Lobby

Madrid

Hoy estamos contando en la SER que el Gobierno tiene previsto aprobar mañana el anteproyecto de ley que, entre otras cosas, regulará la actividad de los 'lobbies'. Una de esas palabras que el autocorrector posiblemente nos señale en rojo, porque está en el diccionario, pero aún en cursiva, al ser un anglicismo que recogieron los académicos tal y como vino ya entrado el siglo XXI. Así que quizás el primer 'lobby' sea el que presione a la RAE para unificar conceptos en la forma y en el fondo. En la forma, para saber si castellanizamos definitivamente el anglicismo, como sucedió con dandy y penalty, que perdieron la y por la i latina, o si la dejamos intacta, como sucedió con la palabra gay. Y en el fondo, para saber si un 'lobby' es un "grupo de presión", como dice el diccionario, o un "grupo de interés", como dice la ley en proyecto.

Así culminará esta palabra una peripecia muy interesante. Porque 'lobby' nos llega del inglés, pero a este idioma vino desde el latín "lobia", que nombraba un pórtico, una cubierta. Por eso, sirvió primero para nombrar los vestíbulos de edificios públicos y hoteles, para referirse finalmente a la actividad que determinados grupos desarrollaban en un vestíbulo concreto, el del Parlamento británico, primero, y más tarde en el de EE.UU., para que sus intereses privados fueran contemplados en las leyes. Una actividad para la que ya tenemos dos sustantivos en castellano, cabildeo y cabildero, y un verbo, cabildear, que los académicos definen como "hacer gestiones con maña para ganar voluntades en un cuerpo colegiado, corporación" o parlamento, en este caso. Aunque me temo que tragaremos con Lobbying. Al tiempo...