Mi jefe es un algoritmo
La 'Ley Rider' ha servido de modelo para el diseño de una nueva directiva europea del trabajo en plataformas digitales. El día en el que Bruselas debate los detalles, nos acercamos al día a día de Sindy, María o Anselmo: trabajadores cuyas dinámicas y supervisión dependen casi directamente de 'widgets' y algoritmos. ¿Cómo ha de diseñarse esta nueva regulación y qué aristas hay que pulir? Lo analizamos de la mano de Adrián Todolí, experto de la UV
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Madrid
La negociación para regular el trabajo de las plataformas digitales en el seno de la Unión Europea termina sin acuerdo tras la propuesta descafeinada de la República Checa. Con la española 'Ley Rider' como faro fundamental en el diseño de la nueva norma, nuestro país ha sido uno de los que ha dado marcha atrás a la propuesta comunitaria que flexibilza varios aspectos muy vigilados en el marco legal español.
"Nos vamos a jugar si la digitalización es con derechos laborales o no", ha dicho en la llegada a la reunión la vicepresidenta del Gobierno y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. El debate sobre la relación laboral de los 'riders' parece superado: "Hay una sentencia del Tribunal Supremo y una ley cuyo objetivo principal era aclarar la cuestión. Lo hizo añadiendo aspectos novedosos como el añadido de algoritmos como indicio de laboralidad. Por ese lado, en el caso de reparto, sí parece que el debate está cerrado", señala en Hora 25 de los negocios el profesor de la UV y experto en derecho laboral, Adrián Todolí.
Ahora bien, aunque todavía parece que está levantando alguna ampolla en el seno de Bruselas, lo que se debate en realidad es mucho más: es es el futuro de las relaciones laborales. Según Todolí, "la mayoría de trabajadores no saben que hay un algoritmo que está determinado sus horarios, su productivad o a qué velocidad debe trabajar" y parece que cada vez serán más los sectores que apuesten por esta fórmula.
¿Productividad o explotación?
El uso de 'widgets' y algoritmos para exprimir la productividad de los trabajadores roza una línea -en ocasiones muy delgada- con otro nombre: la explotacion laboral. Por eso es necesario elaborar un marco de regulación de su funcionamiento y sus dinámicas.
"En España se aprobó el derecho de los comités de conocer el algoritmo y cómo funciona", explica el profesor. Aún así, añade: "hay estudios que demuestran que el algoritmo exprime más al trabajador. Mucho más de lo que el cuerpo puede soportar".