Rodrigo Sorogoyen e Isabel Peña, de 'As bestas': "Nuestra próxima película seguro que tratará de amor"

Madrid

Las nominaciones para la gala de los Goya, anunciadas este pasado jueves, dejaron claro que la película favorita de esta edición es As bestas, dirigida por Rodrigo Sorogoyen y escrita en compañía de la guionista Isabel Peña. El largometraje ha conseguido 17 candidaturas en prácticamente todas las categorías consideradas más importantes: mejor dirección, guion original, montaje, actor y actriz protagonistas (Denis Ménochet y Marina Foïs), e intérpretes de reparto (Marie Colomb, Diego Anido y Luis Zahera).

Sobre estas candidaturas, Sorogoyen reconoce a Hora 25 que le resulta "abrumador" y que es "muy difícil procesarlo". Isabel Peña también asegura en la entrevista estar "alucinando". Pero pese al éxito innegable, el director insiste en que, al final, es algo completamente "azaroso": "La película sigue siendo la misma, no es que ahora de repente sepamos que teníamos algo bueno. Hemos tenido la suerte de que a cierta gente le ha gustado".

La cinta es una coproducción francesa y llegó a la cartelera española después de arrasar en Francia. En nuestras salas también está teniendo muy buena acogida, cosa que alegra a Peña: "Estamos muy orgullosos y orgullosas, no solo por nuestra película, sino por lo que significa para el cine español el hecho de que haya salas llenas de personas de la manera que se hacía antaño". "Y no es que yo sea una abuela cebolleta pensando en los años 60", aclara, pero piensa que ir al cine parecía "un ritual normalizado" que "durante la pandemia se perdió y nos asustó como un golpe mortal".

El guion de As bestas está basado en una historia real que sucedió en Galicia y que saltó a los medios. Isabel recuerda el día en que llegó a ella: "Tengo muy presente el hecho de leer aquel titular que hablaba de terrorismo rural, que me pareció como súper estrafalario, pero con muchísimo sentido. Y luego había un personaje femenino detrás de toda aquella masculinidad que era maravilloso, la terrible historia real que sufrió una mujer que se llamaba Margo Pool". Esas dos teclas, la de la violencia masculina rural y la de la resiliencia femenina, les cautivaron: "Había un contraste súper fuerte. De una forma natural, los dos comulgamos con aquello".

Pero han pasado ya seis años de años desde aquella noticia, siete años de duro trabajo y de otros muchos proyectos. En consecuencia, hay temas que sí están en la película, pero que no estaban en la noticia original. Y viceversa: hay cuestiones de la noticia que no han acabado apareciendo en la película, pues, como asegura Isabel, "al final es un trabajo que se reinventa constantemente".

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Con respecto a esos seis años, Rodrigo cree que más tiempo no siempre es sinónimo de mejor calidad: "A veces cuanto más trabajas un guion, más te cuestionas. Hay que dejarlo reposar. Si lo dejas reposar una semana, vuelves a él y seguro que ves cosas que no te gustan. Si lo dejas reposar un año, seguramente dirás 'Dios mío, ¿por qué he escrito esto?'". Por su parte, Isabel añade que As bestas "no era una urgencia": "Nos pedía una madurez, un poso. Estábamos inmersos en otros proyectos y, entonces, seis meses más tarde revisábamos, pero con la frescura que te aporta venir de otro lugar, que no es como estar seis años constantemente con tu historia: eso te puede llegar a envenenar".

El largometraje juega con las tensiones, con el medio rural obligado y el medio rural elegido. Habla de la patria, del miedo al diferente, hay un amor poco habitual, pero también otro de lo más convencional. "Es una película en la que con muy pocos elementos se habla de muchas cosas", explica Sorogoyen. "A nosotros lo que nos mueve son los personajes, cómo es posible que alguien haga ciertas cosas, queremos meternos en su vida, en sus sentimientos. Y a partir de ahí surgen temas y la película va creciendo y abriendo un diálogo súper enriquecedor. A veces te das cuenta de que estás hablando de un tema y no lo sabías. Nos gusta hacer películas así", detalla el cineasta.

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En general, se ha definido 'As bestas' como un thriller rural, pero Rodrigo e Isabel prefieren pensar en ella como una película de amor: "Sí hay una primera capa muy aparente, que es la del cine rural, pero si deslizas, debajo hay una historia de amor de lo presente y de lo ausente", explica Peña, "pero es que si me apuras hay también otra historia de amor detrás, que es la de los hermanos".

Igual somos un poco ingenuos o estamos muy necesitados de que se nos valore como gente que es capaz de contar historias bonitas", comenta Isabel, "pero realmente creemos que hay mucho amor en esta película, lo que pasa es que el amor no siempre es luz, a veces también es dolor y ausencia". En este sentido, asegura la guionista que es muy probable que su próxima película trate una "historia bonita". "No sé si bonita, pero de amor seguro que sí", puntualiza Rodrigo. "Una historia donde el tráiler va a ser menos obvio", agrega Isabel.

Podría decirse que las dos obsesiones de las películas españolas de este año son el campo y la maternidad, como puede apreciarse por las nominaciones de As bestas, Alcarràs o Cinco lobitos. Según Rodrigo esto puede deberse a que "cada vez hay más voces femeninas", lo cual "es una gran noticia". Además, Isabel cree que lo rural ha sido muy idealizado desde la pandemia: "Nosotros vivimos en un Madrid y, por un lado, siempre nos ha encontrado y no renegamos de ello, pero es cierto que cada vez es una ciudad más hostil". Para Rodrigo esa hostilidad no es fortuita, "viene de algún lugar": "La política... Hay algo incómodo, complicado. Tienes que trabajar, tienes que sacar tu sueldo, pero cada vez cuesta más pagar mi piso. Me parece bastante normal que la gente joven y no tan joven como yo estemos con ganas de respirar".

En definitiva, "las obras artísticas son un termómetro de lo que preocupa a la sociedad", dice Isabel Peña. "En las cenas con nuestros colegas hablamos de estos temas, entonces obviamente también están en las pelis", explica. "Y con la maternidad pasa exactamente lo mismo. Son maternidades diferentes, pero no porque lo sean como tal, sino porque la maternidad que podía estar en las mesas de las cenas de nuestras madres era súper distinta a las maternidades que están en las cenas de nuestras amigas. Al final, es algo lógico", concluye.