El rey Felipe VI ha mostrado este viernes en su discurso durante la celebración de los Premios Princesa de Asturias de este año su “gran alegría” por el hecho de que la entrega de los galardones anuales hayan recuperado la “plenitud” y “normalidad” que le caracterizan después de que las dos últimas ediciones estuvieran condicionadas por “las lógicas limitaciones derivadas de la pandemia. El monarca ha tratado en una parte de su intervención el conflicto bélico de Ucrania, que consideró “un gran fracaso para la humanidad”, al tiempo que ha lamentado el enorme daño que está causando. Para a continuación, ha proclamado que “la guerra jamás va a destruir la cultura” ni “la libertad y la dignidad de los seres humanos”. La defensa de la paz en Ucrania y el llamamiento a preservar la unidad de Europa han destacado en el discurso de Felipe VI. Lo hizo durante la ceremonia de entrega de los Premios Princesa de Asturias 2022, que tuvo lugar en el Teatro Campoamor de Oviedo, en la que estuvieron presentes la reina Letizia, la princesa Leonor, la infanta Sofía, la reina Sofía, y distintos representantes del Gobierno, del Poder Legislativo, del Poder Judicial y de la sociedad civil. En su discurso, el Rey previno contra la tentación de que “esta alegría de vernos, de estrecharnos las manos o de darnos un abrazo” haga olvidar a “tantos que perdimos” y el recuerdo de “la entrega y generosidad que tanto demostró nuestra sociedad” en clara referencia a los fallecidos a consecuencia de la covid y a la labor que desarrollaron los sanitarios durante los momentos más duros de la pandemia. Felipe VI ha señalado que la entrega de los premios “nos regala cada año la magnífica oportunidad de seguir conociendo historias de esfuerzo y de excelencia, de esperanza y de ilusión, a través de la obra y trayectoria de quienes realmente iluminan” los galardones, al tiempo que “nos permite seguir descubriendo la belleza de esta tierra, y el alma y el generoso corazón de los asturianos”. El monarca ha aprovechado su intervención para recordar los valores que adornan los premios –“la solidaridad, la concordia, la cooperación, el afán continuo de superación, el amor por la libertad, la defensa de los derechos humanos”-, y se dirigió a los galardonados para hacerles saber que son “fuente de inspiración y reflejo de nuestras mejores aspiraciones”. Tras el discurso inaugural, Felipe VI glosó individualmente las virtudes y méritos que han hecho a cada premiado merecedores de un Princesa de Asturias. De las cantaoras flamencas Carmen Linares y María Pagés (Artes), destacó que “representan, a través del cante y el baile, el amor por la herencia artística, pero también el deseo constante de evolucionar y de expresar la belleza de un arte y una cultura milenarios, esencia además del patrimonio cultural español”. Al dedicar unas palabras a la trayectoria del periodista polaco Adam Michnik (Comunicación y Humanidades), puso de manifiesto que ha vivido “luchando, sacrificándose por la paz, por la reconciliación, por el diálogo; defendiendo los derechos humanos y, ante todo, la recuperación para su país”, para, a continuación, elogiar su “mirada lúcida e inteligente, de profundo compromiso ético, como recientemente ha hecho sobre la invasión rusa de Ucrania y sus graves y terribles consecuencias”. Del arqueólogo mexicano Eduardo Matos Moctezuma (Ciencias Sociales), ensalzó que ha reivindicado “con vehemencia los lazos indisolubles que unen” a España y su México, “desde el conocimiento profundo de la historia y cultura” de su país, y “con el aval de un intenso trabajo de análisis e investigación de las culturas mesoamericanas, por el que es reconocido internacionalmente”. Aludiendo al dramaturgo y académico Juan Mayorga (Letras), indicó que sus trabajos recogen la esencia de la vida, con “todas sus contradicciones, con su horror y su belleza, con su grandeza y sus miserias”, hasta conformar una obra “valiente, en la que se funden magistralmente el silencio y la palabra; una obra que forma ya parte esencial de la riquísima tradición teatral española”. Sobre los científicos Geoffrey Hinton, Yann LeCun, Yoshua Bengio y Demis Hassabis (Investigación Científica y Técnica), sostuvo que su trabajo en el campo de la Inteligencia Artificial y en el ‘Deep Learning’ “nos sumerge en un mundo que abre infinitas posibilidades a la tecnología y la ciencia del futuro y a su evolución”. Tras entregar el premio a la Fundación Olímpica para los refugiados y el Equipo Olímpico de Refugiados (Deportes), aprovechó para afirmar que “el deporte, la alta competición y el movimiento olímpico sirven para recordar, reflejar y paliar en lo posible la dura realidad que viven tantas personas en el mundo”, y reseñó que “la palabra refugiado es uno de esos términos que provoca en el oyente una profunda desesperanza”, por lo que instó a la sociedad a “ser solidarios para que puedan recuperar sus ambiciones personales”. Del arquitecto japonés Shigeru Ban (Concordia), saludó que el “gran propósito” de su trabajo sea “proteger la dignidad de todas las víctimas de los desplazamientos provocados por los desastres naturales o las crisis humanitarias”. En cuanto a la ex regatista inglesa Ellen MacArthur (Cooperación Internacional), reconoció que su “pasión por el mar y los océanos” le llevara a crear una fundación que se ha convertido en “un referente de la economía circular, que promueve un mejor aprovechamiento de los recursos”, y rememoró que, “gracias a su esfuerzo, coraje y tesón, se ha logrado alcanzar un acuerdo internacional vinculante para la reducción de plásticos”. Tras el cambio de presidencia en la institución que concede los reconocimientos, la Fundación Princesa de Asturias, que se materializo el pasado día 19, el rey agradeció al oftalmólogo Luis Fernández-Vega su labor al frente de la Fundación. Dio, asimismo, su “más cordial bienvenida” a la nueva presidenta, la catedrática de Economía Financiera y rectora de la CUNEF Universidad, Ana Isabel Fernández, primera mujer que preside esta institución, de la que relató que su compromiso con sus objetivos fines sea “firme”, deseando “todo el éxito en esta nueva responsabilidad”. En ese sentido, avanzó que la Fundación se prepara para abrir “nueva etapa”, enmarcada en “un tiempo convulso, en desequilibrio, que alcanza a toda la comunidad internacional”, y que “no provoca una profunda preocupación, también desconcierto, incluso desánimo”. A pesar de ello, fue rotundo al dejar claro que “los momentos peores y los obstáculos más arduos de superar« son también »los que nos mueven a la determinación, a la acción, a la resolución”.