¿Cuánto tiempo podrán soportar los más vulnerables?

El gran reto económico de estos tiempos es intentar ajustar los salarios con una inflación que se resiste a bajar. La pérdida de poder adquisitivo en todos los hogares es una evidencia, sea cual sea el origen de los ingresos, pensiones, subsidios, sueldos. Cada vez es más caro todo y los ingresos familiares no han sufrido prácticamente ningún alza para poder hacer frente a la cesta de la compra sin tener que escoger entre lo imprescindible y lo prescindible.

Un dato, por ejemplo, la renta de las familias ha caído un 6 por ciento en el primer semestre de 2022, y eso no tiene que ver ni con la falta de empleo ni con que han bajado los sueldos, es la inflación la que se come los ingresos y se ceba, especialmente, en las familias con rentas más bajas. A la recuperación de la pandemia, a los ahorros conseguidos porque en ese periodo hubo menos gastos, le ha seguido un alza tan brutal de precios que está acabando con estos ahorros, o, lo que es peor, con ellos se pueden comprar menos cosas porque son más caras.

Así las cosas, parece más necesario que nunca un acuerdo para las subidas salariales. Dicen los sindicatos que aunque no se equiparen con la inflación, si contemple subidas razonables y cláusulas de revisión tanto para este año como para los dos siguientes. No entienden, dicen, cómo la patronal no contempla estas condiciones y advierten de que habrá movilizaciones y que estas no tendrán ningún límite.

Y, de momento, la patronal no parece por la labor y el acuerdo se plantea improbable, al menos a corto plazo. Con un elemento añadido, al presidente de los empresarios, Antonio Garamendi, le toca renovar mandato el mes que viene, y tanto lo que haga como lo que no haga, le puede pasar factura. Así que, de momento, se mantiene en el 'no a una subida salarial' vinculada a la inflación, a pesar de que este país está a la cola de las subidas salariales, las nóminas han aumentado un 2'6 por ciento de media y les recuerdo que la inflación está en el 8'9 por ciento.

Las familias están aguantando como pueden, y en muchos casos, mal, este decalaje entre una cifra y otra. La pregunta es durante cuánto tiempo muchos de ellos, los más vulnerables, lo podrán soportar.