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Sociedad

¿Por qué el miedo puede ser placentero? "Es una respuesta ante una amenaza y puede producir dopamina"

La psicóloga sanitaria, Elena Daprá, explica las diferencias entre los dos posibles comportamientos frente a episodios de temor: la huida y el afrontamiento

¿Por qué sentimos miedo?

Madrid

"No hace falta conocer el peligro para tener miedo; de hecho, los peligros desconocidos son los que inspiran más temor". Y razón no le faltaba al escritor francés Alejandro Dumas. En su novela 'El conde de Montecristo', el temor de Edmundo Dantes era no llevar a cabo su venganza contra Fernando Mondego. Y es que el terror, la cobardía, en definitiva, el miedo, tiene tantos nombres como personas lo padecen.

La lista de fobias en los manuales de Psicología es extensa. Los expertos incluyen desde las más comunes, como la talasofobia, que es el miedo al mar, o la acrofobia, el temor a las alturas. Hasta las más inusuales como la coulrofobia o la hipopotomonstrosesquipedaliofobia, el miedo a los payasos y las palabras extensas, respectivamente. Y es que además de experiencias traumáticas, en estos episodios de ansiedad existe una componente hormonal.

En esta semana marcada por la celebración del Halloween, el miedo ha salido a las calles en forma de disfraces y decorado. Elena Daprá es psicóloga sanitaria y, por tanto, experta en este sentimiento. "El miedo es una respuesta adaptativa ante una amenaza, hace que se regulen las emociones", explica en 'La Ventana'. Este sentimiento actúa sobre distintas áreas cerebrales activando dos comportamientos: la huida o el enfrentamiento.

"Afrontar el miedo nos ayuda a ser más sanos", comenta la experta. Y es que la clave para sobrellevar un episodio de terror está en reconocer la amenaza. Cuando se detecta que es una situación irreal, como una película o una atracción, el organismo libera hormonas como la dopamina, que se materializa en el propio placer. "Cuando es real, el cuerpo se comporta de otra manera y no hay ninguna liberación de dopamina", matiza.

Cuestión de adrenalina

Es en ese momento, al neutralizar la amenaza, cuando "se produce el enganche". "Con ese bajón llega la sensación placentera", detalla Daprá. Y es que, entre otras hormonas que segrega el cuerpo humano está la propia adrenalina, que se presenta en otras situaciones. "La adrenalina confluye con el estrés o con el odio, no solo se asocian al miedo, esa sensación puede resultar adictiva", culmina la psicóloga.