Ese suplicio de otras épocas

Madrid

Ese suplicio de otras épocas. La realidad desborda la ficción. En la serie 'Homeland', el soldado Brody, uno de sus primeros protagonistas, es ahorcado públicamente en una grúa. Ahora, al menos dos activistas de 23 años han sido ahorcados por el régimen iraní al apoyar el movimiento de protesta de las mujeres que se inició hace tres meses tras la muerte de una de ellas, detenida en Teherán por llevar mal colocado el velo y fallecida tres días después. Al menos otros diez manifestantes están en los corredores de la muerte de las cárceles iraníes por pronunciarse a sí mismo a favor de los derechos de las mujeres y acusados de un delito tipificado como enemistad con Dios.

El ahorcamiento, ese terrible suplicio de otras épocas, es utilizado para aterrorizar a un movimiento de resistencia que ha logrado desafiar al régimen. Ante situaciones como esta, los ciudadanos que vivieron el tardofranquismo saben que no bastan las expresiones de condena si quieren evitar lo peor. Hay que actuar cortando las relaciones diplomáticas, cerrando embajadas o incluyendo a la Guardia Nacional Iraní en la lista de organizaciones terroristas. Y todo con rapidez si se pretenden evitar más ejecuciones. Otros muchos manifestantes detenidos afrontan la pena capital.