Bolsonaro sigue sin mostrarse lo que es, un presidente derrotado

En una hora empieza en el Congreso la sesión de control al Gobierno. Será un buen test para ver cómo están las cosas entre el Gobierno y el PP después de la ruptura, por parte de Feijóo, de las negociaciones para la renovación del Poder Judicial. La última vez que vimos enfrentarse dialécticamente a las dos fuerzas fue en el Senado, con la comparecencia de Pedro Sánchez, y la intervención de Feijóo y fue aquel un episodio marcado por lo que estaba pasando fuera, porque entonces todavía pensábamos que el pacto era posible. Pedro Sánchez midió sus palabras para no hacer peligrar el acuerdo y Feijóo ya se tiró al monte, en una estrategia que, entonces interpretamos, servía para calmar a los suyos, a los que le pedían que no pactara, a los que ha acabado haciendo caso, en definitiva.

Bueno, en un rato veremos lo que da de sí la sesión, en la que, ya saben, que es Cuca Gamarra quien se enfrenta al presidente. Esto aquí, porque fuera, ayer, por fin, vimos a Bolsonaro, aunque fue un visto y no visto. Comparecencia breve en la que evitó hablar de su derrota y, por tanto, evitó felicitar a quien había ganado las elecciones, Lula da Silva. Una gran elipsis para decir que cumplirá con lo que establece la Constitución, o sea, que empieza la transición. También evitó Bolsonaro condenar las protestas que están bloqueando algunas carreteras del país, dijo que son bienvenidas y que son el resultado de la indignación y la injusticia. Se encargó el todavía presidente brasileño de ser lo suficientemente ambiguo para no tener que mostrarse como lo que es después del domingo, un presidente derrotado.

Ayer, en este mismo programa hablábamos de la importancia de la fortaleza de las instituciones cuando aparecen personajes como Bolsonaro o Donald Trump, a pesar de que ellos hagan todos los esfuerzos por cargárselas. Y una muestra es la reacción inmediata del Tribunal Supremo de Brasil, tras las palabras de Bolsonaro, destacando la comparecencia del presidente saliente y que haya determinado el inicio de la transición. Quedan todavía dos meses para que se complete.