Truss sigue abanderando la bajada de impuestos pese al hundimiento de la libra, aunque admite que su plan ocasionó "alteraciones" a la economía
El ministro de Economía asegura que "los altos costes de la energía son un freno importante para el crecimiento" y que, por tanto, "hace que sea mucho más difícil pagar los servicios públicos"
Madrid
Pese a la histórica caída de la libra hasta su valor más bajo en 50 años tras el plan fiscal de la primera ministra Liz Truss, el Gobierno británico sigue su curso y continúa apostando por una rebaja drástica de los impuestos. "Las facturas son altas y la gente tiene miedo, pero créame, el Gobierno está de su lado". Es el titular de un artículo firmado por la propia Truss este sábado en el tabloide The Sun.
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"Si no hubiéramos dado un paso adelante, el coste habría sido impensable e imperdonable. Las empresas habrían ido a la quiebra. La gente habría perdido su trabajo. Las familias se habrían enfrentado a la miseria esta Navidad", se defiende Truss.
Por eso, asegura la primera ministra, "actuamos con decisión para ayudar a las personas y las empresas con sus facturas de energía y el costo de la vida".
"Necesitamos hacer las cosas en este país más rápido. Así que voy a hacer las cosas de manera diferente. Implica decisiones difíciles e implica (ocasionar) alteraciones a corto plazo. No a todos les gustará lo que estamos haciendo, pero quiero asegurarle al público que el Gobierno tiene un plan claro que creo que es correcto para el país", asegura Truss, que está decidida a "tomar un nuevo rumbo para liberar nuestro potencial, hacer que la economía crezca y brindar un futuro mejor para todos".
La líder tory reafirma su compromiso para "hacer que la economía crezca" con medidas para estimular el crecimiento en ocho áreas: regulación de empresas, agricultura, vivienda y planificación, inmigración, conexiones móviles y de banda ancha, servicios financieros, cuidado de niños y energía.
Además, Truss dice que mantendrá "un puño de hierro sobre las finanzas nacionales".
Es "más difícil pagar los servicios públicos"
Este viernes, se adelantaba a Truss su ministro de Economía, Kwasi Kwarteng, que defiende que "no todas las medidas serán universalmente populares" pero que tenían que "hacer algo diferente", en un artículo publicado por el Telegraph.
El ministro de Economía asegura que "los altos costes de la energía son un freno importante para el crecimiento" y que, por tanto, "hace que sea mucho más difícil pagar los servicios públicos".
"No hay duda de que esta es una intervención costosa, pero ¿qué opción teníamos? Piense en el costo para la economía británica del desempleo masivo, el colapso del gasto de los consumidores y negocios viables que se van a pique", afirma Kwarteng.
Estas consecuencias serían "cicatrices económicas a largo plazo", que no se han visto, dice Kwarteng, en tiempos de paz. "No hacer nada no era una opción. El precio de la inacción habría sido mucho mayor que el costo de este esquema", asegura.
Kwarteng también pone fecha a la nueva fase del plan, que será el 23 de noviembre. Todo para seguir "colocando al Reino Unido en un camino más próspero y competitivo en los años venideros".
Batacazo en las encuestas
Desde que Truss anunció esta reforma fiscal, con la mayor bajada de impuestos en 50 años, sus índices de aprobación han caído en picado. Y no solo su aprobación, sino que Truss se ha llevado un batacazo en las encuestas electorales.
La última de ellas, del 29 de septiembre, recopilada por el agregador 'Britains Predicts', le da a los laboristas un 50% en intención de voto y un 20% a los tories. Esto supone que los laboristas ganarían 10 puntos, mientras que los de Truss se dejarían 8. Traducido en escaños, esto supondría que los laboristas tendrían 360 miembros (ganan 158) y los conservadores, 190 (pierden 175). La mayoría absoluta son 326 diputados, por lo que los laboristas ganarían las próximas elecciones.
La libra se hunde
Ernesto García Ojeda
Periodista en la web de la SER. Adicto a la última...