El respeto a los Derechos Humanos se queda fuera de la alineación en el mundial de Qatar
Las mujeres qataríes viven sin autonomía ni libertad, sometidas al control de sus padres o maridos. Las personas del colectivo LGTBI están perseguidas y en muchas ocasiones acaban en prisión.
El respeto a los Derechos Humanos se queda fuera de la alineación en el mundial de Qatar
Madrid
Ir a la universidad, trabajar o viajar es una misión casi imposible en Qatar si eres una mujer. Ellas suponen apenas el 25% de la población del país y viven bajo el control del otro 75%. La palabra 'tutela' es la que rige sus vidas. Sus padres primero y sus maridos después se encargan de tomar las decisiones por ellas, y en muchos casos esas decisiones son prohibiciones.
"Ser mujer en Qatar es ser un a ciudadana de segunda", asegura Carlos de las Heras, portavoz de Amnistía Internacional. Esta organización ha constatado continuas violaciones de los Derechos Humanos en un país en el que ni siquiera vestirse como una quiera es algo permitido. Todas las mujeres deben utilizar el hiyab, un velo que les cubre la cabeza y el pecho en presencia de personas que no sean de su familia inmediata. Tampoco pueden elegir a su pareja y necesitan el permiso de su tutor para casarse. Obtener el divorcio es algo muy complicado, mientras que ellos pueden casarse hasta con cuatro mujeres y divorciarse fácilmente. Si estando solteras se quedan embarazadas, se enfrentan a un juicio por sexo extramatrimonial que puede acabar en lapidación.
Bajo un régimen tan estricto, los gestos de rebeldía son escasos. Un ejemplo lo encontramos en la joven Noof al Maadeed, de 23 años, que a finales de 2021 solicitó asilo en Reino Unido alegando abusos en el ámbito familiar. Cuando decidió regresar a Qatar tras pedir garantías a las autoridades, desapareció durante varias semanas y después apareció en un video en el que aseguraba que se encontraba bien, pero las ONGs tienen dudas de que eso sea realmente cierto.
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Como país musulmán, Qatar tampoco permite las relaciones entre personas homosexuales. En general, el colectivo LGTBI está totalmente perseguido. Hace solo unos días el embajador del Mundial calificó la homosexualidad de "daño mental" en una entrevista con la Segunda Cadena de la Televisión Pública Alemana (ZDF) que, cuando se había empezado a abordar el tema, fue interrumpida por representantes del comité organizador. "Todo el mundo tendrá que someterse a nuestras reglas", aseguró.
El Código Penal del país tipifica las relaciones homosexuales como un delito punible con hasta siete años de prisión. La ONG Human Rights Watch ha constatado detenciones a personas del colectivo LGTBI en estas últimas semanas, justo antes de la competición, pero, según denuncian desde Amnistía Internacional, "la FIFA ha optado por mirar para otro lado". Tampoco se han pronunciado la mayoría de equipos de fútbol. Solo los capitanes de algunos países europeos -entre los que no está España- han anunciado que lucirán brazaletes con los colores de la bandera LGTBI y el mensaje "One love", y en un video producido por Professional Footballers Australia (PFA), 16 jugadores pidieron a Qatar que reconozca las relaciones entre personas del mismo sexo y mejore los derechos de los trabajadores migrantes.
Durante las semanas que dure el evento, los aficionados tendrán que evitar muestras de afecto en público y deberán mantener una vestimenta recatada. Ni hombres ni mujeres podrán exponer ciertas partes de su cuerpo. Las minifaldas, vestidos cortos, ropa sin mangas, bikinis, pantalones cortos o rotos estarán prohibidos.
Sonia Palomino
Redactora en los servicios informativos del fin...