La primera ministra británica, Liz Truss, se halla reunida este jueves con el jefe del grupo de diputados conservadores sin cartera, Graham Brady, responsable de organizar las mociones de censura interna y las elecciones de nuevos líderes. Según confirmó Downing Street (jefatura del Ejecutivo) a medios británicos, Brady, que preside el llamado Comité 1922, habla en estos momentos con la primera ministra a petición de esta última, en un momento en que la rebelión de los «tories» ha llevado a Truss al borde de la renuncia. No se ha ofrecido ninguna razón a la reunión entre Truss y Brady, quien fue la persona a la que el anterior primer ministro Boris Johnson comunicó su intención de dimitir el pasado mes de julio ante la presión interna en sus filas. Al menos trece diputados del partido gobernante han confirmado en los medios de comunicación y las redes sociales que no confían en la jefa del Gobierno, que ha perdido autoridad tras haber tenido que anular la práctica totalidad de su proyecto político y económico por el caos sembrado en los mercados financieros. Algunos medios calculan que más de 50 parlamentarios, de 357 que tienen los conservadores en la Cámara de los Comunes, podrían haber escrito ya a Brady, para expresar su falta de confianza en la líder. La rebelión «tory» contra Liz Truss se agudiza tras el caos en la Cámara de los Comunes. Otro parlamentario conservador ha pedido públicamente este jueves que renuncie como primera ministra, diciendo que su puesto ya no es «sostenible». Sheryll Murray se une así a otros colegas que ya han dicho públicamente que Truss debería renunciar. La situación se complica tras una jornada marcada por la dimisión de la ministra del Interior, Suella Braverman. Hasta este jueves a medio día, 14 diputados se han pronunciado abiertamente para pedir la dimisión de Truss, según Sky News. «Lamentablemente, parece que tenemos que cambiar de líder», ha publicado uno de ellos, Devon Gary Streeter, que confía en «evitar la carnicería» en los próximos comicios. El diputado que abrió la veda, Crispin Blunt, ha pedido que el nuevo ministro de Finanzas, Jeremy Hunt, asuma la jefatura del Gobierno, si bien por ahora no parece que ningún nombre suscite el consenso necesario para lanzar el órdago definitivo sobre Truss. En la actualidad, al menos 13 diputados han pedido públicamente la dimisión de Liz Truss. Son los siguientes: Los sondeos reflejan una amplia ventaja para los laboristas y una popularidad en niveles mínimos para Truss --del 10 por ciento, según una encuesta publicada esta semana por la firma YouGov--. La «premier», sin embargo, ha descartado dimitir y el miércoles, ante la Cámara de los Comunes, proclamó: «Soy una luchadora, no alguien que abandona». En las últimas horas, han surgido también dudas sobre el futuro de los principales responsables del grupo parlamentario «tory», después de que varios medios difundiesen su supuesta salida tras el caos de la votación. Downing Street ha aclarado que tanto la responsable de promover la disciplina de partido, Wendy Morton, como su número dos, Craig Whitaker, «siguen en su puesto», según la BBC. Braverman, por su parte, dijo dimitir por un error en la gestión de información oficial, aunque en su comunicado lanzó alusiones veladas a Truss, subrayando la importancia de asumir los errores y apartarse, sin esperar a que los problemas se resuelvan «por arte de magia».