Revolución
"Las revoluciones no siempre han sido contra el poder político. Todas las artes, por ejemplo, han tenido movimientos considerados en su día una revolución. Y la evolución de la palabra revolución, como sucede con lo histórico, se nos ha ido de las manos", la palabra del día de Isaías Lafuente
Revolución
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Madrid
Revolución es una palabra cargada de romanticismo, aunque algunas revoluciones acabaron como acabaron. Nos llegó del latín con un par de hermanas: evolución, que sería una revolución a cámara lenta, e involución, que sería una revolución marcha atrás. Las revoluciones no siempre han sido contra el poder político. Todas las artes, por ejemplo, han tenido movimientos considerados en su día una revolución. Y la evolución de la palabra revolución, como sucede con lo histórico, se nos ha ido de las manos. Ahora cualquier cambio, en el diseño de un móvil, en el corte de una prenda, en la alineación de un equipo de fútbol, ya se considera revolucionario, y a muchos padres y madres les brotará la palabra al ver la habitación de su hijo adolescente.
El término revolucionario tuvo un hijo, el revoltoso, que etimológicamente es sinónimo, pero lógicamente, no. También se ha creado un neologismo, antisistema, que vendría a ser un aspirante a revolucionario. Y como los revolucionarios siempre han sido un poquito incómodos, los códigos penales también echaron mano de otras palabras para encarcelar convenientemente a los protagonistas de sediciones, rebeliones, sublevaciones, levantamientos e insurrecciones. Al final, eso sí, que un revolucionario sea héroe o proscrito delincuente solo dependerá de cómo acabe su revolución y de quién escriba después su historia.