"Detrás de los casos de sumisión química en jóvenes está el porno": una realidad silenciada por la falta de denuncias
Las expertas reclaman "educación" para hacer frente al auge de casos de sumisión química, donde la industria pornográfica es la principal culpable
Madrid
Mónica tiene 18 años, llegó este verano a Madrid para estudiar en la Universidad Complutense. Hace apenas un mes salió con un grupo de amigas a una discoteca de los bajos de Azca, uno de los centros de ocio nocturno de la capital.
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"Acababa de pedir una copa, noté como un pellizco en el muslo derecho de la pierna y lo siguiente que recuerdo es el hospital". La rápida actuación de sus amigas, que enseguida la echaron de menos, posiblemente evitó una agresión. La encontraron en una rampa en el suelo "prácticamente inconsciente". El chico al que acababa de conocer estaba a su lado. Se fue sin más.
"El portero nos dijo que ya era la tercera a la que habían pinchado y drogado" recuerda Laura, una de las amigas que estaba allí esa noche. Las pruebas que le hicieron en el Hospital Universitario La Paz confirmaron que a ella también, aun así, no denunció. "Acabo de llegar y lo último que quiero es que mis padres se preocupen" a pesar de que sus amigas insistieron en que denunciara "si todos hicieran lo mismo nadie se daría cuenta de lo que está pasando".
Pero el estigma de las mujeres sigue pesando mucho. Si no hubiera estado allí, si no hubiera bebido tanto, si no hubiera dejado que me invitara a esa copa. Gabriela Peña y Lillo, doctora experta en violencia de género, urgencióloga en el Hospital Infanta Leonor, cree que "el sentimiento de culpa" hace que muchas mujeres no denuncien. "Se siguen sintiendo responsables, pero nadie tiene por qué violentarte, aunque te hayas emborrachado o drogado voluntariamente".
"Estamos viendo muchos casos de sometimiento químico y violencia en menores de 25 años y detrás de todo está el porno como vía de educación sexual entre los jóvenes" explica. "Se han reforzado los protocolos de atención a las mujeres agredidas a nivel policial y judicial, pero la asignatura pendiente sigue siendo la educación".
"El porno no es sexo, el porno es violencia"
"La educación sexual parte de la no violencia, pero la chavalería se está educando con el porno, y el porno no es sexo, el porno es violencia". Pero la educación es también prevención y "una mujer que ya ha sido víctima, ya es una mujer dañada".
Desde la Federación de Mujeres Jóvenes su presidenta, Ada Santana, pide la puesta en marcha cuanto antes de campañas de sensibilización que ayuden a tomar conciencia del problema porque, "la falta de denuncias hace que las estadísticas no reflejen lo que está pasando". Considera además necesaria la implicación del sector del ocio nocturno con "protocolos para que los que trabajan la noche, no solo sepan qué hacer si se produce una agresión, sino que puedan incluso adelantarse".
Una realidad que no reflejan las estadísticas pero que ha aumentado, todavía más, la diferencia entre cómo disfrutan del ocio los hombres y las mujeres. "Me puede pasar a mí y ¿quién me salva en ese momento?". La respuesta llega con sonrisa cómplice de quien tiene al lado: "las amigas". "Ir con amigas y volver todas juntas porque ya no podemos salir tranquilas", responden de manera espontánea un grupo de amigas cuando se les pregunta por la sumisión química.