Gana 190.000 euros en el Euromillones y termina en la cárcel al estafar a sus amigos más cercanos

Madrid

El británico Reece Casey, de 31 años, ganó en 2019 más de 190.000 euros en el sorteo Euromillones y tres años después es un preso más en una cárcel de Reino Unido. El dinero tal y como entró en su cuenta fruto del azar, se fue malgastado en nuevas apuestas. Casey, adicto al juego, comenzó a buscar la manera de conseguir más dinero estafando a sus amigos a través de un anuncio que colgó en Snapchat. Esta misma semana, fue condenado a 12 meses de prisión tras declararse culpable de haber estafado a más de 25 amistades, según publica el Daily Mail.

Durante el juicio, la fiscal del caso acusó a Casey de haber defraudado casi 40.000 euros a 25 amigos después de ofrecer a través de su perfil de Snaptchat un descuento del 40% en artículos de la firma de ropa de lujo Flannels. Este hombre aseguraba que el descuento lo había conseguido gracias a un amigo que trabajaba para la marca.

Uno de sus amigos no dudó en aprovechar la ocasión cuando vio la publicación de Casey, con lo que pidió varios artículos para él y otros familiares y amigos. Los estafados habían pagado al acusado para hacerse con unos productos en promoción que nunca llegaron a recibir. Una amiga suya llegó a enviar más de 5.000 euros a Casey, y otra compró los inexistentes artículos con parte de la herencia que le había dejado su madre tras fallecer.

La defensa de este ganador de Euromillones y presunto estafador se centra en el "remordimiento extremo" que habría mostrado Reece Casey ante el tribunal y en que, según sostiene, solo era consciente de haber estafado a tres personas, y no a las 25 que le han denunciado.

Apostando desde los 15 años

El acusado llevaba jugando asiduamente desde los 15 años. Pero el punto de inflexión llegó en 2018 cuando por fin la suerte se puso de su lado y ganó, primero, 58.000 euros en William Hill y, un año más tarde, alrededor de 190.000 euros en Euromillones.

Pese a haber ganado una cantidad importante de dinero, Casey siguió apostando y perdió todo lo que un día había ganado por culpa de su adicción a los juegos de azar. Ese fue el instante en el que comenzó su carrera como estafador, eligiendo a su entorno como primeras víctimas.