"Quiero estar más con mis padres": cómo la precariedad nos roba el tiempo en familia
Los trabajos absorbentes, inestables y mal pagados repercuten en las horas de cuidado de los más pequeños, que acaban refugiándose en las redes sociales. En 'A vivir...' visitamos el colegio público Doctor Federico Rubio para conversar con los alumnos de sexto de primaria sobre las profesiones de sus padres y escuchar qué hacen en su tiempo libre
"Quiero estar más con mis padres": cómo la precariedad nos roba el tiempo en familia
Madrid
Colegio público Doctor Federico Rubio, barrio de Tetuán, Madrid. Antes de las ocho de la mañana empiezan a llegar los primeros alumnos. Doce horas después, a las ocho de la tarde, muchos aun siguen en el centro. Los estudiantes encadenan las horas lectivas con un programa gestionado por Cruz Roja donde meriendan, realizan actividades extraescolares y reciben apoyo para hacer los deberes. "Mi madre trabaja en una empresa de limpieza y los martes, jueves y viernes también va a un hospital a cuidar a una anciana. La veo solo por la noche cuando regreso a casa", cuenta uno de los alumnos. En una clase de sexto de primaria, Bru Rovira y Javier del Pino conversan con alumnos de once años sobre sus rutinas, la vida y la profesión de sus padres:
— ¿Qué hacéis en vuestro tiempo libre?
La respuesta es casi unánime. Las redes sociales, TikTok en concreto, están prácticamente más presentes en su día que las familias. "Mi madre llega de trabajar a las seis de la mañana y se tiene que ir a las siete a limpiar una casa en La Moraleja", cuenta un alumno. Su compañera: "Yo vuelvo a casa a las ocho de la noche y suelo cenar sola con mi prima".
No es sorprendente que hoy TikTok sea un compañero de vida más para cualquier adolescente. Prabhakar Raghavan, directivo de la compañía, ya reconoció que el 40% de la generación Z utiliza su red social o Instagram para realizar búsquedas, en lugar de Google o Maps. "Para los adolescentes la realidad digital está completamente hibridada con la realidad física. Si están tantas horas no es solo porque se diviertan, sino porque buscan respuestas a preguntas vitales en ese momento de su vida", contextualiza José Ramón Ubieto, psicoanalista experto en adolescencia y mundo digital.
Pero el riesgo que esto acarrea no es solo consecuencia de un algoritmo altamente adictivo. Es también reflejo de cómo la precariedad laboral empuja a las familias a dedicar cada vez menos horas de calidad al cuidado de sus hijos. "Cuando se habla de conciliación siempre nos fijamos en la típica mujer u hombre, de entre 30 y 50 años, blancos y con un puesto de responsabilidad. En contexto de migración o pobreza este discurso es impensable: tenemos que hablar de precariedad estructural y de suelos pegajosos, no de techos de cristal", explica la periodista Diana Oliver, autora del libro Maternidades precarias (Arpa, 2022).
"Desde muy pequeños la falta de tiempo y de red de cuidados se suple con pantallas por miedo a molestar a los demás. Los niños viven en una sociedad hostil que permanentemente les empuja a conectarse a la pantalla, y luego nos sorprende que en la adolescencia quieran pasar muchas horas con el móvil o la tablet cuando en realidad los hemos empujado a ello para controlar su comportamiento", concluye Oliver. ¿La solución? Según la periodista, un primer paso podría ser asumir una responsabilidad conjunta, como sociedad, en la crianza de los más pequeños: "Deberíamos pensar en un cuidado colectivo, ayudarnos unos a otros".
Valentina Rojo Squadroni
Uruguaya de nacimiento, catalana de adopción...