerca de un 98% del electorado votó a favor de la anexión a Rusia. Como era de esperar, ningún país occidental ni ningún organismo internacional reconoce estos comicios como válidos, pero en Moscú contaban con ello y no parecen estar preocupados por ello. Tanto es así, que anticiparon esta reacción antes de la celebración de los referéndums, alimentando el relato que sitúa a Occidente como el enemigo a combatir.

Sin embargo, esta no es la primera vez que Rusia incorpora un territorio ucraniano. En marzo de 2014, siguió exactamente el mismo protocolo que ahora para anexionarse la península de Crimea, lo que provocó el inicio de la guerra del Donbás. También ha repetido Putin su discurso ante una multitud que le aclamaba, pero esta vez el mensaje ha sido diferente: "Esta es la gran misión liberadora de nuestro pueblo. Exigimos a Ucrania un alto el fuego inmediato y el regreso a la mesa de negociaciones. Rusia no abordará en las conversaciones la devolución de Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia". Acto seguido, ha matizado que lo único que ofrecen es la intención de no emplear sus armas más destructivas.

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Así, la primera consecuencia de la decisión tomada ahora por el Kremlin es un incremento notable de la tensión con Ucrania, lo que aleja de forma considerable un hipotético acuerdo de paz o alto al fuego. Además, uno de los motivos por los que Putin justificó la invasión fue la posibilidad de que Ucrania acabara dentro de la OTAN, un hecho que por entonces parecía muy lejano. Sin embargo, ha sido precisamente la guerra contra Kiev la que le ha acercado notablemente a la Alianza, hasta tal punto, que este viernes Zelenski ha respondido a la anexión ilegal de sus territorios pidiendo la incorporación "acelerada" de Ucrania en el organismo internacional.

Ucrania y la OTAN, una difícil relación

La Alianza Atlántica pasaba por el peor momento de su historia cuando estalló la guerra de Ucrania, lo que provocó su resurrección. Liderada por Estados Unidos, la OTAN confirmó su nueva vida tras la cumbre que tuvo lugar en Madrid, donde se firmó la incorporación de dos estados históricamente neutros, Suecia y Finlandia. Sin embargo, su relación con Ucrania es compleja por diversos motivos, principalmente debido a su ubicación geográfica y su vinculación histórica con Rusia.

Sin embargo, Zelenski solicitó desde el inicio de la invasión su adhesión a la Alianza, pero el organismo liderado por Jens Stoltenberg enfrió estas pretensiones y, a cambio, numerosos países que lo integran -entre ellos España- decidieron enviar armamento de todo tipo a Kiev. Sin embargo, más de siete meses después, el presidente ucraniano considera que la anexión de las regiones ocupadas por parte de Rusia es el movimiento definitivo para justificar su integración en la OTAN. Por ello, ha pedido que se haga de forma "acelerada", pero la respuesta no ha tardado en llegar.

La OTAN, consciente de que tras la disolución de la URSS se comprometió a no integrar repúblicas exsoviéticas, sabe que el de Ucrania es un asunto muy delicado, tanto que puede desencadenar un conflicto mucho mayor. Por ello, Stoltenberg ha respondido a Zelenski recordando que "todas las democracias de Europa tienen derecho a solicitar el ingreso, pero la decisión sobre el ingreso debe ser tomada por los 30 aliados". Por su parte, desde Estados Unidos han indicado que "las puertas están abiertas para Ucrania", pero acto seguido han matizado que "existe un proceso bien conocido para los países que desean ingresar". El único apoyo explícito ha sido el de Canadá, quien por medio de su secretaria de Estado, Mélanie Joly, ha asegurado que "cree que Ucrania debería formar parte de la OTAN".

En cualquier caso, el proceso desde que se presenta la solicitud oficial hasta que se hace efectiva la entrada es de todo menos "acelerado". Salvo que la Alianza decida hacer una excepción, en primer lugar se debe convocar al Consejo del Atlántico, para estudiar la petición y dar luz verde a la apertura de las negociaciones de entrada. Este visto bueno puede retrasarse si alguno de los Estados miembro muestra algún tipo de recelo, como sucedió con Turquía con el caso de Suecia y Finlandia.

Posteriormente, se revisa si el país en cuestión está alineado con la OTAN, algo que Zelenski ya ha manifestado: asegura que colabora "de facto" con la Alianza y que ahora solo queda dar el paso para que sea "de iure". Sin embargo, sus lazos no son demasiados en comparación con los países escandinavos. El siguiente paso consiste en la firma del protocolo de acceso, que rubrican los aliados en Bruselas para enviarlo posteriormente a las distintas capitales. Por último, cada uno de los Estados miembro -30 en la actualidad, sin contar a los dos países nórdicos- deben dar el visto bueno, lo que suele prolongarse durante meses en el mejor de los casos. En el caso de Macedonia del Norte, el último país en incorporarse a la OTAN, la ratificación definitiva del protocolo se demoró unos nueve meses.

Así, la guerra ha vivido este viernes un punto de inflexión y la paz está hoy más lejos. Sin embargo, a nivel interno, Putin no pasa por su mejor momento y su figura no tiene el apoyo que tenía hace 7 meses. Por su parte, las tropas ucranianas continúan su avance y resisten ataques como el que se ha producido en Zaporiyia, donde han disparado misiles contra un convoy humanitario, dejando al menos 25 muertos. Zelenski insiste con presionar a la OTAN, pero no se vislumbra un cambio de postura de la Alianza, por lo que deberá explorar otras vías, mientras continúa recibiendo ayuda directa de sus Estados miembro. Al mismo tiempo, desde Moscú no evitan amagar con una potencial guerra nuclear.

Carlos de Barrón

Carlos de Barrón

Escribo sobre actualidad en Cadena Ser.com, con especial interés en la información internacional. Empecé...

 
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