La Organización Mundial de la Salud ha advertido este lunes de que este invierno «pondrá en peligro» la vida de millones de personas en Ucrania debido a la crisis energética y el riesgo de infecciones virales. Según el organismo de la ONU, Ucrania se enfrenta a una crisis térmica además de una crisis por la guerra y la pandemia de la COVID-19, todo ello después de que la mitad de la infraestructura energética del país esté dañada o destruida. Tales condiciones ya están teniendo repercusiones en el sistema de salud y en la salud de las personas, lo que podría hacer mella en el sistema sanitario de Ucrania. El invierno en Ucrania «se tratará de supervivencia», según el director regional para Europa de la OMS, Hans Henri Kluge, que ha detallado que hasta el momento se han registrado 703 ataques a centros de salud desde que comenzó la guerra hace nueve meses. «Esto es una violación del Derecho Internacional humanitario y de las reglas de la guerra», ha aseverado Kluge, añadiendo que los ataques a la infraestructura de salud y energía significan que cientos de hospitales e instalaciones de atención médica ya no están en pleno funcionamiento y carecen de combustible, agua y electricidad para satisfacer las necesidades básicas. «Las salas de maternidad necesitan incubadoras. Los bancos de sangre necesitan refrigeradores. Las camas de cuidados intensivos necesitan ventiladores. Y todos requieren energía», ha añadido. En este sentido, la OMS ha destacado que cientos de miles de ucranianos en todo el país, incluidas casas particulares, escuelas y hospitales, no tienen suministro de gas, esencial no solo para cocinar sino también para calentar. Y es que hasta 10 millones de personas, una cuarta parte de la población de Ucrania, no tienen electricidad, un dato preocupante, según la organización, ya que se pronostica que las temperaturas caerán en picado hasta los -20 grados en algunas partes del país. Asimismo, el frío extremo podría llevar a muchas personas a utilizar métodos de calefacción alternativas, como quemar carbón o madera o usar generadores alimentados por calentadores eléctricos o diésel, los cuales conllevan riesgos para la salud, incluida la exposición a sustancias tóxicas que sean perjudiciales para los niños, las personas mayores y las personas con afecciones respiratorias y cardiovasculares, así como quemaduras y lesiones accidentales. «Esperamos que de 2 a 3 millones más de personas abandonen sus hogares en busca de calor y seguridad. Enfrentarán desafíos de salud únicos, incluidas infecciones respiratorias como COVID-19, neumonía y gripe, y el grave riesgo de difteria y sarampión en poblaciones insuficientemente vacunadas», esgrime la OMS en un comunicado. Con todo, estos hechos pasarán factura a la salud mental de los ucranianos, ya que en el noveno mes de guerra, se calcula que 10 millones de personas corren el riesgo de sufrir trastornos mentales como estrés agudo, ansiedad, depresión, consumo de sustancias y trastorno de estrés postraumático, o PTSD. Ante esta situación, la organización de la ONU ha destacado que Ucrania necesita recursos sostenidos para que el sistema de salud pase el invierno y más allá, puntos que ocuparán un lugar destacado en la agenda de la Conferencia de Ucrania del próximo mes en París, bajo el liderazgo del presidente francés, Emmanuel Macron, y el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski. «Hago un llamamiento urgente para la creación de un corredor de salud humanitaria en todas las áreas recientemente recuperadas y ocupadas. La OMS y nuestros socios están listos para movilizarse en cualquier momento», ha remachado Kluge. «Reitero mi llamamiento a ambas partes para que permitan el acceso humanitario urgente para atender las necesidades de salud de las personas. El acceso a la atención médica no puede ser rehén», ha añadido.