César Rendueles: "Antes había gobiernos conservadores que mantenían tipos fiscales que hoy resultarían propios de un programa bolchevique"

Si usted gana unos 1.200 euros al mes, esta pregunta es para usted. ¿Sabe cuántos años tendría que ahorrar íntegramente su sueldo para ser tan rico como Jeff Bezos, el dueño de Amazon? Sin gastar en nada más y ahorrándolo todo, tardaría más de 5 millones de años. El cálculo es del sociólogo César Rendueles, que lleva años estudiando la desigualdad. Su conclusión es que vivimos en una distopía elitista. «La desigualdad ha ido colonizando nuestras mentes y también nuestros cuerpos, hasta que la hemos aceptado con una naturalidad que hace no tanto nos hubiese parecido monstruosa. En torno a los años 80 del siglo XX, la desigualdad se fue normalizando. Hasta principios de los años ochenta, los ideales igualitaristas eran muy transversales. Lo defendían tanto personas de izquierdas como personas de derechas, cada uno con su perspectiva. Era algo muy hegemónico. Pasaba lo que pasa hoy con la libertad de expresión. Es verdad que se ve de distinta manera desde la izquierda y desde la derecha, pero nadie en público está en contra de la libertad de expresión», dice Rendueles. «Esto se explica porque hemos renunciado a los proyectos colectivos de mejora en común. Establecemos solidaridades imaginarias con los más ricos y eso es el resultado de una guerra fiscal que ha habido en este país. Las élites se han aliado con las élites políticas y han desarrollado un programa ideológico realmente eficaz para demonizar los impuestos. En los años 50 del siglo XX no era nada extraño que los países occidentales hicieran pagar impuestos cercanos o superiores al 70% a las rentas más altas. Poner esos impuestos es recuperar soberanía, es recuperar la democracia, hacer mejor nuestras democracias. Y eso es lo que entendió la gente en los años 50, la de izquierdas, pero también la de derechas a diario», señala el filósofo. «Nuestros valores cotidianos, los que manejamos en nuestro día a día, con nuestra familia, con nuestros amigos, entran en conflicto radicalmente con el capitalismo. Hace falta una gran violencia para que renunciemos a ese anticapitalismo cotidiano cuando entramos en el ámbito de las relaciones mercantiles. Yo creo que ser anticapitalista es simplemente creer en el futuro porque el capitalismo, al menos tal y como lo hemos vivido hasta ahora, es una apuesta distópica. Es una apuesta por la catástrofe. Así que ser anticapitalista es una apuesta por realmente intentar vivir esos cambios que van a suceder, nos guste o no, de una manera más justa, más amigable, más solidaria, menos distópica. Eso es algo que se nos olvida, que muchas veces la desigualdad la imaginamos como un problema del 99% contra el 1%. También hay otros niveles de desigualdad más antipáticos de reconocer, como el de un 25% contra un 75%, un 30% contra 70%. Ese 30% también tendríamos que hacer sacrificios», continúa el sociólogo. César Rendueles coodina uno de los grupos de trabajo que ha impulsado Yolanda Díaz para dar forma a su proyecto Sumar. En su caso, el de Bienestar y Derechos Sociales. «De momento estamos solo debatiendo entre gente muy plural, de procedencias diversas, con cualificaciones muy diversas. Estamos intentando elaborar una especie de horizonte de futuro a diez años vista. Insisto, no es un programa electoral, sino un diagnóstico de problemas y una especie de carta a los Reyes Magos de cómo nos gustaría que fuera este país dentro de diez años. Por eso dije que sí, aunque no sé muy bien para qué servirá. Nadie lo sabe, pero para mí es enriquecedor. Es una oportunidad de dialogar con gente a la que aprecio», ha indicado.

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Marisol Rojas

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