Puente

Madrid

Pues hoy que muchos apuran el puente festivo nos sumergimos en el río de conceptos bautizados con esta palabra. Encontramos puentes en las prótesis dentales, en los instrumentos de cuerda, en las monturas de las gafas, en los circuitos eléctricos. Tenemos puentes de mando en los barcos, tomamos el puente aéreo para viajar, tendemos o volamos puentes en nuestras relaciones, y ponemos puente de plata a quien damos puerta, pero de buenas maneras.

Son conceptos que nacen de la metáfora, como el referido a estos puentes vacacionales, cuyo primer rastro encontramos hace un siglo, en 1925, cuando el diccionario recogió el concepto "hacer puente". Entonces puente era solo aquel día laborable entre dos festivos. Pero desde 1984, los académicos consideran puente también a ese día sumado a uno festivo que se aprovecha para la vacación. Así, una fiesta en lunes o en viernes daría lugar también a un puente.

Y subrayamos: un puente. Porque el género de esta palabra ha navegado entre dos aguas. Desde la edad Media y durante siglos, fue palabra de género femenino en castellano. Y a lo largo de dos siglos y medio más, el diccionario la consideró como sustantivo de género ambiguo. En 1992, aún se recogía esta ambigüedad, aunque se consideraba el uso del femenino como "antiguo o regional". Hoy es solo palabra de género masculino y el rastro del femenino solo queda en algunos topónimos, en la advocación de alguna Virgen y en algún apellido, como el de Víctor Lapuente, analista de Hoy por Hoy, que se llama así no por problemas auditivos del funcionario del Registro Civil. Aunque también pudo ser...