Adela Cortina: "Tengo la sensación de que estamos desarrollando un diálogo público para besugos. Hay profesionales de la polarización"

Madrid

Guerras, pandemias, y una profunda zozobra. Desde hace dos años, la sociedad española vive alumbrada por sucesos extraordinarios. El suelo de certidumbre sobre el que pisábamos se esfumó asombrosamente rápido en marzo de 2020. A la fragilidad de la pandemia se le ha unido la fragilidad de la guerra y corremos el riesgo de que nuestra sociedad ya no solo quede deslumbrada, sino que directamente se ciegue ante hechos que merecen una reacción. Es difícil todavía saber cómo van a salir las comunidades humanas del escenario de fragmentación al que nos ha arrojado este principio de siglo. ¿Dependeremos aún más unos de otros? ¿Cómo mirarán las sociedades a sus mayores? ¿Qué pasará con nuestras democracias, seguirán ahogándose con líderes que cuestionan la propia democracia? ¿Hay que refundar el concepto de ciudadanía? Para responder a las muchísimas preguntas que suscitan estos primeros 22 años de siglo XXI hemos acudido a la filósofa Adela Cortina, que atiende a Hora 25 desde Valencia.

Cortina acuñó el término 'aporofobia', esto es, el rechazo o miedo a los pobres. Un concepto que tiene más vigencia que nunca tras las declaraciones del portavoz del Gobierno de la Comunidad de Madrid, Enrique Ossorio. "¿Dónde están los pobres?", dijo. "Quien diga que no hay pobres sencillamente es que no mira alrededor", señala la catedrática de Ética. "Cuando aparece alguien que nos parece que no tiene nada que darnos, lo despreciamos y lo relegamos. Nos molestan, no los que vienen de fuera, sino los que son pobres porque no tienen nada que darnos a cambio. Eso es nefasto", asegura.

"Desgraciadamente parece que no hemos aprendido nada tras la pandemia. De hecho, hemos reflexionado sobre nuestra vulnerabilidad, pero no parece que hayamos aprendido nada. Es una asignatura suspendida y me temo que va a seguir así", explica. En su último ensayo de 2021, 'Ética cosmopolita', dice que en la pandemia ha habido gerontofobia. "Es duro, pero es así", asegura la filósofa. "De hecho, la expresión 'nuestros mayores' es paternalista porque dulcifica la condición de ser una persona mayor", apunta.

Sobre la guerra de Ucrania, dice Cortina que es "lo más horrible que he visto en mi vida". "Creo que es una experiencia terrible de no haber aprendido nada", sentencia. "Nuestro sistema de seguridades era falso. No estábamos tan seguros ni hemos sabido prevenir. Hay que ir con cuidado con una cosa: que el afán de seguridad nos lleve a poner en peligro la libertad", relata Cortina. Pone el ejemplo de China, donde asegura que hay una gran prosperidad económica, pero donde las libertades no están en absoluto aseguradas. En cualquier caso, dice la filósofa, ella no estaría dispuesta a entregar un porcentaje de su libertad por mayor seguridad.

Sobre la calidad del debate público y la falta de diálogo en nuestra sociedad, la catedrática es contundente: "Tengo la sensación de que estamos desarrollando un diálogo de besugos. Hay profesionales de la polarización" y aboga por desarrollar un pensamiento crítico y una mayor capacidad de discernimiento. "Debemos abordar la conversación pública con madurez", explica.