El Ministerio de Defensa de Rusia anunció ha confirmado este lunes la suspensión de circulación de buques por «el corredor de seguridad» en el mar Negro tras un ataque de drones contra su flota en Crimea. «Hasta que se aclare la situación en torno a la acción terrorista cometida por Ucrania el 29 de octubre contra buques de guerra y embarcaciones civiles en la ciudad de Sebastopol, se suspende el tráfico por el corredor de seguridad de la Iniciativa del mar Negro», dice el comunicado oficial. Defensa subraya que Rusia «no se retira» del acuerdo, sino que lo suspende. «El movimiento de barcos a lo largo del corredor de seguridad es inaceptable, ya que el las autoridades ucranianas y las Fuerzas Armadas del país lo utilizan para realizar operaciones militares contra la Federación Rusa», agrega la nota. Según Moscú, «en las condiciones actuales, no se puede garantizar la seguridad» de ningún barco hasta que la parte ucraniana se comprometa a «no utilizar esa ruta con fines militares». Rusia ha advertido horas antes de que el acuerdo para la exportación de grano ucraniano no puede continuar en funcionamiento sin su participación y ha asegurado que no permitirá que atraviesen el mar Negro los buques que no hayan sido inspeccionados por sus expertos, según ha expresado el embajador ruso en la ONU, Vasili Nebenzia. Nebenzia ha hecho esta afirmación en una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU convocada por Moscú tras el ataque con drones contra su Flota del mar Negro y la posterior decisión de suspender el acuerdo que había sellado con Ucrania, la ONU y Turquía para facilitar la salida de cereal ucraniano. El embajador ruso ha acusado a Ucrania de usar este mecanismo con fines militares y ha dicho que su país no puede permitir el paso de buques que no haya inspeccionado, por lo que tendrá que tomar sus propias «medidas de control» si el tráfico continúa. «Daremos detalles de nuestro enfoque sobre esto en un futuro muy cercano», ha dicho el diplomático, que lamentó que el centro de coordinación instalado en Estambul haya dado luz verde a algunos barcos sin el permiso de Rusia. Pese a la salida de Rusia del pacto, Ucrania, Turquía y la ONU aprobaron el transporte para este lunes de 16 graneleros, 12 de ellos desde puertos ucranianos y cuatro de camino a Ucrania para ser cargados, y prevén continuar con las inspecciones de más buques que esperan. Ante esa situación, Nebenzia ha recalcado que las decisiones que se tomen sin Rusia no le obligan a nada y ha insistido en que el acuerdo del mar Negro no puede implementarse sin su participación. El embajador ruso ha repetido ante el Consejo de Seguridad las denuncias hechas en los últimos días por su gobierno, que asegura que los drones marinos empleados este sábado contra buques de Armada rusa en el puerto de Sebástopol utilizaron el denominado «corredor del grano», la zona de seguridad en el mar Negro para la exportación de cereales ucranianos. Moscú considera que las pruebas recogidas apuntan a que al menos uno de los aparatos pudo ser lanzado desde un mercante que navegaba amparado por el acuerdo del mar Negro, por lo que ha decidido que no puede continuar en él por ahora, aunque no ha anunciado una salida definitiva. Esos argumentos han sido cuestionados por el jefe humanitario de la ONU, Martin Griffiths, durante un discurso en la misma reunión del Consejo de Seguridad en el que, entre otras cosas, ha señalado que ningún carguero se encontraba en el corredor en la noche del 29 de octubre, cuando supuestamente tuvieron lugar los ataques. Varios barrios de Kiev han quedado sin electricidad tras un nuevo ataque ruso contra insfraestructuras energéticas, según denunció el alcalde de la capital ucraniana, Vitali Kltischko, a través de su cuenta en Telegram. Una parte de la capital está además sin suministro de agua potable, señala el portal de información Ukrinfrom, que cita fuentes de la alcaldía. Las informaciones de la alcaldía, que no precisa el alcance del corte de suministro eléctrico, siguen a las explosiones reportadas a primera hora de la mañana sobre la capital ucraniana. Desde hace unas semanas, las tropas rusas han vuelto a intensificar los ataques sobre Kiev, especialmente realizados con drones kamikaze y dirigidos contra infraestructuras energéticas y otros objetivos civiles. El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha denunciado reiteradamente el uso de estos aparatos, de fabricación iraní, y requerido una reacción internacional contundente. Desde Moscú se ha argumentado que estos ataques son la respuesta a la explosión de un camión cisterna a mediados de octubre en la anexionada península de Crimea, cuya autoría atribuye Rusia a Ucrania. Las fuerzas rusas llevaron a cabo un ataque con misiles este lunes en la región de Zaporiyia, donde se encuentra la mayor central nuclear de Europa, que ha dañado varias instalaciones de infraestructura crítica. Según informó Oleksandr Starukh, jefe de la Administración Militar de esa región sureña en su cuenta de Telegram, el ataque se produjo a primera hora de la mañana de este lunes. «Alrededor de las 08:00 (hora local), el enemigo llevó a cabo ataques con misiles en Zaporiyia. Los primeros informes indican que los misiles fueron lanzados desde el aire. Las instalaciones de infraestructura crítica han resultado dañadas. Podrían producirse cortes de energía», dijo el responsable militar. Según Starukh, de momento no hay confirmación de la existencia de víctimas aunque los servicios de emergencia han sido enviados a las zonas atacadas. En Zaporiyia se encuentra la mayor central nuclear ucraniana, ahora controlada por los rusos, aunque en ella trabajan obreros ucranianos. Las instalaciones han sufrido algunos ataques de los que se acusan mutuamente Rusia y Ucrania que han obligado a desconectarla del sistema energético local.