Pablo Alborán: "A veces tengo que hacer un esfuerzo para demostrarte que no soy imbécil por ser conocido"

Madrid

Pablo Alborán presenta su último disco, 'La cuarta hoja', con el que trata de decirnos: no te pases la vida buscando por ahí la cuarta hoja del trébol, porque esa hoja está dentro de un mismo, eres tú. "Es una cuestión de actitud", dice el artista en Hora 25. El artista malagueño se abre por completo en una entrevista con Aimar Bretos, en la que reconoce que, aunque él es el mismo siempre, suele tener que ver cómo la gente no va con los prejuicios por delante cuando le conoce. "A veces tengo que hacer un esfuerzo como para demostrarte que no soy imbécil por ser conocido; es un esfuerzo que he aceptado", dice el cantante.

Cuenta Alborán que mucha gente piensa que vive en una torre de marfil, aunque él no lo vea así. "La gente también piensa que soy puro y santo y no voy ni de puro ni de santo, pero tampoco puedo hacer un esfuerzo por parecer un chulanganas malote, no soy un malote, no lo he sido nunca, no me ha tocado ser ese personaje". Él, dice, es lo que es. "Lo que ves es lo que hay".

No obstante, se siente un privilegiado con la vida que tiene. "No tengo dereho a pedir nada, tengo la obligación de disfrutar lo que la vida me dé". Lo que no quita, dice, para estar orgulloso de todo lo que ha conseguido gracias a su trabajo. "Me han educado para ser educado, cordial, caballeroso, pero también para dar lo mejor de mí e intentarlo una y otra vez. He tenido mucha suerte, me ha ido muy bien, trabajo mucho para que me vaya bien".

'La cuarta hoja' llega en el mejor momento de su vida y dice Alborán que es un disco que nace del esfuerzo y la diversión. "Es el disco que más he disfrutado. He hecho el disco con mucha diversión, con mucho trabajo porque lo he hecho en mitad de una gira. Ojalá la gente lo goce como lo he gozado yo", dice el artista, que reconoce que tiene "intensidades de trabajo muy fuertes concentradas". El disco cuenta con varias colaboraciones, como la de María Becerra, Ana Mena, Aitana o Álvaro de Luna. "Quiero que la gente disfrute, que lo sienta, que cambien de opinión, que de pronto les guste un tema y al día siguiente no, que se cansen, que siga siendo música para los oídos de los demás".

Si hay una cosa en los conciertos de Pablo Alborán es emoción. Abajo, entre el público, pero también arriba, en el escenario. Porque el propio cantante reconoce que se suele emocionar durante el espectáculo, ya sea cuando canta a capela ante un auditorio abarrotado o cuando el silencio lo invade todo. "Siento gratitud e intento ser consciente de ese momento y digo qué suerte, qué bien estar aquí", dice. Y hay, por encima de todo, un recuerdo único al que recurre siempre que le tiemblan las piernas. "Mi abuelo me pone en un lugar especial antes de salir a cantar, antes de dar una entrevista, cuando estoy nervioso". Por eso Alborán siente que los buenos recuerdos son siempre la mejor medicina.