La voluntaria ambigüedad de Feijóo: no responder

Pasó el debate entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo, en el Senado, y nos quedamos sin saber cuál es el modelo de país en el que piensa el líder del Partido Popular. El presidente del Gobierno acudió a la Cámara, aleccionado tras el debate anterior entre los dos, y se puso en modo presidencialista. Exponiendo lo hecho, lo que se está haciendo y lo que se va a hacer para ayudar a los ciudadanos a sobrellevar la segunda crisis consecutiva con la que le toca lidiar. Un catálogo de medidas, algunas de éxito comprobado para mitigar los efectos de una pandemia, que se encontraron como respuesta el todo mal. Un discurso atribulado de Feijóo, con datos maquillados y cifras retorcidas, pero sin ninguna propuesta concreta. Seguimos sin saber cuáles serían sus recetas para la crisis.

Feijóo evitó en todo momento hacer referencia a las causas de las dos crisis, nada de pandemia, nada de la guerra, como si la situación económica de España fuera responsabilidad única y exclusivamente del Gobierno de Pedro Sánchez, como si el contexto internacional o la situación del resto de países de nuestro entorno nada tuviera que ver. Y en esta elipsis hiperbólica evitó también Feijóo hacer referencia a las recetas aplicadas por la primera ministra británica Liz Truss, alabada desde su partido, corregidas en su país tras la catástrofe que supusieron para los mercados y la libra. Pero de esto no habló Feijóo.

De las muchas preguntas que Sánchez le lanzó a Feijóo, hay dos que resumen perfectamente lo que pasó en el Senado. Le preguntó el presidente del Gobierno a Feijóo: "¿De todo lo que ha hecho este Ejecutivo para paliar los efectos de la crisis provocada por la pandemia, ¿qué no hubiera hecho usted? ¿Qué ayudas no hubiera usted dado? ¿No hubiera activado los ERTE? ¿La transferencia de dinero a las Comunidades Autónomas, qué no hubiera hecho?". No hubo respuesta por parte de Feijóo. Y otro pasaje revelador ante las acusaciones airadas del líder del PP sobre los acuerdos del Gobierno con los independentistas, argumentando con la gran mentira de la desaparición del castellano en Cataluña, la pregunta de Sánchez a Feijóo, ¿qué Cataluña prefiere, la de 2017 o la de ahora?, tampoco hubo respuesta. Ni a esto ni al resto de preguntas concretas lanzadas por Pedro Sánchez. Se enfrentaba la concreción, la acción, con sus aciertos y sus errores, de uno y la voluntaria ambigüedad del otro.

Y cuando acabó el debate, el elefante seguía allí en forma de negociaciones para la renovación del Poder Judicial. Ninguno intentó romper nada, pero Feijóo, está claro, que con su hiperventilada actuación pretendió compensar a los que en su partido no quieren ningún pacto con este Gobierno.